30 de septiembre de 2018

RESTAURANTE ZARATE (BILBAO): Y la República se postró ante "el rey".


Tocaba ya visita a algún restaurante donde poder disfrutar de una buena comida con mis amigos y después de barajar algunas posibilidades y dado que Javi tenía muchas ganas de conocerlo, nos animamos a pasar por el Zarate.

Tras acomodarnos en una de sus elegantes mesas, nos acercan las cartas. Dejo que mis acompañantes echen un vistazo pero dado que es la primera vez para uno de ellos, quiero que pruebe alguno de sus míticos platos.
El sumiller oficial, Alvaro, está de vacaciones pero entre que vamos con ideas claras y la ayuda del que hoy hace las veces, nos apañamos estupendamente.
Asi que para empezar y tras acercarnos algunas propuestas, nos decantamos por un desconocido que tiene muy buena pinta. Concretamente un Ribeiro, un Cháns e Lus cosecha 2015. Un proyecto personal de Bernardo Estévez que es muy dado a la viticultura ecológica y natural. Un vino de una producción muy pequeña. Variedades:  Treixadura, Lado, Silveiriña, Loureira, Albillo, Albilla.
Tras una arrancada donde se aprecia un tanto “subido” el alcohol, desaparece esa sensación en poco tiempo para pasar a un vino con una extraordinaria acidez, un vino con mucho cuerpo que gana y mucho en la segunda copa. Servido a una temperatura ideal, me alegra un montón ver como mis “ayudantes” disfrutan con él tanto como yo. Espero poder disfrutarlo con un añito más de botella. Riquísimo.
Elegimos dentro de su propuesta de panes el que más nos gusta a cada cual aunque después, en una segunda pasada, tenemos la oportunidad de probar más. Todos ellos cojonudos.
Nos deleitan con un aperitivo en forma de brandada de bacalao con alga nori y picatostes. Muy suave, con mucho sabor, un abrir sensaciones muy acertado.

Continuamos con su huevo trufado. Presentado en raciones individuales. Yo ya lo he degustado en varias ocasiones. Javi se queda asombrado de la cantidad de trufa que lleva y del olor que despide. Realmente a mi me tiene enamorado. Impresionante.

Seguimos con el arroz socarrat, en esta ocasión de marisco. Punto perfecto del arroz, sabor a raudales pero “domado”. No es posible encontrarle la pega, ni falta que hace.

Para terminar con los primeros, Javi tenía clarísimo que quería probar algo nuevo para él. Esos callos de bacalao de los que tanto me ha oído hablar. Pues dicho y hecho. De nuevo un sorpresón muy agradable para él. No pensaba que estarían así. Finura extrema. Salsa para pasar la lengua por el plato. Tremendos.

El ribeiro se terminó, y tenemos clarísimo que toca espuma. He visto en carta algo desconocido para mi pero que tiene una pinta estupenda. Me confirman que "malo" precisamente no va a estar así que venga, a por ello.

Un cava Clos Lentiscus Xarel-lo Xpressió. Al cincuenta por ciento variedades Xarel-lo y Xarel-lo Vermell. La fermentación se hace durante siete meses con levaduras autóctonas. En barricas de roble en el caso de la Xarel-lo y en ánforas romanas para la segunda variedad. Su crianza es de cinco años.
Tiene de todo para disfrutar, frescor, fruta, ya madura. Cuerpo sedoso. Trago largo, muy largo. Pepe me dice que es el mejor cava que ha probado nunca. Yo tenía reciente otra impresión similar cuando Antonio me sacó el Uvae en San Mamés. Pues tienen un parecido, al menos en sensaciones. Muy rico.


Pasar por este local y no probar alguno de sus pescados me parece simple y llanamente un error gordísimo. Hay varias propuestas pero al escuchar una de ellas, cualquier duda desaparece. Tienen un buen rey de tamaño considerable. Nos pueden sacar medio para compartir. Pues hecho. Mil trescientos cincuenta gramos de pez. Mira que he comido buenos peces yo aquí y todos de una calidad superior pero hoy Sergio ha rizado el rizo. Esto se llama perfección. Sabor increíble, punto exacto, presentación perfecta. No se puede pedir más. Opinión de los tres comensales, quizás el mejor pescado que hallamos degustado en nuestras vidas. Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, “que viva el rey”.


Somos todos amantes del queso así que tenemos que hacer esa cata vertical de parmesano (26, 48, 60 y 120 meses de curación).  Parece increíble que un queso con 10 años conserve semejante sabor y sin ser algo de eso que suelo yo decir que me recuerda al “agua fuerte”, no. Muy ricos todos ellos aunque yo, me quede con el tercero.


