Por tercer año consecutivo y esperemos
que sea ya hasta el final de los tiempos, ha llegado esta reunión de amigos que
hacemos con la excusa de comernos unos calçots. La cosa comenzó tontamente pero
el grupo se va ampliando y eso que por circunstancias adversas algunos se han
tenido que quedar sin venir. Esperemos que para el año que viene contemos con
su inestimable presencia.
Gracias a las “gestiones” del
“impresionante” organizador del evento (no tengo abuelas), hemos tenido algo
que nos parecía impensable: hemos tenido SOL. Increíble pero cierto. Los hay
con suerte. Si al final…… existen los milagros y todo.
Quedamos con tiempo para tomarnos unos
txakolis en la terraza mientras van llegando todos los integrantes. Es reunión
familar, se admiten niños. Incluso ellos mismos van haciendo amigos nuevos. Con
un queso de la zona y un par de botellas de txakoli UNO también de “casa”,
que por cierto está bien rico, vamos poniéndonos al día y, así somos, vamos
preparando nuevas quedadas. Tenemos ganas de probar sitios, unos cuantos por cierto.
A la hora convenida, hoy ha sido
puntual hasta una que yo me se, subimos al comedor. Dos mesas separadas, para
que los adultos y los niños disfruten de sus respectivas circunstancias. Buenas
mesas, redondas, bien vestidas y con amplitud. El comedor está a rebosar, cosa
de la cual me alegro.
Como ya he dicho, los calçots no son
más que una excusa para juntarnos y este año en el restaurante han decidido
ponerlos en primer lugar. Nos ha parecido buena idea y ya hemos hablado de que
quizás el año que viene estaría bien comerlos antes de subir al comedor, más al
estilo propio de este alimento. Presentados, como no, en papel de periódico y
sobre unas tejas. Acompañados de su compañera de viaje, la salsa romesco. Para
“txulos” ellos y nos ofrecen unos guantes de latex para no mancharnos las
manos.
Algunos son unos profesionales, yo soy
un pato y además, lo siento, no me hacen demasiado tilín. Fíjate que creo que
los comería mucho más gustosamente a la vinagreta......
Pero el personal disfruta como
chiquillos que es lo que cuenta. Algun@s se han puesto las botas además de los
guantes.
Una vez terminados los calçots,
comenzamos con el primer plato que es un ravioli de txangurro con naranja
sanguina y zanahoria. “Ensaladas” así me comería yo bien gustoso. El ravioli
está cojonudo y el conjunto muy acertado. Sabores muy bien avenidos. Empieza
bien la cosa.
Pasamos ahora a un plato triunfador.
Un plato del que no me cansaré jamás. Algo “simple” pero que me sigue
impresionando. Preparado de maneras más o menos diferentes pero con el mismo
ingrediente principal. El huevo a baja temperatura con infusión de morrones. Un
plato que emana un aroma atrayente. Da gusto olerlo. Y mucho más aún comerlo.
Esto se puede hacer con cuchara pero después, cosa obligada, necesitas un buen
trozo de pan para rematar la faena. Perfecto.
Le toca al turno a la “media” ración
de arroz negro con txipirones. Plato que ha sido quizás el que menos ha
impresionado pero que como dice Josean….. de esto me como yo cuatro raciones. A
mi me ha gustado mucho. Pequeños “debates” sobre el punto del arroz que a mi me
parece idóneo pero que, como siempre, para gustos los colores. Desde luego que
mirando los platos del resto de comensales, “malo” no le ha parecido a ninguno.
Eso es evidente.
Le llega el turno a la carne. Un
cochinillo con peras al vino tinto. Este ya si que ha sido más aplaudido a
nivel general. Buen punto, buen producto, la lección de la compañía nos ha
parecido muy acertada. Es curioso lo rico que pueden estar juntas en un plato
cosas tan diferentes. Un plato que recomiendo sin lugar a dudas. No penséis en
el cochinillo típico, esto nada tiene que ver.
El postre ha estado a la altura de la
comida. Buena elección de Marta que se ha decidido por algo muy fresco. Crema de mango y maracuya. Aunque
no ha sido mi preferido puesto que para mi es un sabor un tanto “subido de
tono”. No por no saber a lo que tiene que saber no, es más bien por mis propios
gustos. En general ha gustado mucho y sabor tenía a raudales, sin discusión.
Algunos tenemos un poco de “saque” aún
y estaríamos dispuestos a seguir pero tampoco es plan de abusar. Eso sí,
pedimos unas raciones de quesos, acompañados de un poco de membrillo y unas nueces.
En el apartado vinícola, hemos
aportado algunos vinos. La generosidad de mis compis hace que a excepción de
uno, el resto sean blancos. Terminamos primero con el txakoli UNO para pasar después a un albariño Contraparede 2008. Llega ahora un txakoli gipuzkoano pero “sin burbujas”, un buen txakoli que ha gustado mucho también: Hiruzta 2013 de Getaria. Continuamos con un Riesling añada 2012 que según nuestro entendido en vinos es de producción
natural, sin historias raras. Un aroma y sabor a…. ¿sidra? Nos ha sorprendido a
los “ignorantes”. Pero Josean nos explica perfectamente el porqué.
Josean se enfrenta ahora a una “putada” que le prepara un servidor que no es “nada bueno” y tiene que catar a ciegas el que para mi ha sido el vino de la tarde, un Mandolas 2011 Oremus Tokajii Dry. La vida cambia mucho con los ojos cerrados. Pero se defiende con uñas y dientes.
Para la carne, como no, ha aparecido por allí un tinto, un Viña Pomal reserva 95 que a pesar de su vejez se ha dejado beber. Mientras tanto algunos hemos aprovechado para beber un cava que nunca falla, Juvé y Camps Reserva de la Familia. Y para finalizar, con los postres y quesos nos hemos pimplado una de Casta Diva, un viejo conocido que sabemos que lidia perfectamente con ese potente postre y un desconocido para nosotros, un moscatel del Empordá, concretamente un Sinols 2010. Este último ha gustado mucho también.
Así que en reglas generales hemos disfrutado del buen beber.
Unos cafés bien ricos que algunos
hemos incluso repetido y unos GTs bien preparados han dado lugar a la charla
final donde van estrechándose lazos, donde van preparándose nuevas
oportunidades de quedar para disfrutar de las cosas que nos gustan: los
buenos vinos, de la buena comida y de algo que supera con creces a las dos
cosas anteriores: la buena compañía y la amistad, tan cara en estos tiempos que
corren.
Eskerrik asko al equipo de Abiaga, gracias
por atendernos así, por vuestra generosidad y buen hacer, por ese despliegue de
“coperío” al que os obligamos. Y que sepáis que aunque esperamos
tener la ocasión de volver a visitaros antes, dentro de un año
allí estaremos con esa 4ª calçotada que confiamos en que sea más mayoritaria
aún. Por cierto, creo que se nota, las fotos son gentileza de Juanjo. Esos móviles de..... "mil megapíseles de esos...". Eskerrik asko majo.
El precio del menú en sí ha sido de 50 euros, hay muchos "restos" que la gente "normal" no suele pedir, lo nuestro es "puro vicio".
Su página web: www.abiagajatetxea.com
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