Después de presenciar el txupinazo que da
comienzo a las fiestas de mi pueblo, qué mejor manera de celebrarlo que
dándonos un pequeño homenaje en un lugar que ya es más que referencia en la gastronomía
vasca.
Curiosamente el menú de hoy, menú Sutan,
“de vuelta al origen”, me recuerda mi primera visita, hace ya unos años al
complejo donde se sitúa el Eneko. A la
sombra de su hermano, Azurmendi, el tri-estrellado bizkaino pero que después
de la experiencia de hoy hemos comprobado que brilla con luz propia.
Me gusta más el edificio donde se ubica
este local que el moderno hermano mayor. Entrada amplia, local muy luminoso.
Dos espacios diferenciados, uno donde preparan los platos fríos y los postres y
el otro, al otro extremo, donde preparan los platos principales.
Mesas modernas, sin mantelería. Servicio
jovencísimo pero muy profesional. Amable, sin tonterías y sin demasiadas
confianzas y eso que yo lo pongo fácil.
(Fotografía de los callos a la bizkaina)
Estando donde estamos tengo claro lo que
vamos a beber. Tienen varios txakolis, han ido evolucionando poco a poco y han
llegado al “top” con ese Ama. Un vino que difícilmente nadie lo relacionaría
con el txakoli. Un vino procedente exclusivamente de uvas de Hondarribi
Zerratia pero a las que se dejó madurar sin prisas. La cosecha se realizó a
últimos de octubre de 2015 en un año especialmente caluroso. Fermenta un diez
por ciento en barricas de roble francés y el resto en depósitos de acero
inoxidable. Una crianza posterior de dos meses sobre sus lías para pasar
después 22 meses en depósito hasta su embotellado a finales de diciembre del
pasado año. Un vino muy “serio”. Acidez muy bien controlada. Sedoso, “gordo”…
Se percibe un tanto esa madera pero muy sutilmente. Invita al trago pausado,
gana mucho según se atempera. Un vino sorprendente de esos que da mucha pena
que se terminen. Un txakoli de lo mejorcito, sin lugar a duda alguna.
Comenzamos con unos aperitivos. Una
especie de mantequilla acompañada de un estupendo pan y una botella con una
especie de vermut hecho con sus uvas. Fresco y agradable, quizás un pelín
dulzón.
Tarta de queso. Jugo de tomate y albahaca
Avellanas. Trampantojo de foie envuelto
en chocolate. Curiosa mezcla. Me encantan ambos productos. Pero en mi más que
modesta opinión, el foie pasa como un relámpago para ser casi olvidado con el
chocolate.
Alubias, morcilla y coliflor.
Impresionante mezcla. Me hubiese comido dos platos enteros. La coliflor le
aporta una frescura y una cierta “acidez” curiosa al puré pero el sabor
protagonista es el de la alubia. Riquísimo, genial.
Cochinillo, albahaca y flores. Otro plato
destacable. Está tan rico que olvido mis modales y a dos manos, con su
estupendo pan, me lo unto tal tocino “alubiero”.
Yema de huevo de caserío sobre estofado
de trigo y jugo de pimientos asados al carbón. De nuevo sabor a malsalva.
Curiosa textura la del trigo que hace que esa especie de “mini-bolitas” se
paseen sin descanso por tu boca.
Merluza al carbón, emulsión de salazones
y setas al ajillo. Magnífico punto el del pescado. Finísimas esas salazones,
ligeras. Las setas tienen tanto sabor que casi terminan haciendo sombra al
plato principal.
Hemos pedido, fuera del menú, un plato
para compartir al que no he podido resistirme, unos callos de bacalao a la
bizkaina. Me encanta ese plato. Quizás el hecho de estar cortado tan en pequeño
hacen que la sensación final sea un poco más “pastosa” pero geniales. (Fotografía superior).
Pato asado a la brasa, manzana y perejil.
Desde luego que ha sido el mejor pato que he degustado jamás. Ideal su punto y
su sabor.
Frutos rojos, granizado de menta y aroma
de rosas. Postre fresquísimo, sabroso. Sin ser amigo de la menta, su paso no es
exagerado así que no eclipsa el conjunto final. Precioso el detalle del jarrón
con nitrógeno y la rosa que da un ambiente más “rojo aún” al dulce final.
Dos estupendos cafecitos acompañados por
esos detalles fin de fiesta muy originales y ricos.
El precio del menú Sutan es de 77 euros
persona. Creo que a estos niveles es una excelente relación calidad-precio. El
txakoli en el restaurante sale por 50 euros, siendo su precio en bodega de 34.
En cosas de precios de vinos me pierdo un tanto. Pero he disfrutado mucho con
él, que es lo que cuenta.
Estupenda experiencia que recomiendo sin
lugar a dudas. Una buena manera de conocer la cocina de Eneko Atxa sin dejarse
la cartera en ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario