4 de noviembre de 2018

ASADOR EGURRA (BILBAO): Con mayúsculas, ASADOR.


Nueva  visita a otro de mis locales preferidos en la capital. Hoy mi compi tiene ganas de comer algo de carne y no es, precisamente, mala opción pasar por aquí para ello.

Tras el saludo de rigor nos aposentamos en una de sus bien vestidas mesas para degustar, mientras pensamos en el resto, un chorizo de esos que en cuanto lo pruebas sueñas con meterlo entre pan y pan, aplastar el bocadillo y disfrutar cual persona  “poco delicada”. Está de muerte el jodido.

Me sorprende Aran con su elección de plato para compartir. Creo que es la segunda vez que las va a comer y al parecer tiene muy buen recuerdo de su “primera vez”. Unas estupendas mollejas de cordero. Muy jugosas y tiernas. Acompañadas de una especie de mayonesa suave que invita a su vez a pasarla por el pan.

Compartimos también una ración de txuletillas de cordero lechal. En parrilla con sus brasas. Tiempo ya de que no las cataba. Casi todas “de palo”. Esto es pura mantequilla, la verdad. Muy, pero que muy tiernas. En mis buenos tiempos de estas me como yo…….. pues todas.

Hoy, como ya viene siendo muy, pero que muy habitual, regamos la cena con espuma. Tiene guardado Gonzalo por allí una botella en concreto y nos la ofrecen. Un  Cava Ramón Raventós extra brut PN 2012. Cien por cien Pinot Noir. Pues un cava que no ha sorprendido en exceso pero que está muy, pero que muy correcto. Fina burbuja y trago fácil. Quizás algunos cavas un tanto “especiales” que he ido probando últimamente me estén volviendo demasiado exigente. Eso sí en cuestión de relación calidad-`precio, un buen cava.

Para finalizar pedimos dos medias de solomillo. Como nos conocen ya bastante bien, tienen el detallazo de emplatarlo por separado y de sacarlo en base a nuestros gustos. El de mi compi más pasado y el mío más “rojillo”. Buena carne de la que no dejamos ningún recuerdo. Ricas patatas fritas a mi gusto y como no puede ser de otro modo, los pimientos verdes me “los tengo que comer yo” con “mucho esfuerzo”.


Un cafecito con un par de polvorones “de la tierra” y me obsequian con una copita de algo muy rico que ya he tenido ocasión de degustar. Una sidra de hielo 1898 cuya acidez, sin ser como otras que conozco, está bien marcada. Esto es puro vicio.


34 euros por persona sin vino han tenido la culpa. De nuevo disfrute. Parece que les va bien. Desde luego que tienen mérito. trabajar, trabajar y trabajar y siempre con una sonrisa en la boca.

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