Nos queda un trago del excelente cava así que podemos terminar con algo dulce. Pues sin pensarlo demasiado nos decantamos por un par de torrijas para compartir. De nuevo disfrute al por mayor.

Unos ricos cafecitos y sus detalles “fin de fiesta”. Charlamos un rato con Sergio, le felicitamos por semejante deleite y abonamos la cuenta. 115 euros por persona. Tengamos en cuenta que los vinos ya suponen casi la tercera parte y que el rey es a día de hoy el más “costoso” de los peces. Hemos salido a hombros y con la opinión de que difícilmente se puede disfrutar más. Un placer y eskerrik asko por todo.

23 de septiembre de 2018

IPAR TSASO-MARISQUERÍA URRUNAGA: "Marisqueando"


Hacía ya un montón de años que no me pasaba yo por aquí. Además, mi compi Amaia tenía ganas de conocer el lugar. Así que dicho y hecho, sin prisas, con paradas incluidas y cómo no…. Con un par de confusiones por el camino, llegamos al lugar.

El sistema sigue siendo el mismo aunque un poquito más cómodo. Al ser cena y no haber un exceso de clientela, las mesas están montadas y los camareros te acercan los platos preparados y te los retiran según vas terminando.


Llegas al mostrador donde puedes ir eligiendo lo que te apetece. Hoy una más que simpática encargada nos recomienda algunas cosas y además nos sugiere, muy acertadamente, que no nos pasemos con la comanda.
Amaia es un poco “jilguerillo", así que dejo que sea ella quien decida lo que vamos a cenar, yo soy mucho más comilón y me adapto más fácil a todo.
Mientras ella coge mesa, yo me acerco a la barra del bar a pedir la bebida. Una tremenda pena que esta chica no se anime con los vinos pero no puede con ellos así que como no queda más remedio, hoy vuelvo un poco a mi pasado y disfruto con un rico kalimotxo.
Un pan que tú decides si quieres o no, de tamaño más que generoso y “del montón”. No es lo más destacable del lugar.
Comenzamos con unos txopitos. Pequeño tamaño y bien preparados. Un poco sosos pero con la salsa que los acompaña mejoran bastante. Yo los preferiría “a pelo” pero tienen su aquel.


Media docena de ricos langostinos a la plancha. Buena carne. Ni muy ni poco hechos, como debe ser. Qué rato más “malo” pasa mi compi. Le encantan, disfruta como una niña.


Unas navajas plancha. Poco hechas, “al dentes”, así las quiero yo. Como podéis ver de tamaño XL. Ni sé el tiempo que hacía que no las comía y mira que me gustan…..


Terminamos con un par de carabineros de tamaño considerable y muy jugosos. Más finos que los langostinos y tienen otro encanto.


Me he quedado con las ganas de jamarme un “jumbo”, tenían un tamaño langosta que impresionaba pero hoy no tengo la compañía adecuada para estos menesteres.
Los postres también tienes que ir a por ellos. Amaia se decanta por un riquísimo helado casero. Lo pruebo y está realmente rico. Esto no es un trozo de hielo con colorante.


Yo, como la cena ha sido suave, prefiero comerme una ración de queso con membrillo. De buen tamaño, cortado casi en exceso de grueso. Buen queso.


En total hemos pagado 69 euros, bonito número y precio ajustado (yo he repetido kalimotxo y Amaia ha cenado con una cerveza con limón). No es un lugar de lujos pero no deja de tener un éxito que dura y dura, algo tendrá.

16 de septiembre de 2018

GASTRO-TABERNA PRADO 24 /VITORIA/GASTEIZ): Divertida cocina.


A últimos del año pasado, por casualidad, tuvimos la suerte de visitar este local que nos dejó buena impresión. Me gusta repetir donde disfruto y además me gusta probar más cosas de sus cartas y ver que siguen “en forma”.


Nada ha cambiado físicamente en este moderno restaurante donde la juventud gobierna. Gente amable y con ganas de agradar, cosa que consiguen.

Hemos pillado, eso llamando con tiempo, la última mesa que tenían libre en el comedor. Me gusta más esta opción que la de cenar en las mesas altas del bar. Uno ya es lo suficientemente mayor como para preferir paz y tranquilidad.
Han cambiado algo también su carta de vinos pero en lo que a mi me atañe, poca cosa. Sus opciones de vinos blancos no son demasiado atractivas para mi (soy un tío muy “complidado”) pero como sé que tienen un buen cava con el que voy a disfrutar pues a por él que nos tiramos en plancha. Un Recadero Brut Nature Gran Reserva. Variedades Macabeo, Xarel-lo y Parellada. Crianza de cuarenta meses. Fina burbuja con notas de fruta y una acidez reseñable. Muy rico.
Un muy buen pan, de los que me gustan, con corteza crujiente y buena miga para untar.


Aunque Aran pretende “llevarme” al huerto de sus alimentos preferidos, le pido por favor que probemos otras cosas, que no se cierre. Así que, un poco  su pesar en un principio pero para su final satisfacción, comenzamos la andadura con un plato curioso, una Causa limeña de patata y bacalao, mayonesa de aji amarillo, cilantro y maíz. Cual si de un brazo gitano salado se tratase. Bonita presentación. Quizás el bacalao ha pasado demasiado desapercibido. Menos cebolla se hubiese agradecido y dada la potencia sápida del resto de los ingredientes, no tiene uno sensación alguna de estar degustando el susodicho pescado. Pero el plato en su totalidad está bien rico, con un toque picante nada exagerado.


Continuamos con un arroz con hongos, mayonesa de pistachos y carpaccio de manos de cerdo a la llauna. Un arroz preparado al momento por lo que hay una pequeña espera. Muy bien logrado, con mucho sabor pero muy comestible. Curiosa la suavidad que le aporta esa mayonesa al mezclarlo. Sin ser de cantidad exagerada, cosa que se agradece dada la contundencia de este tipo de platos.


La parte salada la terminamos con unas costillas Koreanas lacadas. Jengibre, soja y sésamo. Me ha sorprendido el jengibre ya que parecen trozos de fruta confitada con un toque de menta. Mira que no es un alimentos que me haga gracia pero así preparado me ha parecido sabroso. Las costillas están riquísimas, la salsa genial. Les gusta jugar con sabores internacionales pero consiguen satisfacer al comensal sin excesos.



Como mi compi no tiene sitio para postres, al ver el titulo, me decido por “La cafetera”, nuestro mejor café con Baileys en versión postre. Como veis en la foto, bonita presentación. Un helado de café con polvo de galletas en el plato y una crema con nata y sabor cafetero en la pequeña cafetera. Su recomendación mezclarlo todo. Cosa que hacemos después de probar primero cada parte por su cuenta. Pues buena cantidad y muy buen conjunto que le aportan dulzor y frescura al mismo tiempo. Muy rico, la verdad. Con semejante postre no ha lugar a cafés. Pagamos los 74 euros de la cuenta. Tengamos presente que el cava son 26, luego podéis ver que se pueden cenar aquí por un precio muy ajustado y que además podéis salir estupendamente repletos y satisfechos.

9 de septiembre de 2018

TABERNA MIKEL BENGOA (MEÑAKA): ¿Vegetariano? Así, sí.


Pues otro restaurante que me ha creado adicción. Otro de esos donde se juntan todos los requisitos para el disfrute total. Bonito sitio, buenas mesas, buen servicio, trato excelente, una cocina de mucho nivel y un interés notable por los vinos. Encima a unos precios ajustados a la calidad de lo ofertado.

Como siempre unas estupendas antxoas para deleite del estómago.

Hoy mi compi viene un poco “tristona” de estómago así que lo comentamos con Elo y le ofrece un plato que es mítico en el restaurante pero que yo no había probado nunca. Pues como titulo este comentario, con un plato así yo me hago vegetariano sin problema alguno.
Unas espinacas con espárragos y una bechamel extraordinaria. Un plato sabrosísimo, genial. Mezcla estupenda de sabores. Incluso Arantza, poco amiga de ciertos alimentos, disfruta como nunca de él. No sabia lo que me perdía. Plato de sobresaliente.

Yo me decanto por su tartar de atún con trufa negra y crujiente de alga nori. Ya lo había probado pero poco me importa repetir. Está para chuparse los dedos. Buena materia prima y estupendamente tratada. Maravilloso.

Para beber y tras sopesar algunas propuestas, entre Elo y ambos, decidimos bebernos un buen cava catalán, un Blanca Cusiné 2010. Variedades Chardonnay, Xarel-lo y Pinot Noir.   Mientras las variedades blancas fermentan en depósitos de acero, la tinta lo hace en barricas de roble. Después se realiza la crianza durante 30 meses. Es un cava orgánico y biodinámico. Me gustan este tipo de vinos que tienen ese amargor potente, que entran bien pero no son dados a beberlos precisamente como si de agua se tratase. Invita a degustarlo más pausadamente.

