Tocaba
ya visita a algún restaurante donde poder disfrutar de una buena comida con mis
amigos y después de barajar algunas posibilidades y dado que Javi tenía muchas
ganas de conocerlo, nos animamos a pasar por el Zarate.
Tras
acomodarnos en una de sus elegantes mesas, nos acercan las cartas. Dejo que mis
acompañantes echen un vistazo pero dado que es la primera vez para uno de
ellos, quiero que pruebe alguno de sus míticos platos.
El
sumiller oficial, Alvaro, está de vacaciones pero entre que vamos con ideas
claras y la ayuda del que hoy hace las veces, nos apañamos estupendamente.
Asi
que para empezar y tras acercarnos algunas propuestas, nos decantamos por un
desconocido que tiene muy buena pinta. Concretamente un Ribeiro, un Cháns e Lus
cosecha 2015. Un proyecto personal de Bernardo Estévez que es muy dado a la
viticultura ecológica y natural. Un vino de una producción muy pequeña.
Variedades: Treixadura, Lado,
Silveiriña, Loureira, Albillo, Albilla.
Tras
una arrancada donde se aprecia un tanto “subido” el alcohol, desaparece esa
sensación en poco tiempo para pasar a un vino con una extraordinaria acidez, un
vino con mucho cuerpo que gana y mucho en la segunda copa. Servido a una
temperatura ideal, me alegra un montón ver como mis “ayudantes” disfrutan con
él tanto como yo. Espero poder disfrutarlo con un añito más de botella.
Riquísimo.
Elegimos
dentro de su propuesta de panes el que más nos gusta a cada cual aunque
después, en una segunda pasada, tenemos la oportunidad de probar más. Todos
ellos cojonudos.
Nos
deleitan con un aperitivo en forma de brandada de bacalao con alga nori y
picatostes. Muy suave, con mucho sabor, un abrir sensaciones muy acertado.
Continuamos
con su huevo trufado. Presentado en raciones individuales. Yo ya lo he
degustado en varias ocasiones. Javi se queda asombrado de la cantidad de trufa
que lleva y del olor que despide. Realmente a mi me tiene enamorado.
Impresionante.
Seguimos
con el arroz socarrat, en esta ocasión de marisco. Punto perfecto del arroz,
sabor a raudales pero “domado”. No es posible encontrarle la pega, ni falta que
hace.
Para
terminar con los primeros, Javi tenía clarísimo que quería probar algo nuevo
para él. Esos callos de bacalao de los que tanto me ha oído hablar. Pues dicho
y hecho. De nuevo un sorpresón muy agradable para él. No pensaba que estarían
así. Finura extrema. Salsa para pasar la lengua por el plato. Tremendos.
El ribeiro se terminó, y tenemos clarísimo que toca espuma. He visto en carta algo desconocido para mi pero que tiene una pinta estupenda. Me confirman que "malo" precisamente no va a estar así que venga, a por ello.
Un cava Clos Lentiscus Xarel-lo Xpressió. Al cincuenta por ciento variedades Xarel-lo y Xarel-lo Vermell. La fermentación se hace durante siete meses con levaduras autóctonas. En barricas de roble en el caso de la Xarel-lo y en ánforas romanas para la segunda variedad. Su crianza es de cinco años.
Tiene de todo para
disfrutar, frescor, fruta, ya madura. Cuerpo sedoso. Trago largo, muy
largo. Pepe me dice que es el mejor cava que ha probado nunca. Yo tenía
reciente otra impresión similar cuando Antonio me sacó el Uvae en San Mamés.
Pues tienen un parecido, al menos en sensaciones. Muy rico.
Pasar
por este local y no probar alguno de sus pescados me parece simple y llanamente
un error gordísimo. Hay varias propuestas pero al escuchar una de ellas,
cualquier duda desaparece. Tienen un buen rey de tamaño considerable. Nos
pueden sacar medio para compartir. Pues hecho. Mil trescientos cincuenta gramos
de pez. Mira que he comido buenos peces yo aquí y todos de una calidad superior
pero hoy Sergio ha rizado el rizo. Esto se llama perfección. Sabor increíble,
punto exacto, presentación perfecta. No se puede pedir más. Opinión de los tres
comensales, quizás el mejor pescado que hallamos degustado en nuestras vidas.
Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, “que viva el rey”.
Somos
todos amantes del queso así que tenemos que hacer esa cata vertical de
parmesano (26, 48, 60 y 120 meses de curación).
Parece increíble que un queso con 10 años conserve semejante sabor y sin
ser algo de eso que suelo yo decir que me recuerda al “agua fuerte”, no. Muy
ricos todos ellos aunque yo, me quede con el tercero.
Nos
queda un trago del excelente cava así que podemos terminar con algo dulce. Pues
sin pensarlo demasiado nos decantamos por un par de torrijas para compartir. De
nuevo disfrute al por mayor.
Unos
ricos cafecitos y sus detalles “fin de fiesta”. Charlamos un rato con Sergio,
le felicitamos por semejante deleite y abonamos la cuenta. 115 euros por
persona. Tengamos en cuenta que los vinos ya suponen casi la tercera parte y
que el rey es a día de hoy el más “costoso” de los peces. Hemos salido a
hombros y con la opinión de que difícilmente se puede disfrutar más. Un placer
y eskerrik asko por todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario