Las
nuevas costumbres, las nuevas generaciones, las nuevas “culturas” han
conseguido que muchos locales se hayan
visto obligados a no ofrecer cenas los fines de semana. Esto pasa desde hace ya
un tiempo más que largo. Ahora se lleva mucho eso de “picotear” y dejarse los
cuartos en otros menesteres.
Pero
hoy era un día un tanto especial, sábado de carnaval y me ha venido a la cabeza
que quizás tuvieran alguna reserva hecha y así podía yo aprovechar para
quitarme el antojo de visitar a mi amigo Patxi. He llamado y efectivamente
abría, así que hoy me quedo en mi pueblo.
Es un
restaurante donde he comido en muchas ocasiones y donde hemos celebrado más de
una despedida. Un local y un cocinero con nombre en el pueblo, puedo aseguraros
que su fama es bien merecida.
Nos
aposentamos en su pequeño pero muy coqueto comedor en una de sus estupendas mesas y nos acercan el
que va a ser el menú carnaval de esta noche.
He
pedido permiso a Patxi para llevar el vino. Hay botellas que uno no sabe mu
bien si abrirlas o no. Conoce el “poderío” de guarda pero no el momento exacto
de apertura. En esta ocasión se trata de un txakoli, un Itsasmendi 7, cosecha
2009. En la cata que hicimos en Bilbao fue el que más me gustó pero hoy me ha
vuelto a sorprender. Un vino que tiene ya más de 10 años pero que conserva una
acidez impresionante. Me he arrepentido y encima difícil lo tengo para
encontrarme con otra botella. Es increíble como se conserva, qué potencia.
Incluso diría que no he disfrutado con él lo que me esperaba. Yo los quiero más
“domados”, más sedosos. Marijo me dice que le encanta y eso es señal de que
está casi demasiado frutal. Bueno, desgraciadamente en esta ocasión las
golondrinas no volverán sus nidos a colgar.
Comenzamos
la cuestión gastronómica en sí. Grata sorpresa con el pan. Un pan casero hecho
a mi gusto. Corteza crujiente a más no poder. Cojonudo.
Colocaré
los nombres de los platos y la foto correspondiente. Todos y cada uno de ellos
a un nivel notable y en algunas ocasiones incluso sobresaliente. Patxi sabe lo
que se hace. Disfrute total y absoluto.
´
Para que luego diga mi amigo Pepe que no como verduras. Pero si están preparadas así me como lo que haga falta.
Calidad de diez del bacalao. Lascas tremendas. Riquísimo.
Quizás decir aquí que yo hubiese preferido que la salsa no tocase la carne. Está tan rica que no necesitaba "ayudas".
Rematamos
con dos estupendos cafecitos y tengo incluso la suerte de tomarme un txupito de
un PX que han encontrado por allí para mi. Todo ello nos sale 80 euros, sin
vino. Un regalazo. Eskerrik asko Patxi, un verdadero placer, me va a “joder” un
poco esa prematura jubilación de la que tienes intención de disfrutar.