El tiempo
pasa demasiado rápido. Cuando uno tiene 18 años parece que no pero…. y han
pasado ni más ni menos que 9 meses desde mi última visita.
Las cosas
poco han cambiado. Reservo con antelación puesto que es uno de los restaurantes
más “difíciles” de Bilbao para pillar sin avisar. Al llamar no me acuerdo de
pedir “mi mesa” pero ella, fiel, ahí está. Esperándome.
Es la
primera vez para Marijo, tenía ganas de traerla. Es una campeona del comer y además
está abierta a probar distintas maneras de cocinar. En este restaurante serán
muchas cosas pero clásicos precisamente no.
La dejo que
eche un vistazo tranquilamente a la carta mientras yo voy mirando algún vinito.
Me gustaría cenar con una botellita de Mumm pero ella prefiere un blanquito,
así que con mis dudas entre un txakoli o un rioja, al final me decido por pedir
una botellita de Placet,
concretamente un 2009, que es acierto seguro.
Un viura
cien por cien al que se le nota bastante su paso por madera. Aquí ya no hay
demasiada fruta pero está en un buen momento de consumo. Es un vino denso y
aunque se deja beber gustoso, es ligeramente seco. Buena temperatura así que no necesitamos cubiteras y buenas copas.
Nada más
sentarnos nos obsequian con una croqueta que está muy rica pero que si os digo
la verdad, tal ha sido la velocidad de consumo que ni recuerdo de que era.
Casera y con una salsa que me ha hecho pedir el pan con urgencia. Por cierto,
tres tipos, uno picante, uno de aceitunas y el otro….. mi “amor”, el de maiz.
Ricos los tres.
Casi sin
darnos cuenta nos ofrecen otro aperitivo en forma de nigiri con lleva un trozo de alga y una generosa cubierta de un
foie que está para echar cohetes. Riquísimo. Marijo flipa.
Comenzamos
con el primer plato elegido y que nos sacan en “medias” raciones individuales.
Ya se que estamos en Bilbao pero la leche con las medias raciones….
El nombre
del plato en carta es literalmente: ummus de coliflor-11 toffes-noodles al ajo
negro. Los noodles no son otra cosa que la pasta china, en este caso gruesa,
lleva como compañía unos estupendos hongos en buena cantidad, quizás el ummus
de coliflor sea lo menos destacable en boca, el resto de sabores, muy potentes,
se lo “meriendan”. Plato muy, pero que muy consistente. La salsa, color de
caramelo de café con leche, de ahí lo de 11 tofees, supongo. Desde luego que el
plato no es dulce pero el sabor del conjunto es sobresaliente. Así mismo un
sabor potente y que se nos hace conocido pero que no conseguimos adivinar.
Preguntamos y es cilantro. Por si mismo es excesivamente potente pero al
mezclarlo con el resto de ingredientes consigue darle un toque original a
semejante plato.
Creo que en
cocina nos han visto “flacos”. Ahora nos aparecen con unos langostinos de
tamaño medio que van sobre una base de aceite y perejil que están para
chuparlos y, como buenos comensales, es lo que hacemos. Muy apetecibles.
De nuevo
otro plato presentado en raciones individuales tamaño XL. Tatín de jibión
brasa-cebolla de Zalla-pomada de hongos. Buenos aros de jibión, con la textura
adecuada. Tiesos pero que no presentan problemas de tener que tirar de ellos
para comerlos. En tempura tenemos pimiento verde y cebolla, exquisitos y una
salsa negra de las de comer con cuchara, que ya no hay demasiadas ganas de
untar. Bueno, debería haberle sacado la foto al plato de Marijo…… limpio como la patena.
El último
de los platos elegidos ha sido el Tartar de buey + mojo daikon + pappadum
picante.
Creo que en la foto podéis ver el tremendo color de esa carne. Plato
complicado para muchos pero que realmente cada día me gusta más. La compañía,
sin “molestar”, acompaña muy inteligentemente a la carne. El daikon se parece
un tanto al rábano pero no es tan amargo y además tiene un toque picante. El
pappadum no es más que un pan muy fino pero elaborado con harina de legumbres.
Procede de la India y en este caso lleva un suave toque picante.
Me dice mi
compi que no quiere postre pero conozco el local y se que tienen algunos
postres que más que “agobiarte”, “relajan” un tanto la cena. Así que nos
pedimos un Gin tonic helado – frui terapia de gominolas – canela en rama. Y
nuevamente, en dos raciones generosas se nos presenta este postre que es eso,
algo fresco, muy fresco. El helado sabe a Gin tonic, sin duda. Las gominolas
muy ricas y dulces. Muy rico.
Y como hoy
tienen ganas de “matarnos”, nos aparecen con una mousse de mango que sabe a lo dicho. Una cereza hace el papel
de “ojo” en la foto. Original y rico postre que consigue que hoy ni me plantee
tomar un café. Creo que no tengo espacio suficiente para ello. Hemos cenado
estupendamente. Estamos satisfechos. Yo tengo aún un poco de vino para rematar
y Marijo se pide una infusión que aquí las hay y con mucha variedad.
89 euros
han tenido la culpa. Por lo cenado me parece hasta barato. Me gusta recalcar el
precio del vino puesto que muchos no bebéis y con ello la cuenta cambia
sustancialmente, en este caso son 22 euros. Creo que merece la pena.
Recalcar
como siempre la juventud y la tremenda simpatía del servicio, algunos son ya
“viejos conocidos”, otros no tanto pero todos ellos a buen nivel.
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