Situado en Lakua, zona
de impresionante crecimiento de la capital alavesa. Todo edificios nuevos,
familias relativamente jóvenes. No termino yo de moverme con soltura entre sus calles.
Asier, sobrino de uno
de los propietarios de Boka-Dos, Fernando Etxebarri tiene pendiente pagarme una
apuesta perdida y quería traerme aquí pero es muy joven y su vida muy
ajetreada, así que me he decidido a venir por mi cuenta.
Local muy amplio. Zona
de barra con mesas altas y bajas para degustar sus múltiples propuestas. Hoy en
día es una opción que da mucho juego. El cambio que se está produciendo en los
asuntos del comer y cenar hace que sea imprescindible tirar hacia este modo de
gestión. En la calle tienen incluso un pequeño huerto urbano del que hacen un
muy buen uso.
El comedor es grande,
sin tonterías, con mucha luz. Mesas correctas y de tamaño suficiente. Un menú
de fin de semana que no tiene mala pinta y una carta con interesantes
propuestas que además juega con producto s de temporada que explican
detalladamente para poder decantarte hacia un lado u otro.
Estaba Fernando
“avisado” de nuestra visita, hoy ha comido aquí la familia, sesenta años de
casados llevan sus padres. Eso son muchos años. Zorionak de mi parte. Así que
charlamos un rato pues hemos llegado temprano. Luego , poco a poco, van
llegando comensales más tardíos. Eso sí, la zona de bar está a rebosar.
Le pedimos que nos
vaya sacando alguna de sus propuestas de picoteo, medias raciones para poder
así, probar el máximo posible. Estoy con Arantza y ella manda, así que me quedo
con ganas de alguna cosilla. Ya tendremos oportunidad.
Comenzamos con media
ración de unas ricas croquetas de jamón. Crujientes y sabrosas con más que
suficiente producto en su interior.
Rabas de calamar con
harina de garbanzos. Están estupendas.
Como detalle que no hemos pedido, Fernando nos obsequia con unos cojonudísimos mejillones de roca. Tamaño txiki. Riquísimos, hacía tiempo que no los comía sí.
Morcilla de autor.
Acompañada por unas “angulas de monte” unos pimientos rojos asados y una
“mermelada” de pimiento. Riquísima la morcilla. Crujiente piel que degusto sin
problemas. Incluso mi compi se ha animado a probarla y no le ha disgustado.
Muy, pero que muy rico plato.
Tiras de pollo con
panko acompañadas de una salsa barbacoa. A mi esto me encanta pero a la que
tengo enfrente le apasiona. Como en este caso la “media” ración más bien parece
entera, se me ocurre decirle al camarero que nos la retire sin terminar….. casi
me “muerde”. Así que se la ha terminado disfrutando a más no poder.
Lomo de merluza.
Presentada “a lo antiguo”. Con su espárrago y su trozo de huevo cocido. Calidad
del producto. Jugosa. Nos la preparan en platos individuales. Muy bien
conseguida.
Terminamos ya con muy
poquitas ganas de comer, esto es ya puro vicio, con unos trozos de taco de txuleta.
Aran pide que le hagan un poco más un par de trozos. De intenso sabor, rica la
carne. Todo de aprovechar.Patatas hechas al momento y un par de pimientos
verdes. Rico final para una estupenda cena.
La carta de vinos,
sobre todo de blancos y espumosos es corta y tengo pocas opciones para elegir
así que prefiero ir a lo seguro con una botellita de Juvé & Camps . Como siempre, cumplidor.
Infusión y cortao y
abonamos los 60 euros totales, el cava son 22. Interesante opción en una zona
de mucho futuro en Gasteiz. Más pensado en el picoteo de nivel pero que sirve
tanto para un roto que para un descosido. Nos ha gustado la propuesta así que
volveremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario