Nueva visita a uno de los locales de
moda de Bilbao. Amaia salió encantada en la anterior visita y hoy ella es la
que me ha hecho volver y yo encantado, que conste.
Nuevas caras y no tan nuevas, me llevo
una alegría pues allí me encuentro con una “vieja” conocida que es jovencísima,
por cierto. Hemos coincidido en algún que otro local y ahora está aquí, un
encanto de servicio.
La que al parecer es ahora la
encargada de sala es también pura simpatía, le ha parecido conocernos pero,
será que nos estamos haciendo famosos. Jajaja.
Amaia es complicada para comer, pero
que muy complicada. No es fácil, no es de esas “todoterreno” que comen mejor
que uno. Así que no me queda otro remedio que esperar a que se anime con alguno
de los platos.
Para beber no tiene duda alguna, está
“enamorada” de su Moscato así que para ella tenemos suerte, hay moscato.. Tres
copitas se bebe durante la cena. Yo, repito el mismo que la vez anterior, el
Elle de Landaluze. Me gusta a mi este vino.
Un par de copitas con las que disfruto
de una cena informal, una cena de picoteo, de platos para compartir o no tanto.
Nos colocan un cesto de pan,
concretamente un pan de aceitunas que está muy rico y que invita a comerlo
solo, tiene “tropiezos”.
Una terrina de foie con mermelada y
unos panes tostados que hacen la delicia de mi compi. Uno de los pocos platos
que aseguran su disfrute. Da gusto verla comer con ganas porque no es nada
sencillo, la verdad.
Insiste en pedir la tabla de ahumados,
se que lo hace por mi y le hago prometerme que va a probarlos. Y tras decir que
está muy rico, ante mi pregunta de ¿quieres más? Su respuesta es la esperada:
no gracias. Si lo sabía…….
Un estupendo atún y dos modos
distintos de saborear el salmón que están todos ellos cojonudos. Yo soy un fan
incondicional del atún así que disfruto inmensamente.
Me sorprende Amaia cuando pide unos
huevos trufados. Presentados en una cazuelita de barro con las patatas fritas
cortadas en cuadrados, como más me gusta y en cantidad suficiente para el
disfrute. Los huevos de calidad y la trufa en cantidad aunque sin ese aroma que
a mi me hace salivar tanto.
Como no podía ser de otra manera, el
80 por ciento de las patatas termino comiéndomelas yo, el pequeño estómago de
Amaia no da ya para más.
De postre yo me pido uno de
chocolates. Cacao líquido, arena de cacao, bizcocho de chocolate y helado de
chocolate. Puro vicio.
Ella pide una torrija con helado y
cuando prueba el helado su cara de satisfacción es enorme. Es helado de tofe y
realmente está sabrosísimo. Como podéis comprobar ni tiempo me ha dado a sacar la foto. Eso sí, con dos cucharadas de torrija se queda
completamente “llena” y se acabó la cena para ella.
Si creo yo que algún jilguero comerá
más. Así está, la pones a contraluz y se ve lo de detrás. J Esto me costará una toñeja o dos.
Con el postre me tomo un vinito dulce,
concretamente un blanc de Neu. Me encantan este tipo de vinos aunque este no me ha emocionado demasiado. Los he bebido más ricos y de la
misma zona.
Un par de cafecitos y hasta otra, que
la habrá. Creo que como su “hermano” Bascook, es un local con una propuesta muy
acertada y al que auguro un éxito seguro. Si es que algunos saben hacerlo bien.
El total abonado por la experiencia
han sido 70 euros que me parece de nuevo, una más que correcta relación entre
lo degustado y lo pagado.
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