Ya lo tenía visitado y había salido bien contento y hoy que hemos bajado
sin rumbo fijo se nos ha ocurrido volver a visitarles.
Aran siempre me dice que tenemos que cenar “suavecito” aunque luego termina
sucumbiendo a los placeres de las ofertas gastronómicas.
Hoy nos ha atendido una txikita de Bermeo, de ese pueblo donde hablan ese
euskera “especial”. Suelo decir yo que casi prefiero que me hablen en ruso, al
menos ruso no he sabido nunca. Entender a uno de Bermeo…. se las trae. J
Estupenda camarera que sabe agradar y creo que lo hace muy naturalmente,
sin “plastificaciones”. Así que comentamos un poco lo que tienen hoy para
cenar.
Cuando me acompaña mi compi de hoy y escucha aquello de pulpo……. no puede
remediarlo y a mi me importa muy poquito, es un alimento que me encanta y
además hemos tenido ya la ocasión de comprobar que en este local lo hacen muy
bien. Concretamente a la brasa, con unas cojonudas patatas y hoy llevaba un
toque de limón que nos ha sorprendido y muy gratamente.
La camarera nos dice que han entrado unos estupendos bonitos, de su
pueblo….. que si lo queremos de alguna manera especial. Pues un tataki de
bonito no entraría nada mal.
Una estupenda ración que incluso enamora a Arantza que no es amiga de
alimentos “poco cocinados”. Una salsa curiosa pero sabrosa. Lleva soja y nata.
Acompaña al pescado uno poco de puerro cortado en tiras que me hace pasar un
rato pensativo. Me suenan los aromas que percibo pero no soy capaz de reconocer
más allá del cítrico. Noto algo dulce…
Ella pasa por cocina a preguntar y al final tenía yo razón, un poco “burro”
que es uno, lleva un toque de mango. Pues me gustan estas sorpresas culinarias.
Estupendo maridaje en todo el conjunto. Muy rico.
Tampoco puede mi chica evitar pedir croquetas y hoy nos damos un pequeño
homenaje. Una generosa ración de croquetas variadas. De queso azul, de
txipiron, de jamón, de hogos y cojonudas a más no poder las de txuleta. Todas
ellas de nivel y con excelente sabor.
Para terminar me sorprende la que tengo delante. Dice que le apetece un
revuelto de hongos y foie. Tiene “mala” suerte. Es “enemiga” de la cebolla y
aquí encuentra algunos trozos. Yo sé que si no los ve, ni se entera pero en
esta ocasión los ha pillado enseguida. El revuelto es demasiado grande para
encima tener que comerlo en solitario. Pero está muy rico y con mucha presencia
de la seta que le da un toque exquisito.
Una pena no haber guardado un poco de sitio para algún postre pero al final hemos cenado casi en demasía. Las raciones son muy abundantes, casi con una menos hubiésemos salido con una sensación de menos hartazgo.
Para acompañar la cena hemos bebido unas copitas de un txakoli que ya
habíamos probado aquí mismo. De la localidad de Zalla, Txakoli Txabarri. Me
gustó la vez anterior y me ha gustado hoy. Con su correspondiente acidez pero
no como los de la “antigua usanza”. Un buen vino para disfrutar de cualquier
plato.
Buen par de txapatas de pan, más al gusto de ella, puesto que a mi me
gustan mucho más crujientes.
Los
correspondientes Café e infusión y una sensación de haber cenado muy bien y
todo ello por 52 euros. Cocina de categoría, buena cantidad y excelente precio.
Un sitio para visitar en cualquier ocasión. Quizás la única pega es que a
primera hora, el hecho de estar en zona de poteo y ambiente, el local resulta
un tanto ruidoso. Eso sí a partir de cierta hora la cosa cambia a mejor.
Su página
web: www.zakarestaurante.com
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