31 de enero de 2016

BODEGA LA CIGALEÑA (SANTANDER): D. Andrés, "di-VINO" tesoro.


Como corre el tiempo….. demasiado deprisa. En días como hoy me doy más cuenta de ello. Dicen que cuando es así es que uno, al menos, está entretenido. Será eso pero más de un año ha pasado ya desde la última reunión en este templo del vino.


Hoy nos faltan algunos pero también he tenido la ocasión de conocer gente nueva. Es uno de los mayores placeres que me genera esta afición nuestra y suele coincidir que además, es gente que merece la pena.

Desde diferentes procedencias, con representación de casi toda la costa bañada por el Cantábrico, nos vamos juntando hasta conformar el nutrido grupo de una docena de comensales. Asturias, Cantabria y Euskadi están allí presentes, de cada casa, lo mejor. Sin duda alguna.


Nos acomodan en el comedor de abajo, hoy no tenemos espacio suficiente en el privado, somos muchos. Ojalá vaya creciendo el grupo.



Dos de nuestros mayores “expertos” en asuntos vinícolas, están un poco “acojonados”, allí les meten, en una esquina, rodeados de sus respectivas compañeras que hacen que incluso parezcan “buenos”.

Aparece Andrés que primero nos cuenta un poco lo que vamos a comer y después, es un hombre de muy buen criterio, me comunica que vamos a beber muchos blancos. Es que….. yo siempre he dicho que el tinto es un “invento” que se creó para hacer buenos kalimotxos. J

Colocan en la mesa un estupendo pan del que vamos dando más que buena cuenta durante toda la comida. Pan de masa madre, con una corteza que parece pensada para mi, crujiente. Buena miga.


Comenzamos a hacer boca con una mini ensalada de bonita presentaciòn, con lechugas, pimiento, antxoas…. Apetecible cien por cien, fresca, sabrosa. Buen comienzo.



Y comenzamos, como no, también con el desfile de vinos. Como soy el mayor ignorante, simplemente me dedicaré a poner las fotos. Todos ellos, sin excepción me han gustado siendo bastante diferentes entre si.

Seguimos con unas muy ricas rabas de calamar. Me encantan, comería sin descanso. Sin tonterías. Producto puro y duro. Muy bien hechas.


Unas riquísimas mollejas, preparadas de una manera a la que no estoy acostumbrado pero que deja mejor conocer lo que realmente son. Sin rebozados, sin panes rallados. Naturales pero muy jugosas y tiernas. En esta ocasión, el “sector duro” ha estado muy vivo y nos ha “robado” media ración. Señal inequívoca de que realmente están muy buenas.


Nos llega ahora el que quizás en mi opinión ha sido el plato de la noche. Unas cojonudas potxas con kokotxas. En ración individual, tiernas y con muchísimo sabor. De este me como yo tres platos y me quedo tan ancho.


Estamos tomando un vino con el que Andrés me ha vuelto a sorprender. Un vino blanco de Iparralde, concretamente de Irulegi. Una bodega que desconocía y en la que acabo de comprobar que saben lo que hacen. Vino potente, serio, con una increíble acidez. Espero tener la ocasión de volver a encontrármelo puesto que estoy seguro de que ganará aún más con el paso del tiempo.


No estaba previsto pero es un plato que gusta mucho y al final hemos tenido el placer de comer un estupendo steak tartar con muchísima potencia sápida. Muy bien preparado. Da gusto comerlo. Alguno que otro dirá que esto necesita un vino tinto pero aquí hemos podido saborear otro blanco más y Andrés sabe cual es el que le va. Tiene que ir jugando con ellos para que unos no nos “tapen” a los otros. Hoy, en mi opinión, ha ido acertando en todo momento.


El único “problema” que ha tenido ha sido que en mi opinión se ha “merendado” al plato posterior. Un sabroso y jugoso salmonete con una salsa preparada con sus propios restos. Creo que lo ideal hubiese sido haber degustado estos dos platos a la inversa. Pero vamos, que no es cuestión de poner pegas que no las hay. No es mi plato favorito y siempre termino compartíéndolo.


