De nuevo llegan estas fiestas tan esperadas por algunos y tan
denodadas por otros. Siempre he pensado que las circunstancias personales
marcan totalmente el que te gusten o no. En mi caso no son las más propicias y
este año aún menos. Pero ahí están y no podemos hibernar y hacer que desaparezcan.
Nuevamente tengo la infinita suerte de que haya gente muy
especial que decide “poner un pobre en su mesa”. Buenos amigos que en estas
ocasiones lo demuestran. Gente que te abre su casa y sus brazos.
Así que allí que nos juntamos una cuadrilla para,
principalmente, pasar un estupendo rato y a su vez disfrutar de la excelente
cena que Marisa nos ha preparado. Tenemos suerte, esta chica cocina bien,
cocina muy bien.
De entrada le hago una pequeña “picia” a Iñaki. Hace dos años
tuvimos una conversación sobre lo de que los blancos hay que beberlos en el
año. De allí me llevé a casa una botella y hoy la he “disfrazado” con otra botella para demostrarle que,
curiosamente, incluso vinos que no son de guarda pueden resistir algunos años y
dejarse beber gustosamente.
Damos cuenta de los estupendos entremeses que nos ha preparado
la cocinera. Me quedo con esos mejillones con tomate con ese punto picante que
han hecho que me ponga las botas. Para entonces hemos abierto una botella de un
estupendo txakoli. Además es una botella que no ha salido al mercado, les
pareció tan rico que prepararon unas cuantas magnum para consumo propio y de
amigos. Es bueno tener amigos, es muy bueno. Un txakoli Uno 2013 que nos ha
hecho disfrutar mucho. Creo que bien hubiese podido aguantar algo más, esa
tremenda acidez así me lo ha dejado claro. Quizás dentro de uno o dos años
hubiese estado más rico aún. Pero más vale prevenir que igual "cascamos" y se lo bebe otro.
Nos sorprende Marisa con un plato creado por ella, Unos hongos
sobre crema suave y puré de patata y acompañados de un “trampantojo” en forma
de croqueta pero que realmente es una yema de huevo. Excelente plato. De alta
cocina.
Disfrutamos después de una lubina al horno que está muy rica.
Dice ella que un poco pasada pero hoy es un día difícil. De todos modos
cojonuda.
Se nos va terminando el txakoli y yo además quiero llevarme los
restos para ver que evolución tiene mañana. Así que ahora nos pasamos a las
burbujas. No tenía yo nada especial así que con un correcto Codorniu nos damos
por satisfechos. Los que eligen la cesta de navidad no son precisamente amantes
de los buenos vinos y no digamos ya de los “champanes” como dicen ellos.
Y ya pasamos a lo más típico, esos turrones, esos frutos secos y
hoy además, Amaia nos regala unas estupendas milhojas. Famosas en el “mundo
entero” y parte del extranjero. Las milhojas de Quintana. Poco que decir de
ellas, están riquísimas. Así que damos buena cuenta de ellas.
Para hacernos más fácil el paso de lo salado a lo dulce, madre e
hija nos deleitan con un sorbete de limón al cava de los que me bebería yo
media docena. Sin hielo, simplemente frío. Con el punto exacto de dulzor.
Refrescante a más no poder.
Hoy he tenido un compañero que ha sido muy amable conmigo.
Quizás aquí podamos usar aquello de “por el interés te quiero Andrés”. Algún
que otro trozo de lomo que le “escaqueo” ha ayudado un tanto. Qué bien vive “el
jodío”, pero se deja querer.
Para más “inri” el Olentzero se ha acordado de mi y además sabe
lo que me gusta, sin duda. Una estupenda botella de “las mías”. Si aguanto
espero conservarla para la próxima, aunque las tentaciones serán grandes y no
sé yo…….
Pues después del disfrute de buenas charlas, de buen humor, de la
demostración de inteligencia que nos ha dado la “peque” de la casa (si sigue
así esta va a ser la “osti”), abandonamos la casa que nos ha recogido. Eskerrik
asko por todo, familia. Eskerrik asko Marijo, Amaia…. Ha sido, como siempre un
verdadero placer. Que 2017 nos de alguna que otra alegría y que, al menos, siga
haciendo que la vida merezca un poco la pena. URTE BERRI ON.
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