Aquí los años pasan
para todos, a unos se nos notan más y a otras algo menos. Se cuidan más, se
conservan mejor. Es la hora de Amaia. Un añito ha pasado desde que pasamos por aquí a celebrarlo y cuando las sensaciones son buenas, para
qué andar cambiando.
Comida clásica, comida
de casa, cocina de mimo y experiencia. Hoy el sitio está a tope, alguna
comunión de ésas que parecen bodas. La gente está…… pues como todo… un poco
¿perdida? Bueno, al menos es un modo de salir de casa y menear un poco esta
economía que tan parada está últimamente.
Nos acomodados en el
comedor, su menú de fin de semana tiene las mismas opciones. Creo que no merece la pena cambiar lo que bien hecho está.
De primero yo me
hubiese ido a por algo que tiene una imagen casi “erótica”, si uno tuviese
algún añito menos y desconociera las preocupaciones por el perímetro
“cintural”….. Pero ya no tengo el saque de entonces y hay que cuidarse un poco.
En cuanto veo
semejante recipiente con ese interior tan apetecible se me hace la boca agua
pero nos aguantaremos. Desde luego que las alubias están de muerte y estos
jóvenes que tienen “más derechos”, han disfrutado de ellas como es menester. De
todos modos he de quitarme el capricho y algún día me meteré una buena
alubiada, eso sí, sin previos y posteriores.
Otros se decantan por
el arroz que tampoco tiene mala pinta, en esta ocasión me gustaría comentar que
en el Levante algunos se sienten “dañados” por la imagen adjunta, así que
pondré una para los de casa y otra para ellos. Curiosamente ese de colocar de
“colofón” huevo cocido en la paella les resulta poco menos que “insultante”.
Costumbres de cada lugar. Mil perdones,
José. J
Amaia y yo nos
decidimos por su sopa de pescado, tenía yo recuerdo de ella pero creo que incluso se han superado. La de hoy
está estupenda. Tanto que no “ me queda otra” que repetir plato. Me hubiese
metido la sopera entera pero hay que dejar sitio. Muy rica y muy completa, sin
escatimar.
De segundos también
hay unas cuantas opciones. Quizás además de lo mío, lo que más me ha llamado la
atención ha sido el solomillo de cerdo con unas cojonudas patatas fritas
caseras.
Pero llega ahora el
turno a lo que para mi es, sin duda, el plato de este restaurante. Es puro
vicio. Hoy hemos empezado un tanto…. “raro”. Pero simplemente ha sido la mala
suerte de pillar una “nueva”, en el plato, digo. Enseguida hemos solucionado el
asunto y uno, que no es tan “especialito” como algunos creen, ha podido
disfrutar a dos manos de esas “manos”. Esas txerripatak que están de diez. La
salsa impresionante. Como diría Leo Harlem. Para perder el reloj untando….
Los postres caseros,
varias opciones también. Yo he disfrutado mucho con esas milhojas pero tampoco
ese goxua tiene desperdicio.
Bitxi y yo hemos
probado un vino diferente. Un regalo de mi “medio tocayo”, Joan. Un vino
francés que no ha terminado de convencerme. Quizás esperaba yo más otra cosa.
Quizás no era el mejor maridaje para los platos degustados hoy. Dejar bien
claro de que malo nada pero no lo he disfrutado en lo que hubiese sido su justa
medida. Un Mas Granier. Les Marnes. Variedades Roussanne, Garnacha blanca y
Viognier. Tal vez demasiada fruta para mi gusto.
Enseguida nuestra
anfitriona de hoy, Sara, nos ha acomodado en una mesa de la terraza donde hemos
soplado la vela, ya no hay sitio para “tantas” J. Un refrescante
Gin-tonic y prácticamente una siesta. Estoy lleno, demasiado lleno.
No tengo ni idea de lo
abonado, es invitación de Amaia pero creo que el menú de fin de semana anda con
los veintitantos euros. Una cocina casera de buena calidad, un sitio agradable
y una atención amable. Pues Zorionak guapa y que el año que viene tengamos de
nuevo la oportunidad de juntarnos a disfrutar igual. Eso sí, antes tenemos que
celebrar uno que ya no me hace tanta gracia.
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