A otro privilegiado que le ha llegado la hora de la jubilación.
Algunos, que la tenemos relativamente cerca, no sabemos lo que nos deparará ese
futuro incierto. Esperemos que al menos llegue ella antes que “el de la
guadaña”.
Las organizadoras del evento, confiando en mi criterio, conste
que no he puesto “buen” por delante, me preguntaron si se me ocurría algún
restaurante cercano que hiciese las cosas de un modo distinto a lo habitual, si
conocía “algo diferente”. Algo que no fuese el típico menú de sota, caballo y
rey.
Pues enseguida se me fue el pensamiento a mis queridos conocidos
del Abiaga. Todo confluye para pasar un buen día. El local, el entorno, el
trato y por supuesto y a pesar de los impedimentos del “precio cerrado”, creo
que nos darán de comer con algún toque distinto.
No soy amigo de acudir a ciertos eventos, uno es un tanto
“especialito”. Eso de considerar compañero de trabajo a alguien simple y
llanamente por el hecho de que trabaje en el mismo sitio no va conmigo. Creo
que como los amigos, los compis de currelo “se lo tienen que ganar”. Y en este
caso, creo que más o menos, así ha sido.
A la hora convenida y cada uno como puede, nos vamos acercando a
la vecina localidad de Amurrio un nutrido grupo de medio centenar de personas.
De edades distintas, de sexos diferentes y de cargos varios.
Como no podía ser de otro modo, los “hombres”, al menos la
mayoría de ellos, se aposentan en uno de los lados de la L y las “chicas” y
algunos “valientes”, tomamos posiciones en el lado contrario. No negaré que a
mi me va el rollo un montón.
Hoy quedará el tema gastronómico un tanto en segundo plano. Creo
que comidas numerosas no merecen “criticas” exhaustivas, simplemente enumeraré
los platos degustados. Eso sí, diré con total claridad que todos ellos han
estado a un estupendo nivel. Preguntando
al personal, en general han salido muy contentos de esa experiencia “algo diferente”.
Comenzamos con un plato que ya he tenido ocasión de probar,
torta de escalivada con antxoa.
Degustamos así mismo sus croquetas caseras.
Como entrante de nuevo un plato que ya he comido en este
restaurante, el rissotto de hongos y parmesado.
Pasamos al pescado. Hoy ha sido una Merluza con corteza de pan y
cintas de calabacín.
Secreto con puré de castañas y vainilla.
En el apartado dulce hemos disfrutado de Crème Brûlèe
con helado de
vainilla. Una crema pastelera que lleva la parte superior quemada por el azúcar
para darle esa consistencia crujiente.
En cuanto a los vinos, otro aspecto muy marcado por los
“apretones” en el precio del menú, es nuevamente donde el precio del menú marca
sobremanera el asunto, un crianza de rioja en tinto, concretamente un Faustino
2013, un blanco de rueda al que no he hecho ni caso y, como detalle, a mi me
acercan un txakoli de la zona, un Eukeni que me ha permitido pasar una velada
un poco más satisfactoria. Fresco, afrutado y con una acidez maravillosa. Algún
compi también lo ha probado y le ha gustado.
Unos cafecitos y llega el “momentazo” de la velada. Por allí
aparece un “personaje” que resulta ser de nuestro pueblo y del que no tenía
noticia alguna. Un actor, un “comediante”, de nombre Eduardo Gaviña Marañon y
de apodo “Yogurinha Borova”. El “pobre” Juanfer ha “sufrido” un rato pero desde
aquí mi reconocimiento al saber estar de Eduardo que ha sido capaz de vacilar sin
herir, cosa que pocos consiguen.
Pues nada, Juanfer. Que disfrutes de ahora en delante de paz y
tranquilidad y que los demás lleguemos a ello.
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