23 de septiembre de 2018

IPAR TSASO-MARISQUERÍA URRUNAGA: "Marisqueando"


Hacía ya un montón de años que no me pasaba yo por aquí. Además, mi compi Amaia tenía ganas de conocer el lugar. Así que dicho y hecho, sin prisas, con paradas incluidas y cómo no…. Con un par de confusiones por el camino, llegamos al lugar.

El sistema sigue siendo el mismo aunque un poquito más cómodo. Al ser cena y no haber un exceso de clientela, las mesas están montadas y los camareros te acercan los platos preparados y te los retiran según vas terminando.


Llegas al mostrador donde puedes ir eligiendo lo que te apetece. Hoy una más que simpática encargada nos recomienda algunas cosas y además nos sugiere, muy acertadamente, que no nos pasemos con la comanda.
Amaia es un poco “jilguerillo", así que dejo que sea ella quien decida lo que vamos a cenar, yo soy mucho más comilón y me adapto más fácil a todo.
Mientras ella coge mesa, yo me acerco a la barra del bar a pedir la bebida. Una tremenda pena que esta chica no se anime con los vinos pero no puede con ellos así que como no queda más remedio, hoy vuelvo un poco a mi pasado y disfruto con un rico kalimotxo.
Un pan que tú decides si quieres o no, de tamaño más que generoso y “del montón”. No es lo más destacable del lugar.
Comenzamos con unos txopitos. Pequeño tamaño y bien preparados. Un poco sosos pero con la salsa que los acompaña mejoran bastante. Yo los preferiría “a pelo” pero tienen su aquel.


Media docena de ricos langostinos a la plancha. Buena carne. Ni muy ni poco hechos, como debe ser. Qué rato más “malo” pasa mi compi. Le encantan, disfruta como una niña.


Unas navajas plancha. Poco hechas, “al dentes”, así las quiero yo. Como podéis ver de tamaño XL. Ni sé el tiempo que hacía que no las comía y mira que me gustan…..


Terminamos con un par de carabineros de tamaño considerable y muy jugosos. Más finos que los langostinos y tienen otro encanto.


Me he quedado con las ganas de jamarme un “jumbo”, tenían un tamaño langosta que impresionaba pero hoy no tengo la compañía adecuada para estos menesteres.
Los postres también tienes que ir a por ellos. Amaia se decanta por un riquísimo helado casero. Lo pruebo y está realmente rico. Esto no es un trozo de hielo con colorante.


Yo, como la cena ha sido suave, prefiero comerme una ración de queso con membrillo. De buen tamaño, cortado casi en exceso de grueso. Buen queso.


En total hemos pagado 69 euros, bonito número y precio ajustado (yo he repetido kalimotxo y Amaia ha cenado con una cerveza con limón). No es un lugar de lujos pero no deja de tener un éxito que dura y dura, algo tendrá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario