23 de diciembre de 2019

ARPIKU-LA TABERNA DEL ZARATE: Un "navarro" en Santo Tomás.


Después de la visita de hace dos semanas y tras un pequeño “parón” por asuntos de “excesos de calcio” que me impidieron asistir a su inauguración, vamos a probar en vivo y en directo este nuevo local  que  sabiendo en manos de quien está damos por supuesto que alguna sorpresa agradable nos deparará.

Hoy es un día muy complicado en la capital, Santo Tomás y además sábado. Pero es una fiesta más de día que nocturna y que se congrega sobre todo en otra zona de la ciudad. Así que con un cierto temor a no encontrar hueco para el coche, tenemos suerte y aparcamos muy cerca de nuestro destino.

Mucha gente fuera, disfrutando de sus vinos y sus propuestas de barra. En el comedor al final también nos juntamos unos cuantos comensales. Buenas mesas, sensación de amplitud y limpieza y muy buen servicio por parte de dos jovencísimas camareras.

Excelente propuesta de panes, con 3 tipos diferentes que ya conozco sobradamente de su “hermano mayor”,  el  Zarate. Probamos los 3 y a cada cual más rico.
Carta bastante surtida de vinos con algunas interesantes propuestas, quizás echo de menos algún espumoso más pero sabiendo quien está detrás de ello supongo que en breve irán ampliando su oferta.
Me acompaña mi amiga Marijo que es amante de vinos jóvenes, sobre todo si son blancos y prefiero que disfrute ella que yo ya pruebo suficiente y me está haciendo ser casi un “rarito” a la hora de pedir. Así que nos decidimos por un albariño de calidad pero un poquito joven para mi, un Zarate 2018.  Siento mucho que esa fruta tan marcada no sea precisamente lo que más me enamora hoy en día pero mi compi disfruta muchísimo con él. Yo hago algo, que me perdonen vds. pero…. me gusta, qué le vamos a hacer y siempre he dicho que a mejor vino, mejor…. Kalimotxo.  Los puristas que miren hacia otro lado.

Comenzamos con media ración de croquetas. Bien hechas, con su crujiente y buen sabor. En ese momento me entra un antojo, quiero probar su croquetón, el que ofrecen en barra y aunque no es plato del comedor, tienen la amabilidad de sacarnos un par de ellos. Estupendo tamaño y un relleno de carne que  los hacen muy pero que muy interesante (foto superior).

Compartimos ahora una más que generosa ración de escalibada. Acompañada de unas ricas antxoas. Hacía mucho que no la degustaba. Mezclando todos los ingredientes tiene buen sabor, los pimientos rojos estás cojonudos.

Estando en un restaurante que alardea de cocina navarra, las verduras tienen que ser casi de obligado cumplimiento, así que parrillada de verduritas de temporada. En esta ocasión la ración es ya exagerada. Siendo dos comensales de agradecido estómago y buen apetito, no somos capaces de terminarla. Ricas, en todo caso para mi gusto personal las hubiese preferido un tanto más crujientes, más “al dentes”.

Terminamos con unos “txipis” en su tinta que más bien ha sido un “begihaundi” en su tinta. Textura perfecta, calidad superior. La salsa está para terminarla con cuchara. Remate de diez para una buena cena.

No tenemos sitio para postres así que abonamos 86 euros de la cuenta con invitación a un par de correctos cortados que nos sirve Maider con su jarrita de leche, como es menester. Una experiencia agradable, buena cocina, buenos precios y buen local. Dentro de algunos meses volveremos por aquí y veremos su evolución.


15 de diciembre de 2019

RESTAURANTE ZARATE (BILBAO): Hemos tenido un "hermanito"


Efectivamente el Zarate nos ha dado la buena nueva de la apertura de un nuevo local en la capital. Hemos pasado por allí para hacernos una pequeña idea de lo que nos deparará. Vinos por copas, algunos parecen interesantes. Propuesta de picoteo de calidad en barra pero centrándose en 3 productos, sus tortillas, sus croquetones y el jamón de calidad. Y al fondo el comedor que presume de cocina navarra. Viendo un poco su carta compruebo que las verduras tienen peso. En cuanto podamos pasaremos por allí a visitarles.

