Comentario de la visita realizada hace ya más
de mes y medio pero el periplo veraniego ha sido bastante intenso y ahora toca
ponerse un tanto al día.
Mi compi de hoy es un “jilguerillo”. Ella
intenta convencerme de que come mucho pero…… nos conocemos. Afortunadamente en
este local disfruta. Generalmente es más amiga de ir a cenar un pollo con
ensalada y patatas pero intento llevarla, poquito a poquito a algo más…. Nos
entendemos, verdad?
Nos colocan en una agradable mesa redonde
junto a los amplios ventanales con vistas a la Ría. La luz es más bien tenue y
agradable y además la vela encendida le da un toque más romántico. Eso sí, para
las fotos hemos tenido que hacer algunas “maniobras” un tanto complicadas y hoy
yo simplemente he hecho de “alumbrador”.
Así que si no os gustan, la “culpa” no es mía. J
Dejo que sea ella quien decida la cena. Yo no
tengo problemas con prácticamente nada y ella es más complicada. Así que tras un vistazo a la carta, se decide
por…… si hubiese hecho yo una apuesta, acierto todos los platos.
Como bebe moscato, mira que le encanta….. yo
pregunto un poco por la oferta de vinos y al final me decanto por un cava que
me recomienda nuestra agradable camarera.
Un cava Martínez rosado. Creo que es relativamente nuevo en el mercado. De las
variedades Pinot Noir y Garnacha. Un cava muy para el público en general. Se
deja beber y por su precio, tampoco hay que andar preocupándose en exceso. Un
par de copas me he tomado que han acompañado estupendamente la ligera cena.
De primero hemos compartido unas riquísimas
croquetas que yo he dejado como que eran de carne pero a la velocidad que han
desaparecido del plato puesto que teníamos ya un poquito de hambre, ni tiempo
me ha dado a darme demasiada cuenta.
Algo que me encanta en este restaurante es el
pan. Dos variedades. Una de cereales y la otra una cojonuda hogaza de pan
casero que está a mi gusto. Corteza
crujiente, miga consistente. Me he puesto las botas. Hemos terminado la primera
cesta y nos han sacado otra pero yo, después de terminar con otro trozo, le he
pedido que se la lleve. Es un puñetero vicio.
Compartimos ahora una fritura de cefalópodos
(rabas, calamares…. para los amigos). Otra cosa de siempre pero que no falla y
menos cuando se trata con mimo. Me encantan, nos encantan. Nada aceitosas y
estupenda cobertura. Vuelan aunque, como yo ya
sabía, alguna que yo me sé va perdiendo “fuerza” y el reparto no es
precisamente “a medias”.
Me sorprende un tanto cuando pide una merluza
con txipis. Se le va la fuerza por la boca. Con una cuchara aparta para ella un
poco para probar y el resto me lo zampo yo. Encima están los txipis… de
puñetera madre y me pongo a untar pan como un descosido. Buen plato.
Es curioso el ser humano. Estamos “llenos”
pero parece que para el postre siempre hacemos un sitio. Yo hubiese comido algo
salado pero hoy “manda” ella. Bueno y cuándo no????
Así que se decanta por un arroz con leche con
helado de canela presentado en un cuenco de buen tamaño. Cojo la cuchara que me
han puesto y lo pruebo. Diossssss. Que rico está. Pero rico de narices. Mira
que he tenido yo en casa unas cuantas maravillosas cocineras y los he comido
ricos pero este está que se sale. Pero por mis…… que se lo va a comer ella
enterito. Me hubiese apostado la vida que era incapaz pero como a todo a quien
gane……. Por sus…… se lo termina. Eso sí, he aprovechado para vacilarla un poco
y unas risas ya hemos echado.
Lo comentamos con la camarera que está más
que de acuerdo con nosotros. Ella lo ha probado. En estos momentos no se
encuentra en el local el artífice pero ya le hemos dicho que le de nuestra s
más sinceras felicitaciones.
Esto lo prueban “algunos que yo me sé” en un
restaurante estrellado y lo elevan al olimpo de los dioses, pero estamos donde
estamos y seré yo quien lo alabe. Acojonante.
Tras una pequeña duda entre dos ofertas de
vinos dulces, me decanto por el que
menos me esperaba hasta yo. Mira que soy “Ximenero” yo…. Pero me tiro hacia un
Tokaji Pendits Furmit. La botella es oscura y me ha sorprendido al verlo en
copa. Esto es un moscatel. Me ha recordado mucho al Ochoa, sin llegar a estar
igual de rico. Pero es un vinillo de muy buen precio que tiene buena fruta, muy
poca acidez o quizás la tenga integrada y un ligero amargor que lo hace
apetecible.
Con el vino y el cortao de turno nos vamos a
la terraza. Está cayendo Xirimiri. Que pena que el fresco no se puede exportar,
nos haríamos ricos.
Hemos pagado algo menos de sesenta euros que
me parece una buena relación calidad-precio. Su página web: www.txocook.com
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