Para rematar el puente de
diciembre, me paso por el Mugarra, el restaurante que me animó a comenzar mis
andanzas en esto de la escritura. He pasado y pasaré excelentes momentos en sus
mesas y con sus gentes. En mi listado es uno de mis “top 3” de Bilbao.
Observo alguna novedad,
cambio en la pared del fondo que demuestra muy a las claras a lo que aquí se le
da más importancia. Al producto del mar.
Además hay novedad en sala, con una nueva y por cierto, muy agradable txikita y en cocina, nos ha dejado el motero y tenemos a un jovencísimo cocinero que ha demostrado con creces que joven será pero que sabe hacerlo bien, pero que muy bien.
Como siempre llevando la voz
cantante en sala me encuentro con esa pareja que son unos artistas en lo
referente al trato con el cliente. Fran y Vero. Creo que me iría con ellos al
fin del mundo. Son geniales.
Hoy me proponen darme de cenar, sin mirar cartas, a su libre albedrío. Me encantan esas cosas. Que sean ellos los que decidan. Eso suele ser señal de acierto. Conocen mis gustos y conocen su arte.
Hoy me proponen darme de cenar, sin mirar cartas, a su libre albedrío. Me encantan esas cosas. Que sean ellos los que decidan. Eso suele ser señal de acierto. Conocen mis gustos y conocen su arte.
Comenzamos con un aceite
navarro, Artajo. Mi amiga Marijo que estrena Mugarra aprovecha para darle al
“unte”. Yo por el contrario prefiero degustarlo de trago. Un excelente aceite
que bien pudiera ser la base de un buen desayuno.
Como primer plato nos sacan
una especie de pastel de txangurro. Muy bonita presentación y un maravilloso
sabor a txangurro, con cantidad, con calidad. Acompañado de tres tipos de pan.
Pasamos ahora a sus curados a
la sal con pan de algas. De elaboración propia. Atún rojo, Salmón noruego y
bacalao. A cada cual más rico. Mi “problema” es que el atún me tiene absorbido
el seso. Me gusta tanto que no soy el más indicado para las comparaciones. De todos
modos mi compi dice que todos ellos están impresionantes. Nos incluyen también la posibilidad de probar
sus antxoas a la vinagreta. Todo lo que estamos teniendo la oportunidad de
comer demuestra bien a las claras la calidad superior del producto con el que
trabaja este restaurante.
Hoy la cosa va de mar así que
continuamos con los escabechados del Mugarra. Corvina, bonito del Cantábrico y
salmón gallego. En todo momento hemos
ido probando diferentes panes y diferentes maneras de elaborarlos. Nuevo disfrute.
Yo, por gusto propio me quedo con los curados a la sal pero en ambas ocasiones
la preparación es de diez. Nos lo estamos pasando……. De rechupete.
Como no podemos “escaparnos”
sin comer alguno de sus peces nos sacan un trozo de buen tamaño de rodaballo. Un
par de buenas raciones. Repetirme, no puedo hacer otra cosa. Se me termina el
vocabulario. Esto está riquísimo. Carne suelta, carne jugosa, pura gelatina.
Para beber y como conocen
bien mis gustos quieren que pruebe un verdejo. Mira que cuando escucho lo de
verdejo me entra como “miedo” pero que nadie se vaya a esos de “cuatro perras”
con olor y sabor más a “desodorante” que a vino. En esta ocasión se trata de un
vino con 7 meses de crianza en barricas de robles francés y americano. Un Tomás
Postigo. De color ya casi más verdoso que amarillo. Un vino que aun teniendo su
toque de fruta denota ese paso por la madera que presente, no destaca en
exceso. Vino con buen cuerpo, de trago largo, con persistencia y estupenda
acidez.
Marijose está “perdiendo
facultades”, ha sido más “tripera” pero últimamente me llega muy justita a los
postres. De todos modos le digo que tenemos que probar uno. No podemos
“escaparnos” sin hacerlo. Le recomiendo su “tarta de manzana”. Elaborada a su
estilo. Consistente postre que está para chuparse los dedos. Con los
ingredientes de una tarta pero distribuidos a su manera. En una presentación
muy curiosa y bonita. Goloso, muy goloso pero no empalagoso. Un postre que para
uno solo es para llegar con apetito.
Mi amiga es, así como yo, de
cafecito y este es uno de los pocos locales donde suelo tener costumbre de
repetir café. Lo hacen muy rico. Dos “cortaos” de los de verdad y nos vamos.
Los cambios no se notan, creo que las cosas siguen igual. Excelente cocina,
maravilloso producto y un trato muy profesional que con el tiempo pasa a ser
casi de amistad. 142 euros. Buen precio.
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