Después de un cafecito en Arpiku- La Taberna del Zarate nos desplazamos hasta su hermano mayor, el Zarate con mayúsculas. 
Con la compañía que llevo hoy lo de platos novedosos como que difícil, así que dejo que ella decida lo que vamos a cenar mientras Alvaro y yo vamos pensando el asunto líquido al que tampoco vamos a dar demasiadas vueltas.
Nos deleitan con un delicioso aperitivo y con su propuesta de panes que como siempre resulta mucho más que atractiva.

Aran se ha decantado por su sopa de pescado que curiosamente creo que no había yo probado aún. Presentados los productos sólidos en el plato antes de nada y así vemos la calidad y la cantidad de los mismos. Posteriormente lo riegan todo ello con una crema de la que dejan la jarrita para que, si quieres, añadas más. Desde luego que esta sopa queda en el top de las degustadas, maravilloso modo de atemperar nuestros estómagos.

Hemos abierto ya la botella de ese cava que nos ha recomendado Alvaro. Un monovarietal de macabeu. De Maria Rigol Ordi. Con una crianza mínima de 50 meses con tapón de corcho. Producción limitada a poco más de dos mil botellas. Son cavas experimentales seleccionados de cosechas excepcionales. Difícilmente tendremos ocasión de repetirlo. Burbuja minúscula como es menester en los espumosos de calidad. Bonito color y buena nariz con intensidad. Me ha gustado.
Arantza, para no variar se ha decidido por un rape. Sobra decir que aquí el pescado es simplemente extraordinario. Nunca falla. Estupenda ración en su punto ideal y acompañado de unas patatas de diez.

Yo hoy tenía ganas de su cordero y a ello que me lanzo. Tampoco el trato a las carnes se queda aquí atrás.  Perfecto, ninguna queja. Ración generosa y muy sabrosa.

Mi compi no puede más, ni siquiera se atreve con un postre así que yo, para no “disgustar” a mi amigo Pepe que había apostado que lo iba a hacer, me pido media ración de uno de mis platos preferidos, como no podía ser de otro modo, unos callos de bacalao en su bizkaina que es un "postre" que te deja un sabor de boca de complicado “olvido”. Cojonudos, como siempre.

Infusión y rico cafecito con sus detalles fin de fiesta. Abonamos 60 euros por persona sin incluir la bebida. Precio acorde con la calidad de su producto y el servicio prestado. Lo dicho, la próxima vez visitaremos al hermano pequeño y os lo contaremos.

1 de diciembre de 2019

RESTAURANTE ZIGOR (OKONDO): Un oasis en el desierto.


No sabía muy bien si repetirme pero después de pensarlo un tanto he decidido que merecía la pena y que, además, qué narices, creo que se lo merecen. Aprovecho la entrada más "exitosa" del blog para renovarla un poco y así podéis ver alguno de sus nuevos platos. 


Viernes noche y nuevamente el local está a tope, afortunadamente había reservado con tiempo.



Pregunto primero a mis compis sobre lo que quieren y tengo la suerte de que son de mi misma opinión, que sean los cocineros los que decidan.



 En el asunto del beber mi txikito y yo llevamos una botella de un estupendo espumoso. De la nueva denominación, corpinnat. Un Recaredo Serral del Vell brut nature 2011. Uvas Xarel-lo y Macabeo. Un vino que descansa durante casi 7 años en las cavas antes de su degüelle que se realiza a mano y sin congelación. Espuma abundante y de lenta desaparación y burbujas muy finas. Calidad a simple vista. Está muy rico, hubiésemos necesitado un par de copitas más.



Hemos comenzado con una "gilda". Evidentemente no lo es como tal pero con los ojos cerrados y en boca es a lo que sabe. Cojonudamente lograda. 
No quiero perder las fotos más "apetecibles" de la cena anterior así que aquí queda aquella ensalada roja.


Hoy hemos continuado con puerro a la brasa con una salsa que bien puede parecer romesco pero con un toque de zanahoria que la hace diferente.



