28 de octubre de 2018

RESTAURANTE GU2 (BILBAO): Me dieron ganas de "canthar...."


La vida lleva una velocidad impresionante, punto contrapuesto a lo larga que puede ser una noche de insomnio. Un año de nuestra última visita aunque nos hemos visto antes por su nueva propuesta en la capital.

Nos reciben Monika y Alberto y nos acomodamos en su coqueto comedor con la intención de disfrutar de su cocina.
Antes de nada un vistazo a la carta de vinos y cual es mi sorpresa al leer: Txakoli Lexardi 2013 (txakoli de guarda). Le pregunto a Monika si le queda y me dice que una botella. Pues lo siento pero  mañana no te queda ninguna. Un txakoli diferente, fermentado parcialmente en barrica y crianza de 8 meses sobre sus lías. Variedades Hondarribi Zuri Zerratia y Petit Manseng. Un vino con una nariz que marca y mucho la madera. No aparece por ningún lado la característica acidez de un txakoli al uso. Creo que incluso aún le queda capacidad de mejora en botella. Yo tengo en casa una guardada, veremos.
Una rica crema de calabaza acompañada por un langostino nos abre el apetito.

Unas cojonudas gambas a la plancha que degustamos a nuestro modo, sólo me mancho las manos yo. Pero conste en acta que es así como más disfrutamos ambos, así que para qué discutir. Muy ricas.

Le toca el turno ahora  un plato de esos “de toda la vida”. Uno de esos platos que dignifica y de qué manera lo clásico. Producto que bien mezclado te hace disfrutar como un txikillo. La “alta” cocina lo tiene muy “jodido” para producir semejantes sensaciones. Unas cantharellus (angulas de monte) con yema de huevo y foie. A dos manos, con buen pan, perdiendo la compostura pero con ganas de ponerme a cantar. Divino plato. Magnífico.

Como plato principal hoy le ha tocado el turno a una estupenda lubina. Perfectamente preparada. En su punto. Carne suelta. Sabor……. Poco que añadir. Disfrute.

No hay sitio para postres, como hoy hace de nuevo una noche medio primaveral, salimos a tomarnos el cafecito y el último trago de txakoli a la terraza. Nos acompaña Monika, un “torbellino” de mujer con la que “arreglamos” parte de este mundo que no tiene solución.
48 euros por persona sin vino han tenido la culpa. Nada que objetar, más bien todo lo contrario. Uno de mis restaurantes preferidos, de esos que cumplen con todos los requisitos para la satisfacción del comensal.

18 de octubre de 2018

RESTAURANTE ABIAGA (AMURRIO): Bueno, bonito y barato.


Para mi desgracia las costumbres han hecho que restaurantes como éste hayan tenido prácticamente que echar la persiana nocturna y eso me complica mucho las visitas.
Así que si quiero visitarles y disfrutar de su cocina no me queda otra que cambiar un tanto mis costumbres y pasar por aquí al mediodía.
Así que acompañado de mi retoño nos acercamos hasta la vecina localidad de Amurrio a sabiendas de que vamos a comer bien.

Me alegra ver que tienen casi colgado el cartel de completo que a día de hoy es mucho decir.
Amplio comedor y bien vestido, buen servicio, como siempre. Nos acercan sus míticos aperitivos con ese recuerdo a “pizza” que engancha.

Buen pan, cosa que yo siempre agradezco sobremanera y compartimos un par de platos que tienen el detalle de emplatar individualmente.
Salteado de verduras y langostinos. Riquísimo. Punto maravilloso de las verduras y buenos langostinos. Un plato muy apetecible y sabroso.

Canelones con salsa de txipis. La foto no es la de hoy, pero ya los había probado en otra ocasión, así que aprovecho. Un plato que de nuevo destaca por su calidad y sabor.


Para beber nos hemos decantado por un champagne. En concreto un Veuve Cliquot. Variedades chardonnay,  Meunier y Pinot Noir. Pues cada día disfrutamos más con los espumosos. De estos no hay “malos”, los habrá menos buenos en todo caso. Esto marida con todo. Rico, sin más que comentar.
El txikito se lanza a por una espalda de cordero al Idiazabal. Buena carne, bien hecha, jugosa. El sabor del queso le da un toque genial pero sin eclipsar para nada al del cordero.


