Tenía ganas yo de visitarles. Uno de esos locales que se están
poniendo de moda en la capital. Curioso pero estaba a tope en fechas no
demasiado fáciles. Además repiten mesas, creo que habrán dado casi el doble de
capacidad. Hemos pasado a reservar nos han dado mesa para las diez y media pues
estaban completos.
Así que después de tomar un par de potes por la zona, a la hora
convenida nos aposentan en una de las mesas para dos.
Los sofás no me parecen los más apropiados para cenar y tengo la
suerte de que hay un cojín y puedo usarlo para “elevarme” un poco, uno no es un
“jirafa” precisamente y no llegaba muy bien a la mesa. Local muy grande, con
mucho bullicio y movimiento. Había leído por ahí lo de los baños y la verdad es
que son muy originales y bonitos.
Tienen una decente carta de vinos pero vengo con Amaia y esta
mujer no sabe salir de su “moscato”, así que no me queda otra. Una botellita de
Moscato La Modenese. Es “gracioso”, son vinos que
cobran a 10 euros y el personal dicen que son baratos. Para los restaurantes y
bares son un chollo. Si se les ocurre multiplicar por tres el precio de un buen vino y les ponemos a caldo pero por estos vinos pagamos lo
que sea sin darnos cuenta de lo abusivo de su precio en comparación con el de
tienda. Bueno, sin más, se bebe como agua y punto, es lo que hay. Mi compi encantada, tengo que llevarla al "lado oscuro" y conseguir que se anime a probar otras cosas.
La carta del comer es larga y dejo que Amaia se decida por lo
que le parezca. Nos acercan una bolsa de panes que por cierto están bien ricos
y que suponen 1,50 euros por persona.
En este caso diría que está casi justificado
su precio. Buenos panecillos, de esos que se meten al horno en el momento y que
da gusto comerlos calentitos.
Comenzamos con unas verduras asadas de temporada. Espárragos
trigueros, calabaza, zanahoria, vainas, tomatitos…. Con una salsita y unos
frutos secos picados. Están ricas, la verdad. Se dejan comer gustosas y mi
compi disfruta más que yo que aunque me gustan, soy más carnívoro que “verdulero”.
Me toca ahora disfrutar a mi, el pollo me encanta y más si está
frito y rebozado como es el caso. Presentado cual si fuesen rabas, en un cesto
bien chulo y con una salsa tipo mayonesa que acompaña estupendamente a la
carne. Bien frito, sin demasiada sensación aceitosa y con el rebozado muy
turradito. Me ha encantado, Además la ración es suficientemente generosa.
Me sorprende Amaia hoy, está cenando como una campeona, de lo
cual me alegro. Y se anima con unos huevos rotos con patatas fritas y jamón.
Realmente rotos no están, están enteros y los rompemos nosotros. Los huevos
normales, sin más, no tienen ese color de yema que denota calidad. Las patatas,
a mi parecer, no son congeladas, o al menos están muy conseguidas si lo son. El
jamón rico pero me hubiese gustado algo más de cantidad. Un plato presentado
originalmente.
Pedimos la carta de postres y el camarero nos recomienda la
torrija con helado de café. Pues llevo yo una temporada de torrijas……. El
problema es que la víspera comí una que estaba de muerte y esta no deja de estar correcta.
Esto malo no puede estar, es lo que es. Pero un pelín seca, nada esponjosa.
Vamos, de suficiente. El helado tampoco es nada del otro mundo. Bonita
presentación eso sí.
Un cafecito de los que no dejan huella y la cuenta que asciende
a 47 euros que para lo degustado me parece correcta.
El servicio sin demasiadas simpatías. Entiendo, que no comparto, el éxito de estos locales. Sitios “elegantes” con precios finales
arreglados.Tampoco he probado
platos principales pero creo que aquí es más “rentable” pedir de picoteo. No pasará a formar parte de mis restaurantes preferidos.
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