Terminamos los platos principales con unas estupendas txuletas, de muy buena calidad. Una carne tan tierna que bien diría que es más ternera que vaca. La grasa está casi mejor que la carne en sí.

Acompañadas de unas cojonudas patatas fritas y unos maravillosos pimientos verdes fritos de tamaño “bocao”. Ambos exquisitios. Nos hemos puesto “bien”.



Mientras el resto comienza a degustar sus tintos yo tengo el placer de disfrutar de nuevo de un blanco. Dejo bien claro que es “mi tesoro” pero demasiada botella para un pésimo bebedor. De todos modos creo que he cumplido el papel bastante bien. Gracias Andrés, un verdadero detalle.
Un Bourgogne de Benjamín Leroux 2011. Rico estaba, muy rico.


Una selección de quesos que en algún otro momento sí sería capaz de detallar pero hoy, día en que pesa mucho más lo social que lo puramente gastronómico, tan sólo diré que todos ellos estaban muy ricos. Todos con sabor pero ninguno de ellos con excesiva potencia, esa que a mi al menos, me hace disfrutar muy poco de un queso.


Terminamos con un postre de chocolate presentado muy bonito. Ya los estómagos no están para nadie ni nada pero evidentemente no queda ni una migaja en los platos. Hay que ser agradecidos. No creo que ningún cocinero se queje de que le van muchos restos a la cocina.



Quiero agradecer también a las chicas, que han tenido el detallazo de obsequiarme con uno de mis antojos, un tubo de leche condensada la Lechera que me ha permitido disfrutar después de un cafecito golosón, de los que me apasionan. Muchas gracias guapetonas. Algún “envidiosón” ya ha chupado también del tubito pero bueno, se lo perdonaremos.

De nuevo hoy lo humano ha pesado mucho más que lo demás. Hacer nuevas amistades, con lo caras que están últimamente, no tiene precio. Hemos pasado una velada estupenda, llena de anécdotas y de buen humor. Ya sé que soy muy mal fotógrafo pero mejor así que se sabe pero sin demasiados detalles. :-)


Diré que lo pagado por persona han sido 85 euros pero difícil valorar semejante colección de vinos. Sólo deciros que aquí no os van a timar con ellos. Sus precios son tremendamente ajustados.

24 de enero de 2016

RESTAURANTE LA FABRICA DE JUAN (ZIERBANA) : Estupenda txuleta excelentemente "regada".


Hoy era día de celebración, nos vamos haciendo “mayores” y aunque nadie lo diría al verla, los años van pasando poco a poco.

Así que, aunque no es ninguna novedad, hoy “manda” ella . Quiere, mira que le gusta, comer una buena carne y por no repetir lo de siempre, nos acercamos a este restaurante donde en otras ocasiones he disfrutado mucho.


En este “no- invierno” que estamos teniendo, da menos pereza desplazarse. Hay muchísima gente de poteo. Ojalá siempre fuese así.


Nada más entrar al restaurante le echo un vistazo a esa “exposición” de botellas de vino que tienen en la zona de la pequeña barra. Allí hay algunas botellas “interesantes” y, es una botella que destaca, decido, inmediatamente lo que vamos a beber.


Por si las moscas, pregunto primero el precio y simplemente me quedo “anonadado”. Precio de bodega, incluso un poco más barato. Ellos sabrán como lo hacen pero yo encantado de los nervios.

Me alegra ver que la gente está animada. Mucha gente cenando. El local es amplio, luminoso y con buenas mesas bien “vestidas”. Copas de vino Schott de gran tamaño. Nos colocan en una junto a los inmensos ventanales. Es de noche pero se agradecen las vistas.

Buen servicio, amable, atento y simpático. Sin tiempos perdidos pero sin agobios. Vamos, como siempre debería ser.



El vino está casi a la temperatura recomendada para su mejor disfrute. Aunque la mayoría piensen que está “caliente”. Un Viña Tondonia reserva 2001. Por supuesto que es un vino blanco, quizás por su color alguno piense que no lo es tanto. Más bien un intenso color dorado. Magnífica nariz, creo que es un vino totalmente reconocible. Ya se que todavía es un “bebé” pero más vale “pájaro en mano” que….. 
Esperemos tener la oportunidad de ir probándolo cuando nos vaya “diciendo” más cosas. Impresionante, sin más.


Comenzamos con una ración de croquetas de hongos. Están muy ricas. Con mucho sabor y melosas. Repetiremos hasta la saciedad que generalmente donde se comen buenas croquetas el resto se da por sentado. Hoy ha sido así.


Como venimos a lo que venimos les comento que queremos una txuleta pero que sea mediana. Mi compi no tienen la capacidad sufuciente para dar cuenta de una tamaño “normal”. Al final un poco menos de un kilo ha pesado.


La sacan casi “virgen” y nos colocan un plato con un pequeño fuego debajo para que cada uno haga con la carne lo que le apetezca. Yo soy más de degustarla en plan “canibal” y Aran todo lo contrario. Así que como para gustos están hechos los colores, ambos disfrutamos y mucho de la excelente carne. Con buena grasa y además “comestible”. Buena calidad. Buen producto.



Viene acompañada por unas patatas cortadas en “gordo” y unos ricos pimientos rojos asados. Hoy si la compañía hubiese sido más “valiente” sin duda alguna que hubiera caído otra igual. Pero no tiene uno ya edad de hacer este tipo de “txulerías”.


Como tenemos un par de copitas de vino aún, nos pedimos un postre. Curiosamente mi compi se “confunde”. Piensa que ha pedido una torrija con helado pero lo que allí nos aparece es algo que nos deja un tanto “indifensos”. No tenemos ni idea de lo que es. Así que no me queda otra que preguntar. El camarero me da un par de pistas pero al rato llega el cocinero que me lo explica detalladamente.


 Estamos comiendo lo que podríamos definir como “leche frita”. Al estilo de las amamas. Curioso cuando menos aunque quizás, en mi modesta opinión, le falta un poco de “sabor”, un poco de “potencia”.  Los helados que la acompañan le dan un toque bien fresco.



Un cafecito y una infusión. El total abonado hoy ha sido de 68,75 euros. El vino 21,45 euros. Así que sin sois de beber agua  podéis disfrutar de una magnífica txuleta con entrante y postre por menos de 25 euros por persona. Excelente relación calidad-precio, sin duda alguna.

17 de enero de 2016

RESTAURANTE BATZOKI LAUDIO: Interesante novedad; nos va haciendo falta.

Cenar en mi pueblo es “fácil” o no tanto, según se mire. Hacerlo entre semana es casi más bien “milagroso”, aún hay un sitio que salva el asunto. Hacerlo en fin de semana es más “sencillo”, siempre y cuando tengas claro lo que buscas.




La culpa no es de la oferta, la culpa, indudablemente es de la demanda. Lo que han cambiado los tiempos. Muchos, hablando de ello me dicen que son cosas de la crisis. Evidentemente los que tienen la desgracia de padecerla no pueden permitirse ciertos “lujos” pero, aquí, como en todos lados, hay gente que tiene pasta, que tiene mucha pasta y que puede perfectamente, permitirse el placer de salir a cenar sin problemas y no lo hace. Creo que más bien está resultado un asunto de ciertos “cambios de costumbres”. Quizás si a cenar se fuese con maleta y el restaurante te pusiera una pegatina……. 
Así que nos animamos a visitar este nuevo local. Me alegra ver que al menos hay gente. Para ser viernes no está nada mal la cosa.



El comedor es amplio y con mucha luz. Tanto natural, buenos ventanales, como artificial. Buenas mesas, de buen tamaño. Agradable sensación, calidez. Ofrecen algún menú pero preferimos probar alguna cosa de su carta. 
Servicio joven y muy amable por parte de las chicas que nos han atendido. En todo momento atentas. Sin presionar pero sin olvidarse de nosotros.


Cesta de pan normalito pero sin coste adicional y sin problemas de reposición.
La carta de vinos es corta,de nuevo culparemos a la demanda. Mucho se “alardea” en este pueblo de beber buen vino pero creo que no sabemos lo que “dejamos de desear” en ese aspecto.Una pena pero así son las cosas.
Veo que tenemos un buen txakoli y además un txakoli “vecino” nuestro. Evidentemente la añada es demasiado joven. Hay una leyenda urbana que dice que el vino blanco pasado un año hay que tirarlo. Cosas de la “sabiduría popular”.  Txakoli Astobiza 2015, del vecino pueblo de Okondo. Esto es pura fruta. Fresco, más bien fresquísimo. De beber fácil. Incluso el que hoy no tenía intención ha tomado un par de copitas. Es más de su gusto. Pero que se deja beber, vamos que sí.


Comenzamos compartiendo una ensalada de ventresca. De generosa ración. Bonita presentación. Estupendo aliño donde he podido quizás descubrir algún toque incluso “dulce”. Nos ha encantado. De untar pan. Las antxoas que la acompañan le dan un agradable toque salado. La ventresca, cosa rica, no es precisamente algo con potente sabor así que se agradece que la compañía ayude.



Emplatada individualmente, cosa muy de agradecer, pasamos ahora a una buena merluza a la plancha. De calidad correcta y de buen sabor. Está muy gustosa. La piel crujiente y rica. Quizás la textura un poquito más jugosa hubiese estado bien pero esto es ya un poco “rizar el rizo”. Acompaña al plato una buena patata panadera y una pequeña ensalada que dejaremos de adorno.



Como siguiente hemos pedido un Entrecot de vaca.  Una carne de mucho sabor, realmente estaba rica, muy rica. Punto de sal muy a mi gusto. Tierna para tener semejante sabor. Una pena la parte “grasa” que no se ha dejado comer. Con lo que me gusta a mi la mezcla. Buena ración de patatas fritas y unos correctos pimientos rojos asados que son una maravillosa compañía para este plato.



Como mi hijo no es demasiado de postres a no ser alguna cosa muy “chocolatera”, nos decidimos a pedir una ración de queso Idiazabal. Lo suyo es con membrillo pero Ioritz no lo soporta, así que lo acompañamos con nueces. Muy rico el queso. Con sabor pero sin pasarse. Suave.



Un cortao para terminar la velada y pagamos 29,50 euros por persona. Creo que la relación calidad-precio es realmente buena. Me gusta esta nueva opción en el pueblo. 

Hoy tengo la ventaja de que no hay que conducir con lo que me puedo permitir un lujo que me encanta. Así que de allí al Haitzulo donde con “cierto riesgo” por mi parte, me tomo un estupendo GT con un toque de regaliz que poco o nada tiene que ver con los clásicos pero que se bebe con una falicilidad y una frescura muy a tener en cuenta. Rico-rico.

10 de enero de 2016

RESTAURANTE BASCOOK (BILBAO): La Hostia... qué Txuleta !!!!!

Para no perder las “buenas costumbres” y como no podía ser de otro modo, este 5 de enero hay que celebrarlo como es debido. Así que mejor en uno de mis preferidos.  Pensaba que iba a ser un día complicado, no lo es tanto. Imagino que el hecho de ser martes ha hecho que muchos piensen que no estaría cerrado. Hoy le soy “infiel” a “mi mesa”. La espalda de Aran no está para muchos trotes y mejor no forzar. Así que nos acomodan en una de sus estupendas mesas de madera de “buen calibre”. Silla para ella, asiento acolchado para mi.


Dejo que mi compi eche un vistazo a su carta. Los nombres de los platos tienen “su aquel”. Mientras tanto hoy descubro, gracias a esa carta una cosa que no sabía. El Aliron de nuestro Athletic que tiene historia propia.

He visto que en su carta de vinos aparece una cosa que no he visto nunca. Un ribeiro del que no me suena su nombre. No es de extrañar pues compruebo que la bodega nace en 2013. Concretamente en Ourense, a orillas del Miño. Preciosa etiqueta, obra del fotógrafo gallego Alberto Martí. En ella aparecen tres personajes de la época, El “rico”, el párroco y el “pobre”. Algunos piensan que sí pero tampoco ha cambiado tanto el asunto. Al menos ahora los pobres podemos probar cosas como estas y no son ya tan solo privilegio de unos pocos.

 La botella, de estilo Borgoña, de vídrio ahumado. Uva Treixadura y conservado sobre sus lías. Un vino que me ha sorprendido gratamente. Evidentemente a mi chica no le ha hecho tanta gracia. No es ese sabor afrutado sin más. Tiene clase. Un sabor distinto a lo habitual. A mi sí que me ha encantado. Su nombre: Ramón Do Casar, cosecha 2014. Creo que me lo apunto.


Perfectamente aconsejados por el camarero que nos atiende, uno de los “jóvenes veteranos” del local, decidimos compartir tres platos.
Nos obsequian primero con una crema de calabaza que ayuda a entonar un poco esos destemplados cuerpos.
El pan ha sido uno de los protagonistas. El panadero creo que “me conoce”. Corteza crujiente a más no poder. Me encanta. Esperemos que estos maltrechos dientes aguanten una temporada más. Riquísimo.


Comenzamos la cena con unos riquísimos Raviolis de bosque otoño con pomada de champiñón. Vienen acompañados de un vasito de capuccino de avellanas que está para comérselo con cucharilla y que bien pudiera ser un postre. Probamos cada cosas por su lado y después hacemos la mezcla. Me gusta que se note el sabor de la pasta. A pesar del excelente acompañamiento que no enmascara el producto. Muy conseguido. Si la que tengo delante disfruta así con lo “especial” que es, señal de que esto está muy rico.


Detallazo de emplatarnos todo individualmente y en raciones que bien pudieran parecer enteras. Gracias me hace cuando leo por ahí, en esas páginas “demasiado abiertas” a la opinión, de que aquí racanean con las raciones. Pues si esto es racanear, ¿qué será? La generosidad……..
Pasamos al Sukalcook de guisos largos a la bizkaina. Carrilleras y callos. Te dan la opción de que elijas el ingrediente principal. Por la que me acompaña, lo de los callos queda descartado así que nos decantamos por unas estupendas carrilleras. 

Tienen el detalle de obsequiarme con algún callito de compañía. Acompaña al plato una especie de crema con un sabor más que intenso. Por sí sola es de “complicado” sabor pero al mezclarla con la salsa el resultado es muy agradable. Para Aran esto ya es demasiado. Valiente sí pero hasta cierto punto. A mi sí que me ha gustado por lo original y por lo arriesgado.


En cuanto lee lo de txuleta no puede evitarlo así que finalizamos la parte salada con el Taco de Txuleta de la Hostia con patata y pimientos rojos asados. Por supuesto ella pide que se la pasen un poco más. Carne de excelente calidad. Muy tierna pero a su vez con muchísimo sabor. Volvemos a no estar de acuerdo pero eso me favorece. Esa grasa que ella es incapaz de comer me la “dona”. Qué placer cuando mezclas la parte magra con la grasa. Esto es como comer paletilla pero a lo grande. Muy buena. Estupenda. Los pimientos están a la altura y la patata idem de idem.


Mientras yo salgo a la calle a echar un poco de humo,  nos obsequian con un postre que no habíamos pedido. Un Brownie de chocolate acompañado de un helado color rosa. De primeras digo que es un sugus de fresa. Luego digo que me recuerda a un “palote”. De Juan a Pedro……… Pues tampoco ando tan mal de paladar. Efectivamente la idea es que sepa a sugus. Pues sabe.


Y terminamos con dos raciones tremendas de Torrija con helado. Esta vez, se llame como se llame, me sabe a caramelo de café con leche o algo muy similar. Hay que reconocer que Diego es un verdadero artista en lo que a hacer helados se refiere. La torrija está jugosa y riquísima. Tal es la cantidad que incluso un servidor tiene que dejar un poco en el plato. Hemos cenado casi en exceso. Pero como dice el otro: “ande yo caliente”…….


Con un rico cortao y una infusión damos por concluida la velada. Tranquilo ambiente. Restaurante de mucho éxito en la capital. Son ya unos años de rodaje y les va bien. Seguiremos siéndoles fieles, se lo merecen.


Sin contar el vino, hemos salido a 40 euros por persona que me parece, como siempre, una estupenda relación calidad-precio. Su página web: www.bascook.com