Yo, creo que no lo había probado nunca, prefiero comerme un bacalao a la llauna. Receta típica de la cocina catalana. Se nota el toque de Marta. El pescado, creo que con la foto queda todo dicho, de calidad superior. Cojonudas lascas que se abren sin necesidad de “empujar”. Eso sí, sintiéndolo mucho, y con los debidos respetos……. Me gusta más el pil-pil.

Terminamos como no podía ser de otro modo con un rico queso de la zona que yo acompaño con un poco de membrillo.
Cafecito y terminamos las copas en la terraza. Hace un temperatura estupenda.

Salimos a 38 euros por cabeza sin vino. Un precio ajustadísimo a lo que hemos comido. Como siempre, un verdadero disfrute. Sin duda alguna de lo mejorcito que tengo cerca de  casa.

12 de octubre de 2018

RESTAURANTE BIDEKO (AMURRIO): UNO "viejo" muy joven.


Amanece un día precioso. Madrugar tiene pocas pero algunas cosas buenas.


Hoy es un día de sabor “agridulce” para nosotr@s. Después de pasar unos cuantos años en nuestra compañía, algunos de ellos dirigiendo “el carro”, nuestra “jefa”, nos abandona. No ha sido una fácil elección pero dado el poco o más bien ningún “mimo” ni cuidado de nuestros responsables políticos, no ha tenido más opción. Siendo sincero es la primera vez que voy a echar de menos a uno de mis jefes, en esta ocasión siento realmente una pena muy grande.


Hoy la comida era lo de menos pero esto es un blog que se dedica a contar cosas del comer y del beber, así que al menos, referencia haremos del lugar y de lo degustado.
Bideko es un restaurante de referencia en nuestra zona, sin duda. Buena cocina, buenas instalaciones, buen servicio y además, atención destacable en asuntos vinícolas, que le dan un plus importante. Aquí degusté yo uno de mis platos para el recuerdo, impresionante ensalada de láminas de bacalao.


Hoy comemos el menú, una pena pues no es la mejor manera de apreciar realmente lo que una cocina puede dar de sí, pero…..


Muchos platos a elegir, opciones más o menos interesantes donde queda muy claro lo diferentes que somos en cuestión de gustos.
Pan normal y pan casero, del que me gusta. Buena mesa, muy amplia y buena atención.


Decir que prácticamente todos los platos han estado a buena altura, de buena calidad. Así que no perderé demasiado el tiempo en describir, las fotos hablarán por sí mismas.
Una docena de comensales, muchos “bebedores de vinos tintos”, pero, de nuevo, tengo la ocasión de comprobar que eso de que los blancos no gustan no deja de ser un chiste poco menos que gracioso.


Conozco el sitio y a la sumiller, así que le pido si tiene por ahí guardado uno de sus txakolis pero de alguna añada un tanto “vieja”. Tenemos suerte y allí nos aparece con un UNO 2014. Está muy frío por lo que la primera impresión es de triste nariz y más triste aún boca. Pero le damos un poco de tiempo. A medida que la temperatura se templa las cosas cambian. Más de una cara de sorpresa al ver que esto comienza a expresar otras sensaciones. Yo opino que incluso en un vino que está aún joven. He probado recientemente un 2012 y algún 2013 y pienso que están en su preciso momento. Txakoli que es un señor vino. “aposentado”, sereno. Mantiene un punto de acidez pero totalmente “domada”. Intensa nariz a fruta y una boca sosegada que invita a un trago pausado y largo. Me encanta.
Paso a presentar algunos de los platos degustados.
Ensalada de láminas de tomate con ventresca, cebolleta y picadillo.

Ensaladilla rusa

Ensalada de pimientos del piquillo con bonito y mezclum

Garbanzos con berza

Escalope de ternera con salsa de queso

Parrillada de pescado

Hojaldre relleno de carne con setas y su salsa

Albóndigas en salsa. En esta ocasión hubiese preferido que en vez de tomate la salsa hubiese sido la de los demás platos.

En los postres, tarta de queso con helado


Tarta de cuajada con higos.


Bajamos al porche. Unos estupendos cafés en una buena mesa redonda, unas copas de cava, la jefa invita. Salimos a menos de 20 por barba propina incluída, precios de ganga. Vamos contando anécdotas, hay “ojillos” brillantes. No queremos que llegue el momento. Es como un sueño donde uno piensa que al despertar nada de esto ha ocurrido pero…..


Toda la suerte del mundo en tu nuevo destino, siempre estarás ahí. Un inmenso placer haberte conocido y además esto no es un “adiós”, es un hasta siempre.