Este es uno de mis restaurantes
favoritos, de los que visito todos los años sí o sí. De aquí sé de antemano que
voy a salir completamente satisfecho. Monika y Alberto siguen peleando y parece
que no les va nada mal. Me alegro un montón por ellos.
Nos acomodamos en una de sus mesas y
aunque Monika nos acerca las cartas de lo sólido y lo líquido, prefiero que nos
cuente lo que tienen y así el acierto siempre está más asegurado.
Nos obsequian primero con un par de
aperitivos en forma de un pastel de marisco y una crema que están deliciosos.
Una cesta de panes a cada cual más rico y vamos a por el asunto principal.
Degustamos una más que cojonuda
ensalada de bogavante. De tamaño XL, aderezada con una especie de mayonesa de
aguacate. Generosa presencia del crustáceo. Todo un conjunto bien avenido en
cuestión de sabores.
Continuamos con otra tremenda ración,
un huevo (de Elorrio) a baja temperatura con foie y con hongos. Este tipo de
platos generan una sensación tremendamente satisfactoria a mis papilas
gustativas. Un plato casi excesivamente generoso en ración pero de los que no
puedes dejar ni rastro en el plato. Incluso Aran ha sido capaz de terminarlo.
En este momento casi me daban ganas
de tirar la toalla pero ya habíamos elegido otro par de platos. Mi compi, más
“cobarde” a la hora de comer ha pedido media ración de gambas plancha (la foto
es de otra visita y es la ración entera). Como siempre están exquisitas.
Yo he preferido meterme un par de
salmonetes entre pecho y espalda. Con un toque de sabor “terrestre” como
compañía. Están mucho más que ricos pero el recorrido de hoy ha sido excesivo y
no he podido terminar. Una pena pero muchas veces como con los ojos y eso me
juega malas pasadas.
Todo ello lo hemos regado con un
champagne que no había probado nunca pero que me ha encantado. Un vino que
tiene mucha potencia, no es de los de “fácil” beber como dice Aran. Eso permite
que se recate un tanto y así la botella nos acompaña hasta el final. Philipponnat Royal reserve brut. Variedades Pinot noir, pinot meunier y chardonnay. Hemos disfrutado mucho con él.
Salimos a su terraza a tomarnos el
cafecito y charlamos un rato con Monika, pagamos la cuenta, hoy hemos salido a
55 por persona sin vino pero la calidad del producto, su perfecta ejecución y
lo tremendo de sus raciones hacen que el precio sea más que acorde con lo
disfrutado.
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