Hoy tenía yo ganas de darme un “capricho”, de cenar en un sitio
bonito y de cenar suave pero rico. Mi compi iba un poco “engañada” pues pensaba
que la cosa iba hoy de pollo asado. Creo que al final no se ha llevado
demasiado disgusto precisamente.
Así que aprovechando el estupendo día que nos ha hecho, nos
acercamos hasta Plentzia y hacemos un buen recorrido por su precioso paseo
junto a la ría. Cruzamos incluso la “frontera” que separa a esta localidad de
su vecina, Gorliz y nos tomamos un cafecito.
Llegada una buena hora para cenar, cogemos el coche para llegar
al Hondartzape. Conocíamos el restaurante de hace dos años. Buenos recuerdos de
una estupenda cena.
Es de noche pero incluso así, desde los amplios ventanales el
mar o la mar se insinúa. Precioso paraje, maravilloso entorno. Un lujo poder
estar aquí.
Se nos acerca la propietaria, amabilidad por los cuatro costados
y nos cuenta un poco lo que hoy tienen a disposición. Unas maravillosas
almejas. Tamaño XXL, más o menos de las de dos docenas el kilo. Aquí se prepara
casi todo a la brasa, al momento, a la vista del comensal, sin prisas. Pues
están simplemente de muerte. Toque exacto para disfrutar de su sabor
plenamente.
El título de hoy quiere decir muchas cosas, estoy un tanto
“aburrido” de “pelear” con gente que está siempre diciendo lo caro que es comer
aquí o allí. Caro es aquello en lo que te sientes engañado. Aquello en lo que
lo que pagas y la calidad no van precisamente parejas. Costoso, por el
contrario es lo que supone un desembolso importante pero que es compensado por
la “recompensa” obtenida. Estas almejas lo son, son costosas. Quizás para
algunos no pero para la mayoría de los mortales lo son. Eso sí, de vez en
cuando merece la pena disfrutar de semejantes manjares. Hoy lo hemos hecho.
Después nos comemos un par de txipirones a la brasa cada uno. La
imagen vale más que mil palabras. Creo que incluso mejora el plato anterior.
Perfectamente limpios, perfectamente tratados. Sabor de los que te hacen cerrar
los ojos para gozar. Arantza suele ser de las que comparte su comida para no
llenarse demasiado. En una declaración de buenas intenciones me he ofrecido a
ayudarla….. pues con las ganas me he quedado. Hasta con ojos amenazantes me ha
mirado….
Como plato principal nos hemos metido un rey. Pez que gusta de
vivir en profundidades importantes, al parecer sobre unos cuatrocientos metros.
Se alimenta de cosas ricas lo que se traduce en su maravilloso sabor. Carne
suelta, gustosa. Esas brasas lo han tratado de maravilla. La salsa que lo
acompaña está de rechupete y además sin sabores extraños que pierdan el respeto
a semejante pescado.
Para beber era importante elegir algo a la altura de la comida y
de entre sus propuestas nos hemos decantado por un estupendo cava.
Concretamente un
Recaredo Terrers brut nature gran reserva 2010. Variedades
Xarel-lo, Macabeo y Parellada. Un cava tratado naturalmente. Sin uso de
herbicidas ni pesticidas. Crianza de cinco años con tapón de corcho natural. El
degüelle se realiza sin congelar, manualmente. Fina burbuja, seco, con mucho
cuerpo. Potente. Nariz de cosas ricas, de bollerías, de manzanas asadas. Lo
definiría como un cava “potente”, graso. La burbuja integrada, intenso. Acidez
muy marcada. Desde luego que puede con todo lo que le eches. Uno de mis
favoritos, sin duda alguna.
Como siempre, la que no tenía sitio para más, al
llegar la hora de los postres, increíblemente, hace un hueco. Y al escuchar lo
de tostada de pan….. no puede evitarlo. Hoy no ha tenido demasiada suerte con
lo que el que ha salido ganando he sido yo. Tostada un tanto diferente que
llevaba un poco de crema y esa “costra” dulzona que no es demasiado de su
agrado pero sí del mío. Creo que estaba muy rica.
Cafecito e infusión dan por terminada una cena de lujo. El total
abonado hoy han sido 176 euros. Repito, de caro nada, costoso sí, al menos para
mí sí.
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