1 de noviembre de 2018

RESTAURANTE LOS FUEROS (BILBAO): Un tomate "feo" muy atractivo.


Después de mucho tiempo sin visitarles y acompañado de mi amiga Marijo, una excelente compañía para asuntos gastronómicos dado su grado de disfrute con el buen comer, vuelvo a este restaurante donde las cosas se hacen bastante bien.

El único “pero” para mi es el “aprovechamiento” del espacio y sus pequeñas mesas para dos comensales. Uno ya es muy mayor y dado más a mesas más “cómodas” y de tamaño más amplio. También sé que aquí el precio también va acorde con ello y que de otro modo las cosas deberían ser más costosas.

Una carta de vinos corta pero con cosas curiosas y diferentes y además un “plus” importante, todos y cada uno de sus vinos puedes probarlos por copas. Cosa difícil de encontrar en cualquier local.
Estando con Marijo y conociendo sus gustos, me decido por probar un albariño de una bodega más que conocida. Un vino un tanto “especial” que tiene su lado “romántico”. Albariño Rosa Ruíz. Hija del llamado “padre del albariño”, Santiago. Cosecha 2017, cien por cien albariño. Crianza de 5 meses sobre sus lías para darle mayor amplitud en boca. De color muy limpio y aromas a frutas tropicales. Curioso lo de los gustos personales. A mi compi le encanta, yo ya he pasado a una fase donde los prefiero más “reposados”. Seguramente dentro de un par de años de botella me gustará más. Pero entraríamos aquí en una tonta discusión puesto que lo de los gustos es personal. De todos modos está rico, sin dudarlo. Muchísima fruta y estupenda acidez.
Un pan muy rico con corteza crujiente, de los míos.

Comenzamos con un tomate “feo” de Tudela tibio, queso de oveja, oliva y albahaca. Un plato fresco a más no poder. Riquísimo y suave el tomate. Aunque no soy amigo de demasiadas especias, en esta ocasión es un toque que no esconde el verdadero sabor del ingrediente principal. Estupenda ración.

Continuamos con unos txanpis en tempura con mahonesa de trufa. Ración más que generosa. Quizás incluso excesiva. Plato potente. La trufa genial, ese toque ideal. Desde luego que merece la pena probarlo.

Marijo tiene antojo de algo de carne. Pues nos pedimos unas albóndigas de mamiña a la moda del Casco Viejo. La maniña es un corte de la ternera muy jugoso que contiene hueso y grasa. Ello le confiere un sabor intenso y agradable. Salsa muy rica que aporta un tanto de jugosidad añadida a las albóndigas. Rico.

Terminamos con un curioso plato que me trae excelentes recuerdos. Algo muy típico de nuestra tierra. Talos de sukalki de ternera. Cuatro “talitos” con buena ración de carne jugosa. Un pelín más de “plancha” hubiese sido de agradecer para eliminar un tanto el sabor a harina pero de todos modos genial propuesta que de nuevo nos demuestra que aquí se trabaja bien.

Un par de cafecitos bien preparados. Una pena no tener capacidad para probar alguno de sus más que sugerentes postres. Gente joven con ganas de agradar. Abonamos los 87 euros de la cuenta teniendo en cuenta que 28 pertenecen al vino. Estupenda opción en la capital.

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