Hace
mucho que llevábamos preparando algo especial, queríamos darnos un homenaje y
las opciones eran unas cuantas. Pepe suele preferir asegurar pero Javi es más
de investigar y probar sitios desconocidos para él. Al final nos decantamos por
este restaurante donde ya he pasado yo algún buen rato.
Hoy el
asunto era comer y beber a capricho, sin poner topes ni trabas, eso sí, siempre
dentro de un orden lógico y al alcance de los mortales.
Nos
recibe Unai, siempre con esa cara de buen humor y saber estar. Y vamos
comentando un poco las opciones que tenemos tanto de comer como de beber.
Comenzamos
con un buen aceite y esos panes que a cada cual están más ricos. Me gusta que
un restaurante de la importancia que se merece a este sublime alimento.
Como
aperitivo una croqueta que tiene aires de “rollito chino”, crujiente, sabrosa,
jugosa…..
No
conocía yo a la sumiller de este local, resulta que los viernes noche no
trabaja y ese suele ser mi día de visita. Entre todos vamos intentando elegir
un blanco que nos emocione y tras barajar varias propuestas….. allí que aparece
algo que ni siquiera sabíamos que existiese. ¿Un txakoli? Pues sí, pero seamos
justos, esto va más allá.
Un Itsasmendi 7 pero de una añada histórica, ni más
ni menos que un 2005. Aquí no hablamos de acidez, aquí no hablamos de frutas
variadas, aquí hablamos de calma, de sosiego, de cuerpo extraordinario. En un
primer momento surgen aromas alcohólicos, más tarde aparcen aires añejos….. Un
vino que tiene un envejecer impresionante y que simplemente nos ha enamorado.
Extraordinario, sobresaliente.
En ese
momento aparece Unai a presentarnos nuestro plato principal, no tiene mala
pinta, la verdad. Después daremos cuenta de ella. (foto superior).
Percebes
a la brasa. Esto sí que es un chupa chups. La madre que los parió, qué ricos
están. Lo que cambia un producto cuando se trata de manera sublime.
Ahora
les toca el turno a unas verduritas con ajo blanco. Tengo a dos personas
delante que disfrutan como chiquillos con este tipo de platos, así que me
“sacrifico” un tanto para que ellos gocen.
Realmente pretendo que se llenen para comer más langosta, pero que no se
enteren.
Pasamos
ahora al plato que en mi opinión más me ha hecho disfrutar, un carabinero con
huevo y esas patitas cocinadas. “Ordeño”
la cabeza hasta secarla. Qué sabor, que jugo….. riego un poco el huevo para
darle un toque a marisco y me pongo a untar pan a dos manos…. Estos momentos
son los que hacen que la vida merezca la pena. Puro vicio, pura gula, puro
disfrute gastronómico.
En
estos momentos se termina para nuestra desgracia ese vino blanco que nos tenía
un tanto despistados y pasamos al asunto espumoso. Al final, una comida como la
de hoy “obliga” a quitar la sed y no nos llega con una así que disfrutamos de
dos champagnes a cada cual más diferente. Por un lado un vino muy afrutado y
por el otro uno más potente, tanto que me ha recordado incluso a algún vino
andaluz, con solera. El primero un Dufour Orante Sanguine, el otro un Tarlant
Brut Prestige rosé añada 2000. Larga crianza
y unos años más de botella habrán conseguido ese toque tan peculiar.
Le toca
el turno al pulpo, este ya era un viejo conocido mío pero sigue estando de
rechupete. Terso, con mucho sabor. Buena materia. Puré de patatas de casa como
compañía.
Y por
fin le llega nuestro plato principal, una langosta de buen tamaño,
con una carne suelta. Mucho tiempo llevaba yo sin probarla. Me encanta aunque
sigo diciendo que me quedo con el impresionante sabor del carabinero. Los
estómagos están ya un poco saturados y el “bicho” no es pequeño, así que nos
damos por satisfechos en el asunto salado aunque bien le hubiésemos clavado el
diente a algún buen trozo de carne. Lo dejaremos para otra ocasión.
Javi y
Pepe se van de cabeza hacia esos helados variados con el toque “italiano” que tantos placeres genera. Algún
bocado ya doy, están como siempre, de muerte. Yo, más “golosón” me voy a por su
tarta de queso. Pues eso, golosona, muy golosona.
Un par
de copita de PX, unos cafés hechos a nuestro gusto y vamos dando por terminada
la velada. Días como hoy prefiero no hablar de dineros y no penséis que es nada
exagerado pero no me parece justo. Son momentos que para mi no tienen precio.
Eskerrik asko a Unai y su equipo, eskerrik asko a Javi y como no a Pepe. Un día
para anotar en el cuaderno de bitácora, un día que no se borra fácilmente de la
memoria.
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