Dejo constancia de otro plato de la anterior visita, un plato que nos encantó. brócoli brasa  


Degustamos ahora, emplatado individualmente un huevo a baja temperatura sobre un suave y apetitoso puré de patata. Estupendo.



El plato que hoy nos ha enamorado ha sido sin duda alguna un pan bao relleno de una carne que estaba para chuparse los dedos si me apuras hasta de los pies. Sabroso a más no poder impresionante.



Otro plato que ya habíamos probado y que si la vez anterior me sorprendió hoy ha rematado mi excelente opinión, unos txipis brasa con cuscús. Ya hoy sabía que ese color "engaña" y mucho, sabor a raudales. 



Terminamos la parte salada con la presa ibérica y patatas asadas. Muy buena carne, en su punto exacto.


Pasamos al mundo dulce. Dejo foto de la anterior tarta de queso que era la japonesa.


La de hoy ha sido más de casa, sin ser mi preferida, la clásica, me ha gustado mucho y he dejado que Oihane disfrute de esos frutos rojos que no son mi pasión. 



Otro más, un postre que por el nombre le ha entrado por los ojos a mi retoño. Cho-co-la-te. Helado de chocolate, chocolate blanco, bizcocho de chocolate..... Qué más quiere él. Eso sí su chica se lo ha puesto "difícil" y ha tenido que compartir y tener un poco de paciencia hasta que ha conseguido su objetivo.



Catamos también un queso que tenía Iñigo por allí Un queso italiano que si no me confundo era un Pecorino. Con un toque de trufa. Muy rico, realmente rico. 



Un cafecito en solitario, estos jóvenes no usan. Abonamos algo menos de cien euros por todo ello. Realmente un precio muy competitivo que hace de este local un reclamo muy apetecible. Cenar así por este dinero es un verdadero lujo. Que sigan, que puedan trabajar así, con sabores reconocibles pero jugando en la cocina, algo que hace que ellos se diviertan y los demás disfrutemos. 



24 de noviembre de 2019

FontaChef, un "mayorista" que SI limpia pescado.


Siempre he dicho que mi afición por la buena mesa me ha hecho disfrutar de maravillosos momentos pero sin lugar a dudas y por encima de todas las cosas me quedaré con la gente que me ha permitido conocer.

Hoy ha sido uno de esos días donde nos une un algo en común, un gusto por la buena cocina, a ser posible los buenos vinos y desde luego, la maravillosa compañía.

Nuestro amigo Luis se echó un “largo” sobre lo bien que preparaba los arroces. Estamos demasiado cerca de Bilbao como para inmediatamente no soltar aquello de: “ no hay huevos”. Cobarde no es y aún sabiendo de antemano lo “cabritos” que somos, se ha animado con ello.


Mientras se debatía en esa desconocida cocina con todos los maravillosos productos por él mismo elegidos, nosotros íbamos, poco a poco degustando algunas de las propuestas de picoteo y a la vez abríamos algunos de los vinos desconocidos que en su generosidad un par de amigos han aportado. No nos han impresionado. Quizás libre un tanto esa malvasía Tinerfeña que para mi gusto tiene una fruta exagerada, ya lo avisa en su etiqueta: aromática.

Jamón rico, pero rico-rico, una cabeza de jabalí que me ha descolocado un tanto. Mucho mejor de la que recordaba, diría incluso que me parecía una buena mortadela. 

También un queso de cabra que Jabier nos había traído de su viaje a Canarias. Cojonudo, por cierto. Y unas estupendas antxoas de Laredo que ya estamos acostumbrados a degustar. Todo ello acompañado de un bien rico pan de Oleriaga que como siempre, acompaña macanudamente cualquier comida que se precie.

Luis, escudado por un ayudante “bien mandao” va peleando con sus pescados, sus verduras. Cazuelas grandes, somos unos cuantos. Que si el punto, que si la sal, que si aquello y lo demás allá.

