28 de agosto de 2018

RESTAURANTE SAMBAL (NOJA): Una Marea Baja de altísimo nivel.


Sin duda alguna, la visita anual a este restaurante es algo que no me perdería jamás. Un verdadero placer en todos los sentidos.
Una mala noticia, Angel “nos ha abadonado”, el amor es lo que tiene y por las islas afortunadas anda “perdido”.  Te deseo lo mejor.


Así que Javier, un cocinero de los más apasionados que conozco, tiene que lidiar, con alguna pequeña ayuda, con lo que supone manejar un restaurante.
En lugares como éste, yo ya me dejo guiar, prefiero que decida él lo que voy a cenar. Además, un detallazo, deja que Aran, mi compi, pueda probar alguno de sus platos puesto que ella no disfrutaría con el menú completo.

El menú que voy a degustar hoy se llama Marea baja pero, como bien destaco en el título, el nivel de dicha marea es muy alto, pero que mucho.
Destacable el servicio con que nos deleita esa pareja de "iguales" pero inigualables camareras. De diez. Y destacar también la vajilla, están que se salen. Cada plato "marida" perfectamente que el alimento que cobija.
Comenzamos con un aperitivo que es una antxoa acompañada de un excelente aceite y un trozo de aguacate. Genial, sin más comentarios.

Seguimos con el helado de escabeche. Fresquísimo comienzo que realmente sabe a escabeche. Rico-rico.

Vaca adulta y madura a la sal. La misma piedra es la que aporta la sal, que la carne va cogiendo según “la necesita”.

Continuamos con un plato que ya he degustado en otras ocasiones. Las Multiesferas lácticas, huevas de trucha y rúcula. Preciosa presentación y sabores muy bien conseguidos.

Como detalle, Javier me deleita con el Dim sum de gambón, gambón al ajillo. Plato ya mítico en el local que está de muerte. Riquísimo.

Hoy para beber me he decantado por un champagne. Louis Roederer. El básico de la bodega. Un estupendo vino. Fina e integrada burbuja. Con un cuerpo consistente. Fruta pero con estupenda acidez y ese ligerísimo “amargor” que alarga el trago. Por estos precios es un disfrute asegurado. Difícilmente un champagne puede fallarte.

El siguiente pase es el Crutáceo en tempura y almendra. Para comerse una docena. Estupendo.

Ahora le toca el turno a mi compi que me acompaña con el Canelón de pularda, sus higadillos y toques terrosos. Vamos de notable a sobresaliente.


El pescado no es otro que el Txitxarro negro crujiente escalibado. Finísimo, sabroso, tierno, bien preparado.


Quizás llega el turno del que ha sido, para mi, el plato de la noche. Pero eso por ser dos sabores que me apasionan. La Papada de duroc, carabinero y jugo de sus carcasas. Curiosa mezcla de tierra-mar pero con dos “campeones”. Maravilloso.


Como veo que se me termina el vino, les pido si pueden sacarme una copa de algo. Pues las gemelas se ponen de acuerdo y me obsequian con una copa del espumoso que el año pasado tuvieron a bien regalarme, un Cantabricus, albariño cien por cien. Bien rico. (foto superior)
Arantza se mete ahora unas carrilleras “Paco”. Un plato contundente de una carne suelta y tierna acompañada de un buen foie. Me resulta curioso que termine el plato, todo incluído. Estupenda señal.


Yo finalizo con un Cochinillo, patata a la vainilla y glaccé. Casi me cuesta terminarlo. Tontamente, poco a poco, me he metido un buen listado de platos. Imaginativa presentación del cerdo. Muy rico.


El postre lo degustamos ambos. Un Esponjoso de leche y violetas. Muy bonita la manera de emplatarlo y desde luego que el aroma y el sabor es de lo que anuncia. Violetas. Postre muy ligero pero de sobresaliente.


El precio del menú Marea baja es de 52 euros. De las mejores relaciones calidad-precio que conozco.

Salimos a la terraza. Al amparo de la encina, nos sentamos ligeramente abrigados. Un rico cafecito y esperamos a Javier. Una charla que se alarga casi hasta las dos de la mañana y eso que Javier está agotado. Le puede la pasión por lo que hace. Espero y confío en que no demasiado tarde, se vea recompensado su trabajo, en mi opinión se lo merece con creces.

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