De nuevo nos juntamos los tres
mosqueteros para visitar otro restaurante. En esta ocasión me toca elegir.
Quieren sorpresas, quieren algo diferente. Después de darle un par de vueltas
al asunto, decido que este local puede, perfectamente, cumplir con lo deseado.
Después de los correspondientes potes que
en mi caso tienen que ser sin alcohol, nos dirigimos a la capital a la hora
convenida. El local es amplio, luminoso. Buenas mesas, de estupendo tamaño. Ofrecen
varias opciones. Hoy, viernes mediodía, al parecer la mayoría han ido a comer
su menú corto pero nosotros vamos a por uno “un poco” más largo. El menú Amama,
aunque después de degustarlo, creo que es una amama un tanto internacional.
De entrada nos deleitan con una
mantequilla ahumada y una cesta de estupendos panes variados.
Elegimos
el primer vino. En concreto un txakoli Gorka Izagirre 42 by Eneko. Cosecha
2014. Cien por cien hondarribi Zerratia. Un mes de crianza en barrica de roble
francés y seis meses en botella. Mucha fruta en nariz y curiosamente aunque de
entrada la marca, al final no destaca por su acidez. Se deja beber muy gustoso. Estos txakolis son ya harina de otro costal, se están haciendo cosas muy ricas, la verdad.
Comenzamos con los aperitivos. (Fotos repartidas). La
original bombilla rellena de manzana y vermut, esas piedras de queso parmesano y ese
trampantojo en forma de nueces que no es otra cosa que un cojonudo foie. Todos ellos a
muy buen nivel y muy originales.
Seguimos con un ajoblanco con atún y
algunas sorpresas más. Plato muy refrescante y de resultado notable.
Pasamos al capuchino de alubias tolosanas
y un “bikini” de sus sacramentos. Muy graciosa la presentación. Mucho sabor. Le
pregunto si tiene algún litro por ahí de sobra, está riquísimo. Ese toque
“especial” que tiene…. Al parecer tiene algo que ver con la morcilla asturiana.
Llega ahora el que para mis compis ha
sido, quizás, el plato de la velada, unas alcachofas de Tudela con yema de huevo
sobre una rica sopa de ajo. Aunque me gustan, no son las alcachofas, mi plato
favorito pero reconozco que es una mezcla muy conseguida y con un sabor más que
destacable.
Pulpo asado. Acompañado un
trampantojo en forma de borona. No es patata en sí. Tiene un toque ácido que,
curiosamente, marida maravillosamente con el pulpo. Muy rico.
Le toca el turno a un plato “atrevido”,
sin duda. Un plato con estilo “peruano-oriental” según mi parecer. Nécora,
cebolla, cilantro, tomate…… Se recomienda comerlo a mano. Te ponen todas las
facilidades para limpiarte después. No es mi estilo. Al parecer soy uno de esos
humanos que tenemos una especie de configuración genética “anti-cilantro” y
conste que somos unos cuantos. Pero me lo como. Mis compis disfrutan más de él.
Cambiamos
de tercio en el asunto del beber. Les recomiedo probar un cava. En concreto un Recadero
Subtil Gran Reserva 2007. Xare-lo, macabeo y chardonnay. Una crianza de 56
meses en botella. Un porcentaje de los vinos usados, han pasado diez meses en
barricas. Finísima burbuja y bien integrada. Nariz marcadísima. Cremoso, un
ligero toque de amargor lo hace muy apetecible. De los mejores cavas que
conozco. Cojonudo. Cada día me estoy viciando más al asunto de las burbujas y afortunadamente se hacen cosas por precios muy arreglados de excelente calidad.
Llega la corvina a la plancha, con
fritada de cangrejo y una esferificación con mucho sabor al propio cangrejo.
Quizás un poco pasado el punto del pescado. El sabor del plato, si aprovechas
el intenso de la esferificación es intenso. A mi me ha gustado mucho.
Pasamos a la carne. Comenzamos con un
entrecot con hongos. Buen sabor el de la carne. Quizás me ha tocado un trozo un
poco tieso en los costados. No jugamos aquí con nada. Yo lo prefiero, me gusta
la carne tal cual, sin florituras.
Terminamos la parte salada con el cordero
a baja temperatura con ras el hanout, una
salsa de origen marroquí. Volvemos a mi “problema” con estos sabores. Es
muy fina pero me como el cordero tal cual. Quizás las carnes hayan sido los
platos menos sorprendentes del menú.
Comenzamos con los postres. El primero es
un trampantojo. Un Valenciano. Una naranja con tres capas interiores emulando a
la rica bebida. Mi empaste pendiente me complica el asunto y Pepe se aprovecha
de la circunstancia. Pero lo he probado y está muy rico, la verdad.
Se nos ha terminado el cava y
“necesitamos” al menos una copita más. En tamaño pequeño sólo tienen un
Juve-Camps Cinta Púrpura. Pues vamos a ello. Si lo bebemos antes del Recadero
otro gallo hubiese cantado pero no ha podido competir con el anterior. Malo no
está, ni mucho menos pero juega en otra categoría. Más fácil de beber.
El segundo postre me ha encantado. Lleva
una crema de café, un bizcocho de cardamomo, pipas garrapiñadas y ganache de
calabaza. Aquí ha podido más la gula que la sensación helada en la muela.
Riquísimo.
Pasamos ya a los estupendos cafés, con
unos detalles que ya no son precisamente necesarios.
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