Como plato principal nos ofrecen media lubina de buen tamaño. Dicen que hay que ir a la costa para comer buenos peces… Tengo varios restaurantes como ejemplo de que eso no es verdad. Aquí se trabajan los peces con mucho arte. Carne suelta, punto exacto. Rico no, lo siguiente.


Arantza no tiene hoy el cuerpo para postres. Se acerca Elo y me hace una propuesta. Se nota que me conoce bien. ¿Qué tal unas mollejas? Que “malo” es no saber decir que no. Pues dicho y hecho. Ya he repetido postre “salado” aquí en otra ocasión. Tiernas por dentro y crujientes por fuera. Riquísimas. No dejo ni el menor rastro de ellas. Geniales.

Un cafecito en la terraza y una charla con Eloisa que es una enamorada de los vinos. Habrá que intercambiar alguno. Abonamos los 119 euros que sin duda, son muy ajustados dada la calidad de la materia prima degustada. Hasta pronto.

2 de septiembre de 2018

RESTAURANTE SAN MAMES (BILBAO); Noqueados al segundo asalto.


El año pasado era el “32 de agosto”, este año es el 31. La despedida ha de celebrarse en un buen sitio, en un restaurante de los que aseguran el disfrute. Así que de nuevo nos acercamos a La Catedral.
Tenemos además la suerte de cara, allí está Antonio que siempre es un plus en la visita.
Nos acomodan en una de sus preciosas y amplias mesas, cara al césped que este año, mi compi, por desgracia, no va a visitar como él quisiera.
Nos acerca las cartas mientras vamos hablando un poco de lo que vamos a beber. Tras pensarlo un poco, Antonio nos recomienda un champagne que siempre asegura el éxito. En esta ocasión es un Sprit de Giraud. Variedades chardonnay y pinot noir. Un vino muy agradable con buena nariz y genial boca. Esa mezcla de uvas que le dan un carácter afrutado y a la vez ligeramente amargo. Jugamos un poco con la temperatura para que no se nos vaya demasiado en dirección alguna y lo conseguimos. Nos permite, entre todos, que logremos llegar a los postres y eso que hoy ha sido un “día largo”, muy largo.
Un riquísimo aceite (foto superior) acompañado de sus estupendos panes y su cojonuda mantequilla nos dan la bienvenida sólida.

Pasamos ahora a disfrutar de tres aperitivos que están, todos ellos, a un altísimo nivel.
Cracker de arroz y tinta de txipiron con espuma ahumada de antxoa y mejillón.

Siumai de vieira y gamba con salsa de pimentón y huevas de salmón.

Flor de calabacín relleno de hongos con salsa de cacahuete.

Los platos principales han sido presentados en “medias” raciones individuales. Hoy nos han debido de ver caras de hambre. 
Comenzamos con unas microverduras al carbón con su jugo, huevo y patata. Deliciosas.

Continuamos con el arroz meloso de rape, langostinos y ortiguillas. Perfecto y muy contundente plato.

Seguimos con el bacalao a baja temperatura, piperrada al carbón, pil-pil y piñones. Excelente el bacalao, lascas grandes y sueltas. Los pimientos para comerte a puñados. Pero esto se está poniendo ya un poco “serio”.

La parte salada termina con el picantón deshuesado, frutos secos y zanahoria. Ha sido gracioso, durante este plato hemos estado en silencio. Creo que ambos estábamos pasando un rato complicado. Eso de no poder con ello pero no querer doblar el brazo….. Pues muy rico, la verdad. Estupendo.

Sale Ion, el jefe de cocina a saludarnos. Nos conocíamos de vista y de “pareceres similares” en otras cuestiones pero no habíamos hablado nunca. Un tío estupendo que disfruta con lo que hace.  "Marida" muy bien con Antonio.

Mientras conversamos, Antonio, que hoy se ha “ganado el cielo”, nos obsequia con un postre aunque no podemos ni con el agua. Texturas de chocolate y agua de mar. Curiosamente, el, en teoría más “débil” del lugar, mi compi de mesa, a lo tonto, poco a poco, sin rechistar, va metiéndose el plato sin mediar palabra. Parece que le conocían de antes, han acertado de pleno. Yo he probado un poquito y la verdad es que está de rechupete.

Para acompañar al postre, nos sacan un vino que yo había ya probado en el Remenetxe, un dulce de invierno de Javier Sanz. Un vendimia tardía, vino que necesita 3 fases para su elaboración y que pasa 8 meses en barricas de roble francés. Goloso, recuerdos a compota sin duda alguna. Una verdadera delicia.
Hemos salido a menos de 60 euros por barba, han sido generosos, como siempre. Un sitio donde disfruto sobremanera, el lugar, sus personas y su maravillosa cocina hacen que sea posible.