16 de agosto de 2018

RESTAURANTE ENEKO (LARRABETZU): Brilla con luz propia.


Después de presenciar el txupinazo que da comienzo a las fiestas de mi pueblo, qué mejor manera de celebrarlo que dándonos un pequeño homenaje en un lugar que ya es más que referencia en la gastronomía vasca.
Curiosamente el menú de hoy, menú Sutan, “de vuelta al origen”, me recuerda mi primera visita, hace ya unos años al complejo donde se sitúa el Eneko.  A la sombra de su hermano, Azurmendi, el tri­-estrellado bizkaino pero que después de la experiencia de hoy hemos comprobado que brilla con luz propia.


Me gusta más el edificio donde se ubica este local que el moderno hermano mayor. Entrada amplia, local muy luminoso. Dos espacios diferenciados, uno donde preparan los platos fríos y los postres y el otro, al otro extremo, donde preparan los platos principales.
Mesas modernas, sin mantelería. Servicio jovencísimo pero muy profesional. Amable, sin tonterías y sin demasiadas confianzas y eso que yo lo pongo fácil.
(Fotografía de los callos a la bizkaina)
Estando donde estamos tengo claro lo que vamos a beber. Tienen varios txakolis, han ido evolucionando poco a poco y han llegado al “top” con ese Ama. Un vino que difícilmente nadie lo relacionaría con el txakoli. Un vino procedente exclusivamente de uvas de Hondarribi Zerratia pero a las que se dejó madurar sin prisas. La cosecha se realizó a últimos de octubre de 2015 en un año especialmente caluroso. Fermenta un diez por ciento en barricas de roble francés y el resto en depósitos de acero inoxidable. Una crianza posterior de dos meses sobre sus lías para pasar después 22 meses en depósito hasta su embotellado a finales de diciembre del pasado año. Un vino muy “serio”. Acidez muy bien controlada. Sedoso, “gordo”… Se percibe un tanto esa madera pero muy sutilmente. Invita al trago pausado, gana mucho según se atempera. Un vino sorprendente de esos que da mucha pena que se terminen. Un txakoli de lo mejorcito, sin lugar a duda alguna.

Comenzamos con unos aperitivos. Una especie de mantequilla acompañada de un estupendo pan y una botella con una especie de vermut hecho con sus uvas. Fresco y agradable, quizás un pelín dulzón.


Tarta de queso. Jugo de tomate y albahaca

Avellanas. Trampantojo de foie envuelto en chocolate. Curiosa mezcla. Me encantan ambos productos. Pero en mi más que modesta opinión, el foie pasa como un relámpago para ser casi olvidado con el chocolate.

Alubias, morcilla y coliflor. Impresionante mezcla. Me hubiese comido dos platos enteros. La coliflor le aporta una frescura y una cierta “acidez” curiosa al puré pero el sabor protagonista es el de la alubia. Riquísimo, genial.

Cochinillo, albahaca y flores. Otro plato destacable. Está tan rico que olvido mis modales y a dos manos, con su estupendo pan, me lo unto tal tocino “alubiero”.

Yema de huevo de caserío sobre estofado de trigo y jugo de pimientos asados al carbón. De nuevo sabor a malsalva. Curiosa textura la del trigo que hace que esa especie de “mini-bolitas” se paseen sin descanso por tu boca.

Merluza al carbón, emulsión de salazones y setas al ajillo. Magnífico punto el del pescado. Finísimas esas salazones, ligeras. Las setas tienen tanto sabor que casi terminan haciendo sombra al plato principal.


Hemos pedido, fuera del menú, un plato para compartir al que no he podido resistirme, unos callos de bacalao a la bizkaina. Me encanta ese plato. Quizás el hecho de estar cortado tan en pequeño hacen que la sensación final sea un poco más “pastosa” pero geniales. (Fotografía superior).
Pato asado a la brasa, manzana y perejil. Desde luego que ha sido el mejor pato que he degustado jamás. Ideal su punto y su sabor.

Frutos rojos, granizado de menta y aroma de rosas. Postre fresquísimo, sabroso. Sin ser amigo de la menta, su paso no es exagerado así que no eclipsa el conjunto final. Precioso el detalle del jarrón con nitrógeno y la rosa que da un ambiente más “rojo aún” al dulce final.

Dos estupendos cafecitos acompañados por esos detalles fin de fiesta muy originales y ricos.

El precio del menú Sutan es de 77 euros persona. Creo que a estos niveles es una excelente relación calidad-precio. El txakoli en el restaurante sale por 50 euros, siendo su precio en bodega de 34. En cosas de precios de vinos me pierdo un tanto. Pero he disfrutado mucho con él, que es lo que cuenta.

Estupenda experiencia que recomiendo sin lugar a dudas. Una buena manera de conocer la cocina de Eneko Atxa sin dejarse la cartera en ello. 

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