22 de septiembre de 2019

RESTAURANTE PORRUE (BILBAO): Cuando un 7 no es notable sino SOBRESALIENTE.


Hace mucho que llevábamos preparando algo especial, queríamos darnos un homenaje y las opciones eran unas cuantas. Pepe suele preferir asegurar pero Javi es más de investigar y probar sitios desconocidos para él. Al final nos decantamos por este restaurante donde ya he pasado yo algún buen rato.
Hoy el asunto era comer y beber a capricho, sin poner topes ni trabas, eso sí, siempre dentro de un orden lógico y al alcance de los mortales.
Nos recibe Unai, siempre con esa cara de buen humor y saber estar. Y vamos comentando un poco las opciones que tenemos tanto de comer como de beber.
Comenzamos con un buen aceite y esos panes que a cada cual están más ricos. Me gusta que un restaurante de la importancia que se merece a este sublime alimento.

Como aperitivo una croqueta que tiene aires de “rollito chino”, crujiente, sabrosa, jugosa…..

No conocía yo a la sumiller de este local, resulta que los viernes noche no trabaja y ese suele ser mi día de visita. Entre todos vamos intentando elegir un blanco que nos emocione y tras barajar varias propuestas….. allí que aparece algo que ni siquiera sabíamos que existiese. ¿Un txakoli? Pues sí, pero seamos justos, esto va más allá. 
Un Itsasmendi 7 pero de una añada histórica, ni más ni menos que un 2005. Aquí no hablamos de acidez, aquí no hablamos de frutas variadas, aquí hablamos de calma, de sosiego, de cuerpo extraordinario. En un primer momento surgen aromas alcohólicos, más tarde aparcen aires añejos….. Un vino que tiene un envejecer impresionante y que simplemente nos ha enamorado. Extraordinario, sobresaliente.

En ese momento aparece Unai a presentarnos nuestro plato principal, no tiene mala pinta, la verdad. Después daremos cuenta de ella. (foto superior).
Percebes a la brasa. Esto sí que es un chupa chups. La madre que los parió, qué ricos están. Lo que cambia un producto cuando se trata de manera sublime.

Ahora les toca el turno a unas verduritas con ajo blanco. Tengo a dos personas delante que disfrutan como chiquillos con este tipo de platos, así que me “sacrifico” un tanto para que ellos gocen.  Realmente pretendo que se llenen para comer más langosta, pero que no se enteren.

Pasamos ahora al plato que en mi opinión más me ha hecho disfrutar, un carabinero con huevo y esas patitas cocinadas.  “Ordeño” la cabeza hasta secarla. Qué sabor, que jugo….. riego un poco el huevo para darle un toque a marisco y me pongo a untar pan a dos manos…. Estos momentos son los que hacen que la vida merezca la pena. Puro vicio, pura gula, puro disfrute gastronómico.

En estos momentos se termina para nuestra desgracia ese vino blanco que nos tenía un tanto despistados y pasamos al asunto espumoso. Al final, una comida como la de hoy “obliga” a quitar la sed y no nos llega con una así que disfrutamos de dos champagnes a cada cual más diferente. Por un lado un vino muy afrutado y por el otro uno más potente, tanto que me ha recordado incluso a algún vino andaluz, con solera. El primero un Dufour Orante Sanguine, el otro un Tarlant Brut Prestige rosé añada 2000.  Larga crianza y unos años más de botella habrán conseguido ese toque tan peculiar.

Le toca el turno al pulpo, este ya era un viejo conocido mío pero sigue estando de rechupete. Terso, con mucho sabor. Buena materia. Puré de patatas de casa como compañía.

Y por fin le llega  nuestro plato principal, una langosta de buen tamaño, con una carne suelta. Mucho tiempo llevaba yo sin probarla. Me encanta aunque sigo diciendo que me quedo con el impresionante sabor del carabinero. Los estómagos están ya un poco saturados y el “bicho” no es pequeño, así que nos damos por satisfechos en el asunto salado aunque bien le hubiésemos clavado el diente a algún buen trozo de carne. Lo dejaremos para otra ocasión.

Javi y Pepe se van de cabeza hacia esos helados variados con el toque  “italiano” que tantos placeres genera. Algún bocado ya doy, están como siempre, de muerte. Yo, más “golosón” me voy a por su tarta de queso. Pues eso, golosona, muy golosona.


Un par de copita de PX, unos cafés hechos a nuestro gusto y vamos dando por terminada la velada. Días como hoy prefiero no hablar de dineros y no penséis que es nada exagerado pero no me parece justo. Son momentos que para mi no tienen precio. Eskerrik asko a Unai y su equipo, eskerrik asko a Javi y como no a Pepe. Un día para anotar en el cuaderno de bitácora, un día que no se borra fácilmente de la memoria.

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