A
últimos del año pasado, por casualidad, tuvimos la suerte de visitar este local
que nos dejó buena impresión. Me gusta repetir donde disfruto y además me gusta
probar más cosas de sus cartas y ver que siguen “en forma”.
Nada
ha cambiado físicamente en este moderno restaurante donde la juventud gobierna.
Gente amable y con ganas de agradar, cosa que consiguen.
Hemos
pillado, eso llamando con tiempo, la última mesa que tenían libre en el
comedor. Me gusta más esta opción que la de cenar en las mesas altas del bar.
Uno ya es lo suficientemente mayor como para preferir paz y tranquilidad.
Han
cambiado algo también su carta de vinos pero en lo que a mi me atañe, poca
cosa. Sus opciones de vinos blancos no son demasiado atractivas para mi (soy un
tío muy “complidado”) pero como sé que tienen un buen cava con el que voy a
disfrutar pues a por él que nos tiramos en plancha. Un Recadero Brut Nature
Gran Reserva. Variedades Macabeo, Xarel-lo y Parellada. Crianza de cuarenta
meses. Fina burbuja con notas de fruta y una acidez reseñable. Muy rico.
Aunque
Aran pretende “llevarme” al huerto de sus alimentos preferidos, le pido por
favor que probemos otras cosas, que no se cierre. Así que, un poco su pesar en un principio pero para su final
satisfacción, comenzamos la andadura con un plato curioso, una Causa limeña de
patata y bacalao, mayonesa de aji amarillo, cilantro y maíz. Cual si de un
brazo gitano salado se tratase. Bonita presentación. Quizás el bacalao ha
pasado demasiado desapercibido. Menos cebolla se hubiese agradecido y dada la
potencia sápida del resto de los ingredientes, no tiene uno sensación alguna de
estar degustando el susodicho pescado. Pero el plato en su totalidad está bien
rico, con un toque picante nada exagerado.
Continuamos
con un arroz con hongos, mayonesa de pistachos y carpaccio de manos de cerdo a
la llauna. Un arroz preparado al momento por lo que hay una pequeña espera. Muy
bien logrado, con mucho sabor pero muy comestible. Curiosa la suavidad que le
aporta esa mayonesa al mezclarlo. Sin ser de cantidad exagerada, cosa que se
agradece dada la contundencia de este tipo de platos.
La
parte salada la terminamos con unas costillas Koreanas lacadas. Jengibre, soja
y sésamo. Me ha sorprendido el jengibre ya que parecen trozos de fruta
confitada con un toque de menta. Mira que no es un alimentos que me haga gracia
pero así preparado me ha parecido sabroso. Las costillas están riquísimas, la
salsa genial. Les gusta jugar con sabores internacionales pero consiguen
satisfacer al comensal sin excesos.
Como
mi compi no tiene sitio para postres, al ver el titulo, me decido por “La
cafetera”, nuestro mejor café con Baileys en versión postre. Como veis en la
foto, bonita presentación. Un helado de café con polvo de galletas en el plato
y una crema con nata y sabor cafetero en la pequeña cafetera. Su recomendación
mezclarlo todo. Cosa que hacemos después de probar primero cada parte por su
cuenta. Pues buena cantidad y muy buen conjunto que le aportan dulzor y
frescura al mismo tiempo. Muy rico, la verdad. Con semejante postre no ha lugar
a cafés. Pagamos los 74 euros de la cuenta. Tengamos presente que el cava son
26, luego podéis ver que se pueden cenar aquí por un precio muy ajustado y que
además podéis salir estupendamente repletos y satisfechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario