No es bueno perder algunas costumbres así que nuevamente
volvemos a juntarnos en el restaurante Abiaga. Este año no ha podido ser, hemos
llegado un poco tarde y la 5ª “kaltxotada”
ha pasado a ser la primera “no kaltxotada”.
Tampoco hemos podido juntarnos todos, es difícil con gente tan
ocupada pero al final una docena de personas componen una alborotada mesa con
los peques como principales protagonistas. Eso sí, enseguida nos abandonan para
disfrutar del espacio exterior de este estupendo restaurante.
Quedamos con tiempo para saludos y además aprovechamos para
tomarnos unos txakolis. Así que un par de botellas de UNO, la curiosidad nos
hace probar sus añadas 2014 y 2015. Ambas muy ricas aunque yo, si puedo opinar,
me quedo con la primera, más por ser de vinos un poco “viejos” que por ser
mejor añada.
Como no podía ser de otra manera, Oscar es incapaz de venir con
las manos vacías. Si no es vino es queso, o sidra de hielo o…… Pues eskerrik
asko por la generosidad. Así que hoy
aporta un par de vinos. Un blanco y un tinto. Alumbro 2012 por un lado.
Variedades Verdejo, Godello, Albillo y Palomino. Vino de agricultura ecológica,
fermentado con levaduras salvajes. Un vino natural de un color dorado, con
ligeros aromas a sidra, con ligero carbónico y estupenda acidez. Que al leer
verdejo nadie piense en los que ofrecen generalmente en los bares, no se
parecen ni en lo blanco del ojo.
Del tinto, como tengo costumbre, no diré nada. Tan sólo que ni
siquiera he osado a hacerme un kalimotxo. Otro vino natural, de la Microbodega
del Alumbro, cosecha 2016 y que al parecer les ha gustado mucho.
Así que acomodados en una amplia mesa bien vestida, comenzamos a
disfrutar de la comida con sus ya más que conocidos aperitivos.
Los más peques
se apuntan a su menú infantil que resulta muy apetecible para mi también. Pasta
con tomate y una riquísima hamburguesa con patatas fritas de las que he podido
degustar algunas tras “pelearme” con la propietaria.
Nosotros continuamos con un
“pan-tumaka” con jamón. Siempre que como este plato suelo pensar en un
bokata para media tarde o incluso para una cena de cualquier día entre semana.
Esto está cojonudo, eso sí, hace falta para ello que la calidad de los
ingredientes sea cojonuda como lo es hoy.
Otra de las ventajas de ir con Oscar a comer es que necesita
probar cosas fuera del menú. No sé si por gula o por amplitud de espacios. Así
que nos pedimos unas raciones de croquetas, en este caso de hongos, que, eso
sí, tenemos que compartir con los peques. Este plato es de gusto general y uno
siempre se queda un tanto con ganas de más. Muy ricas, la verdad que sí.
Seguimos con un arroz con bacalao. Estupendo punto del arroz,
como manan los cánones y estupenda la calidad del pescado. Me encanta este
plato, aunque mirándolo bien…… ¿qué no me encantan??
De nuevo, a petición del de Santutxu nos zampamos media ración
cada uno de un estupendo canelón de txipis en su tinta. Esto también está muy
pero que muy rico. Buena preparación del txipi y estupenda elaboración de la
salsa que está, con los debidos respetos, para untar pan sin educación alguna.
Quizás si me tuviese yo que quedar con un plato de hoy sería con
el siguiente. Me ha sorprendido mucho y mira que no suelo ser yo de semejante
pescado. Un Gallo con holandesa de mandarina y nueces. Finísimo, suave, con
acierto en las compañías. Grata sorpresa, ciertamente.
La parte de la carne ha consistido en una terrina de carrillera
con salsa de ratafía. La ratafía es un licor elaborado a partir de la
maceración de distintos frutos, hierbas y especies en un alcohol base. La
composición varía dependiendo de la zona geográfica donde se elabore. Para
gustos los colores, en el caso de la carrillera yo soy más de las de siempre
pero los gustos, lo diré y lo repetiré, son de cada uno. De todos modos me han
gustado y desde luego que no dejo ni una sombra en el plato.
Mientras esta gente disfruta con su tinto, yo me voy pidiendo
unas pocas burbujas. Así que un cava Bertha brut nature. Variedades Macabeu,
Xarel-lo y Parellada y una crianza de aproximadamente dos años. Me encanta y me
parece un cava de una relación calidad-precio muy destacable.
Nos vamos al postre y disfrutamos de una torrija muy sabrosa, de
las que no pasan por sartén, de las que no se fríen. Con un toque de “soplete”
que hace que no sea aceitosa, que sea mucho más agradable de comer. Nada
empalagosa pero sí dulce. Nos ha gustado mucho a todos.
Sabemos que tienen un buen vino dulce, nunca falla. Un Casta
Diva cosecha miel. Elaborado con Moscatel de Alejandría. Bonito color,
intensidad nasal, “gordo” en boca….. quizás sea yo el que más lo disfruta, soy
golosón pero desde luego que la botella queda completamente vacía.
Preciosos y ricos detalles para terminar la velada. Unos cafés
de los que apetece repetir y algunos GTs que hacen más llevadera la despedida.
Una vez más queda demostrado que personas de muy distintas
opiniones pueden compartir mesa y disfrutar de ello. Simplemente con respeto y
educación es muy sencillo conseguirlo y más cuando lo que nos une es algo tan
especial como la gastronomía.
Pues decir que el precio del menú degustación es de 27 euros sin
bebidas. Un regalo. Yo, por todo lo detallado he pagado 45 euros que me parece
una relación calidad-precio inmejorable.
Un placer compartir todo, eskerrik asko Juanjo por las fotos, se
nota la calidad. A ver si el año que
viene llegamos a tiempo.
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