Una compañera de trabajo me ha puesto
sobre la pista de este restaurante ubicado en Izarra, localidad alavesa situada
a poco más de media hora de mi casa.
El restaurante está situado en una
antigua casa de ni más ni menos que 500 años, una casa conocida como “La Casa de
Doña Lola”. Pues debieron de surgir algunas ideas para rehabilitarla y darle
sentido y algunas instituciones se dirigieron al Basque Culinary Center en
busca de “aventureros”. Pues 3 jóvenes
valientes, María, Sergio y Blanca se animaron. De procedencia variopinta, una
Navarra, una Cordobesa y un valenciano.
Fundaron una sociedad con el nombre de
AmonaLola que hace referencia a lo que pretenden. Una cocina de las abuelas
pero con toques renovados. De esto hace
un año ahora y de un Gastrobar han pasado a ser un restaurante de referencia en
la zona. El título de este artículo es su filosofía: Aprender haciendo.
Hoy tenían una cena de mucha gente y
además con “peques” que ya sabemos lo dinámicos que suelen ser, así que nuestra
atentísima anfitriona nos ofrece la posibilidad de cenar en las mesas del bar.
Sin problemas, todo lo contrario, además a estas horas ya no hay prácticamente
nadie así que cenamos tranquilamente en una agradable mesa.
Echamos un vistazo a su carta. Tienen
tanto pintxos como raciones y una corta carta de vinos pero con algunas cosas
curiosas. Me decanto por probar un vino blanco que se ha traído la cordobesa de
por aquellos lares. Un Filitas y Lutitas, añada 2015. 90% Moscatel de
Alejandría y 10% Pedro Ximénez.
Maceración de pieles de un día y fermentado de
manera espontánea. La Moscatel en un fudre de 3300 L de más de 100 años de
antigüedad donde se envejecía Brandy, y la Pedro Ximén en una barrica de 300 L.
Una vez finalizada la fermentación se ensamblan los dos vinos y se cría durante
10 meses en el fudre con trabajo de lías.
En nariz me ha “mosqueado” un tanto. Pensaba
que no me iba a gustar. Aran me dice que le huele a “viejo”. Evidentemente se
nota esa presencia del brandy pero curiosamente en boca pesa mucho más la
moscatel. Es un vino diferente para mi, nada parecido a lo que acostumbro a
beber pero diremos que nos ha gustado bastante.
En el asunto del comer le preguntamos si nos
sacaría una a una toda su propuesta de pintxos para poder probar así lo más
posible de su oferta gastronómica. Y eso es lo que hacemos.
Comenzamos con buen pan y cuatro riquísimas
croquetas. 2 de jamón y dos de espinacas y queso. Perfecta ejecución. Crujiente
exterior y fluidas por dentro. Con sabor potente.
Continuamos con la txistorra de Arbizu. De las
mejores que conozco. Sin ninguna sensación grasienta. Sabe a lo que tiene que
saber. Cojonuda.
Tosta de antxoa doble costera. De nuevo calidad
al cien por cien y sabor al mismo nivel.
Gambón a la brasa. Una pieza de buen tamaño de
primerísima calidad y de sabor a raudales.
Pulpo y papada. Un tierra-mar que viene con un
pimentón picante que hace que mi compi se quede
con las ganas y yo disfrute como un txikillo. La papada a dos manos y
con pan, no digo más.
Espárrago blanco de Lodosa con vinagreta de
almendra. Suave, fino, se corta con el aire. La vinagreta estupenda. Muy, pero
que muy rico.
Huevo, patata y hongos con esencia de trufa.
Presentado en una preciosa cazuelita. Plato que asegura el disfrute. Un clásico
que jamás debería de desaparecer de la carta de un restaurante.
Txangurro a la donostiarra. Bonita
presentación. Sabor potente, incluso en mi modesta opinión diría que casi
demasiado. Pero está riquísimo.
Callos de bacalao al pil-pil. Cuando aparecen
me sorprende el color de esa salsa. Uno está acostumbrado a verla de un
precioso verde y no de un blanco impoluto. Pero en cuanto la pruebo reconozco el
sabor de ese pil-pil. Realmente sabroso y ligero.
Terminamos con una estupenda torrija con helado
de leche quemada.Torrija que pasa a la lista de mis top. Jugosa, con ese
“requemado” por encima que tanto me gusta y que no apasiona a Arantza, cosa que
agradezco. El helado está finísimo y el conjunto perfecto.
Un rico cafecito y una infusión y abonamos los
61 euros de la cuenta. El vino son 20 luego como podéis ver se puede cenar aquí
probando un montón de cosas y disfrutando por poco dinero. Al parecer los arroces se les dan muy bien y tienen varias propuestas, así
que,……… volveremos.
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