Desgraciadamente no me ha
dado tiempo a despedirme como es debido. Me dieron la mala noticia de su cierre
y les prometí nueva visita, incluso reservé una botella de vino para la ocasión
pero entre una y otra cosa no ha podido ser.
Una mala noticia para los
amantes del mundo del vino. No hay por las proximidades locales que traten al
líquido elemento como lo hacen aquí. No hay enamorados de este mundo.
Al menos tenemos también
buenas noticias, hay algún proyecto en mente y nada menos que el la “capital
del mundo”. Esperamos novedades y por supuesto que por allí pasaremos en cuanto
el asunto tome forma.
Nos acomodamos en su pequeño
comedor y enseguida somos atendidos por Laura con la que tratamos del asunto
sólido de la velada. Que ella nos comente lo que nos puede ofrecer hoy.
Alvaro por su parte se
“pierde” en su bodega para pensar un poco lo que podemos beber hoy. Conoce bien
mis gustos y algo se le ocurrirá.
Comenzamos con un par de
croquetones de jamón y txorizo. De tamaño XL. Crujientes, jugosos, sabrosos,
estupendos.
Pasamos ahora a unas papas
aliñas con tronco de bonito, vinagreta de cebolla y pimiento verde. Cuando el
producto es bueno y la mano es “mimosa” el resultado no puede ser sino
estupendo. Me encantan las patatas, me encanta el bonito, me gusta la
vinagreta. ¿Puede pedir uno más? Pues no. Estupendo plato y muy consistente,
por cierto. Incluso Marijo, una “glotona” de las buenas, comenta que con esto
no te quedas precisamente con hambre.
Degustamos ahora unos
mejillones con tomate casero. De nuevo buen género y ese tomate que está para
mojar pan. Plato con poco misterio pero que nadie diga que es sencillo. Todos
habremos comido bastante peores. En esta ocasión están para chupar dedos “a
manos llenas”. Riquísimos, la verdad. Damos buen uso de los estupendos panes e
incluso, a pesar de mi “negativa”, repetimos.
Terminamos el asunto con una
carne con tomate. Qué recuerdos me trae este plato. Mi amatxu era
una excelente cocinera. Todos decimos lo mismo, pero la mía además de en casa,
lo fue en algún otro sitio y con fama ganada. Más de una madrugada, llegando a
casa con el periódico bajo el brazo, me encontraba esa cazuela con carne con
tomate y ni siquiera calentarla, sin sentarme, pan y tenedor y a ponerme las
botas. Ya llegaría el “tirón de orejas” al mediodía pero….
Los pimientos verdes de los
que me comería dos docenas sin problema alguno. Que manjar.
Hoy hemos elegido entre
cuatro botellas que Alvaro nos ha ofrecido, una ya la he bebido en una de mis
catas de cuadrilla y otra descansa en mi pequeña bodeguita a la espera de un
buen momento.
La que hemos bebido hoy ha sido concretamente un Ribeiro, un Coto
de Gomariz añada 2011. 70% Treixadura, 15% Godello, 10% Albariño y 5%
Loureira. De color amarillo con toques
verdosos. Aromas a fruta pero con una mineralidad bien marcada. Curiosamente me
aparece un ligero dulzor pero la acidez es maravillosa e invita al trago
pausado. Cuerpo sobrado, de esos vinos que pares “masticar” más que beber. Cada
día me aguanta más una botella, cada día disfruto más del trago pausado. No
tendré ni idea de vino pero que me quiten lo “bailao”. Un estupendo vino que
nos hace pedir un poquito queso acompañado de unos trozos de membrillo. Estupendo
queso Idiazabal con la que el Ribeiro “casa” estupendamente.
Un pan de cafecitos y un
agradable rato en la barra del bar. De esas charlas donde los problemas del
mundo tienen fácil solución. El total abonado hoy han sido
65 euros que teniendo en cuenta el vino degustado me resulta un precio de lo
más arreglado.Una pena que tengan que
cerrar. Pero por otra parte la alegría de saber que les veremos en otra
ubicación. Con ansia esperamos noticias. Pues allá va la despedida. Eskerrik
asko Alvaro y Laura por los momentos vividos. Al menos, con esto de las redes
sociales, “siempre estaréis aquí”. Que la vida os depare un buen futuro. Hasta
pronto.
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