Una vez ya aposentados tranquilamente y tras dejar un tanto que repose ese primer arroz, nos metemos entre pecho y espalda un plato cada uno que bien pudiera considerarse un plato combinao. Rape para reventar, mejillones, jibión del rico y buena ración de arroz. Diga lo que diga nuestro chef está en su punto. Ahora ya es un txakoli vecino, el UNO en concreto el que riega las viandas.


Luis sigue su particular pelea, había decidido prepararnos otro arroz, en esta ocasión con más poderío. Ahora el punto se le queda en nuestra modesta opinión un tanto “corto”. Yo, que bueno del todo no he sido nunca, lo he bautizado como: “arroz perdigonero”. Sabroso a más no poder , eso sí. Tampoco tenemos ya hambre alguna con lo que nuestra capacidad de crítica está un tanto aminorada.


Para este segundo arroz abrimos ya alguna de las botellas de un espumoso chileno que dentro de su calidad-precio es un vino muy agradable. Entra estupendamente. Un Estelado rosado, de bodegas Torres. Rematamos la faena con un manjar del bosque que poca presentación necesita y a su vez muy poco trabajo, gracias Jon.

En una mesa con gente tan variopinta las conversaciones no lo son menos pero la velada es total y absolutamente satisfactoria. Unos ricos  cafecitos y unos cojonudos GTs ayudan bastante a ello.

Nos vamos hasta una próxima ocasión que esperemos no tarde demasiado. Eskerrik asko a tod@s los asistentes pero en especial a FontaChef

10 de noviembre de 2019

BAR AZOKA (LAUDIO/LLODIO): Eskerrik asko, Victor.


Los que somos un poco…… ¿frikis? En asuntos de los vinos no siempre lo tenemos fácil. En este pueblo, que no es demasiado diferente de los demás, el público en general tiene gustos muy definidos y no excesivas ganas de “explorar” nuevas opciones. Por ello la oferta suele ser, generalmente, muy frenada por la demanda.



Pero siempre hay valientes que intentan que las cosas cambien un poco, que no todo sea sota, caballo y rey. En Laudio uno de esos sitios, sin lugar a dudas es el Azoka. Siempre ha tenido fama de mimar esos combinados, de hacer que el gin tonic no sea únicamente tónica y ginebra, que uno pueda disfrutar de un trago largo que diga un poquito más, que el paladar disfrute en un más allá de hielos que enfrían lo de siempre.

Pero Victor ha dado un paso más, se ha animado a “jugar” un poco en el mundo de los vinos. Una apuesta arduo difícil entre una infección de “riojitis” difícilmente “vacunable”.

Así que desde hace ya unos meses, tenemos la suerte de poder degustar cosas distintas. Su oferta en botellas es destacable. Unos cuantos tintos, otros cuantos blancos e incluso un par de ricos rosados y para colmo, tres espumosos que no están nada pero que nada mal.

Generalmente los viernes, acompañado de un par e incluso tres afortunados jubilados que cada día me generan más envidia, suelo sentarme tranquilamente, bien en su terraza exterior en temporada más veraniega o en sus cómodas mesas interiores para disfrutar pausadamente de alguno de esos vinos.

Encima tenemos la suerte de poder acompañarlos con un buen plato de estupendo queso y jamón o de alguna de sus propuestas en plan pintxos de los que siempre disponen en su no mal “armada” barra.

Nos comenta el dueño del local que somos pocos, quizás demasiado pocos los que solemos optar por estas propuestas. Dicen algunos “listillos” que es caro. Me río yo de lo caro. Degustar una botella de un rico espumoso con un plato de buena jamada por no más allá de 8 euros persona……. ¿caro? Muchas veces nos lleva un par de horas y un rato de esos donde además generas empatía. Conoces a tus amigos aún mejor y aprendes que no todo es un crianza sin más.

Para nosotros ha sido una pequeña salvación y nos permite probar cosas que difícilmente conseguiríamos catar por nuestra cuenta. El vino sabe distinto entre amigos, es mucho más agradable cuando se comparte.
Pues lo dicho, ojalá que algún día las cosas cambien y la gente abra un poco su mente y Victor pueda ir un poco más allá. Por lo pronto eskerrik asko por lo que nos toca.