Se
aproxima la noche más corta del año y el ambiente festivo y veraniego inunda
poco a poco nuestro entorno. Hoy le toca a la Gau Zuria-Noche Blanca. Siempre
me pregunto dónde demonios se mete toda esta gente habitualmente.
En
estas fechas me suele gustar acercarme a uno de mis restaurantes estrella,
recomendable al cien por cien, satisfacción asegurada.
Reservo
con tiempo y acierto. Mejor prevenir que curar.
Nos
acomodamos en una de sus estupendas mesas y enseguida nos atienden. No necesito
carta, ni del comer ni del beber. Tengo bastante claro lo segundo y lo primero
lo “discutimos” entre todos que seguro que acertamos.
En
mi última visita probé un cava que me encantó y quiero que Aran lo disfrute
también. Clos Lentiscus Xarel-lo Xpressió. Cincuenta por ciento Xarel-lo y
Xarel-lo Vermell. Fermentación con levaduras autóctonas durante 7 meses. La
Xarel-lo en barricas de roble y la Vermell en ánforas romanas. Crianza de 5
años. Hoy noto, sin duda un toque “asidrado” pero que satisface. Un toque muy sutil y agradable. Un cava de lo mejorcito que conozco. Potente, sedoso, trago
largo, disfrutón.
Como
aperitivo una brandada de bacalao. Sólo con ver la impresión que causa en
Arantza ya me conformo. Ella que es “difícil” para ciertas novedades….. Está
impresionante, la verdad.
Foie
mi-cuit asado y trufado. Con panes tostados para untar pero yo soy más amigo de
comerlo en “gordo”. Está perfecto.
Seguimos,
de nuevo emplatado individualmente con su arroz socarrado de marisco. Este
plato me vuelve loco. Riquísimo. Impresionante su sabor, perfecta su ejecución.
Una cazuela de esto con un cava como el que estamos bebiendo…. Para pasar una
velada de diez.
Aran,
como no, se decanta por su pescado favorito, un rape. Asado con sus patatas.
Aquí el pescado lo bordan, difícil encontrar un sitio donde lo trabajen mejor. Me deja probarlo pero un poquito, que está demasiado rico.
Sergio
ha salido a saludarnos, me cuenta una pequeña anécdota de un plato con un
nombre precioso, kikirikotxas…… Como muchos platos de alta cocina, nace de un
“accidente” y el resultado es cojonudo. Unas estupendas kokotxas acompañadas de
una cresta de gallo al pil-pil. Esa textura gelatinosa puede engañar
perfectamente. A ciegas… difícil. Pues disfruto como un chiquillo de algo que
me apasiona.
Una
de torrija caramelizada con helado de intxaursalsa para compartir. Esto ya lo
hemos probado varias veces y no defrauda. Rico-rico, muy rico.
Para
ese postre Alvaro, el sumiller oficial me deleita con un PX, cuanto tiempo
llevaba yo sin catarlo…. Hoy tengo mucho tiempo después para digerir, así que
me animo. Puro deleite para las papilas gustativas… un vino que como él, es cordobés.
Cosas más ricas sabéis hacer, oyes…..
Infusión
y un más que bien preparado cafecito dan por terminada la velada. 60 euros por persona sin contar lo bebido. Sin
problemas, disfrute total, todo lo necesario para gozar. Restaurante de bien
merecida estrella que me hace pasar maravillosos momentos. Eskerrik asko.
Paseo
por la ría, gente hasta para desagradar. Esperaba más luminosidad pero lo poco
que vemos nos agrada… eso sí… ¿dónde narices se ha metido el dragón????
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