La idea de hoy era totalmente
distinta. Hemos partido en busca de una cervecera en Leioa y tras varios
intentos, lo hemos conseguido. Me encanta perderme, me encanta investigar, me
encanta no terminar de “robotizarme”. Todo tiene su parte positiva y las nuevas
tecnologías las tienen pero al final, terminaremos hablando solos, terminaremos
siendo más raros de lo que ya somos, que ya es decir.
Como es demasiado temprano, decidimos
dejarlo para otra ocasión y reanudar ruta hasta el Puerto deportivo de Getxo, lugar
de ocio de muchos y donde hay suficiente oferta gastronómica para todos los
gustos.
Aunque Aran es más de otro tipo de
locales, al final se decide a hacerme caso y nos vamos a un restaurante que
conozco sobradamente y que, dentro de lo que cabe, siempre ha cubierto mis
expectativas.
No llevamos hoy idea de darnos ningún
banquete y por ello lo que hacemos es compartir alguna cosa liviana, más que
suficiente.
En casi todas mis visitas he pedido su
ensalada especial de la casa. Una ensalada bastante completa. Además recuerdo
que tiene ese toque un tanto “peleón” que diría yo que no es otra cosa que
llevar buena carga de vinagre. Me encanta.
Unos espárragos, bonito, huevo cocido,
tomate, lechuga, unas antxoas y unas aceitunas. La hemos pedido expresamente sin
cebolla. Una que yo se no la soporta. Correctos los ingredientes, sin ser de
calidad superior. Lo que más destaca es el bonito no es precisamente de lata.
No es desmiagado, buenos trozos y de estupendo sabor y calidad. El resto…. justito.
Unos langostinos plancha que
degustamos como me encanta. Quiero ser yo quien los pele, quien saque el jugo.
Ella se come la carne principal y cuando terminamos siempre parece que he sido
yo quien se ha zampado la ración. Pero ande yo caliente……. 8 buenas piezas que
con medio minuto menos de plancha hubiesen estado mejor. Pero ricos-ricos.
Habíamos pedido unas almejas en salsa
y nos aparecen con unos tigres pero sintiéndolo mucho, mi compi no puede con
ellos. Así que nos los retiran y ahora esperamos un poco y nos traen esas
almejas. Quizás el error ha supuesto que la salsa esté un poco sin ligar,
demasiado acuosa y ha sido una pena. Tampoco las almejas son demasiado “allá”.
Un pelín pequeñas y sin soltarse del caparazón con la facilidad deseada. Esto
malo no puede estar casi nunca pero no ha sido el plato de la noche. Una pena.
Para untar sí, eso es impepinable.
Cada día llevo peor lo del precio del pan en según que circunstancias. Hay día
que me lo sacan en cantidad, con panes diferentes, trabajados y no me cobran un
duro. Otras veces te sacan panes que están bien pero que te cobran a precio de
pan casero de kilo. Creo que casi 4 euros por dos txapatas de pan normal es un
precio excesivo. Se que cada vez apretamos más a la hostelería y que de alguna
manera tienen que jugar con sus márgenes pero prefiero pagar un poco más en
cada plato a que multipliquen por 4 el valor de este alimento al que tanto
admiro cuando se lo merece.
La golosona se ha pedido una tarta de
queso, media ración. Es del tipo que a mi no me va demasiado. Con demasiada
mermelada por encima y además no tiene nada que ver con esas tartas caseras,
con esa imagen casi de crema pastelera que hemos probado en alguna ocasión. Eso
sí, se la termina como una campeona.
Para acompañar la cena y como nos
gusta a ambos, hemos disfrutado de una botella de Juvé y Camps brut nature gran
reserva 2010. Del que ya he dicho en muchas ocasiones que me parece que tiene
una relación calidad precio estupenda. Hoy, el hecho de cenar bastante liviano
ha supuesto que su efecto haya sido más notorio y “gracioso”.
Un cafecito y nos vamos con una
sensación más bien normalita. No ha sido la cena del año, creo que no hay que dormirse en los laureles. Tienen
una ubicación excelente y tienen buen producto, creo que hay que currárselo un
poco más. El precio abonado por todo ha sido 88 euros.
Como se nota cuando sales como un "campeón" y como se nota cuando no lo haces.
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