Repito después de algunos años visita a
este local. Tenía buen recuerdo. Eso sí, he sido precavido, sin llamar para
reservar difícilmente pillaréis sitio. Bonito anochecer, por cierto.
Amplio comedor interior y también opción
de cenar en su terraza. La temperatura invita hoy a cenar más bien en el
interior. Bien aprovechado el espacio aunque no da la sensación de agobio.
Mesas sin lujos pero bien vestidas.
Su carta es muy amplia, tanto la de
comidas como la de bebidas. Hay mucho para elegir.
Nos atiende Paula, una chica joven, profesional y
muy amable que nos ayuda a elegir sin pasarnos puesto que aquí, eso ya lo
sabia yo, las raciones son más bien generosas.
Estoy con Aran y sé que no puedo pedir
demasiado. Así que como tengo ganas de probar una cosa en concreto, primero nos
lanzamos hacia algo menos contundente.
Comenzamos con unas buenas almejas. De
tamaño mediano, bien preparadas, con sabor. El caldo está muy rico y
aprovechando la forma de la almeja, me pongo las botas sin necesidad de usar el
pan.
Como ya he comentado la carta de vinos es
muy larga. Me encanta ver el número de vinos blancos que tienen. Pero mi compi
ha cogido un tremendo “vicio” a la espuma y viendo que tienen una cava catalán
que nos encanta, nos vamos de cabeza a por él. El Recaredo Terrers Brut Nature
Gran Reserva. A pesar de ser el “peque”
de la bodega es uno de los mejores cavas en relación calidad precio que
conozco. Variedades Xarel-lo, Macabeo y Parellada, con una crianza de más de 40
meses en botella. Burbuja fina y bien integrada. Acidez controlada. Agradable
nariz, en boca es cremoso, persistente, te envuelve, merece la pena
“saborearlo” pausadamente. Un gran cava, la verdad.
Me apasionan las rabas de calamar y doy
por supuesto que aquí tienen que prepararlas bien. No me confundo.
De buena calidad y muy ricas.
Llegamos al plato que quería probar. Unas
albóndigas de rape. Ocho unidades de mediano tamaño bañadas en excesiva salsa.
Están muy finas pero a mi me han parecido, sin dudarlo demasiado que eran de
marisco. Al menos el sabor, corroborado por mi acompañante, así lo delataba. La
salsa está sabrosa aunque quizás de sabor un tanto demasiado potente. Bueno,
no pasará a mi lista de platos para el recuerdo pero hemos disfrutado de ellas.
Buena lista también de postres. Casi
todos ellos caseros. Aran se decanta por un sorbete al cava. Se conoce que no
ha tenido suficiente. Además de tamaño XL.
Yo, aconsejado por Paula, me pido una
mousse de orujo. Casera al cien por cien. Presentada en el mismo envase donde
se prepara. Muy agradable, textura estupenda. Aunque no soy amigo de los orujos
y sabe a ello, disfruto mucho con ella. Ración de nuevo de tamaño considerable
pero me la ventilo sin problemas.
Un cafecito y pagamos los 84 euros de la
cena. Tengamos en cuenta que el cava son 22, que por cierto es un precio muy
ajustado, sin recargas. Un restaurante donde poder comer buen producto tratado
de manera honesta.
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