2 de agosto de 2015

RESTAURANTE Gu2 (BILBAO): Aterrizando con buen pie en la capital.

Hace ya algo más de un año tuve la oportunidad de conocerles en su restaurante de Amorebieta, el Gu Geu. Comentado en este blog.
Así que con eso de las amistades del Facebook, he ido siguiendo a Monika en sus andaduras. Pocas personas sigo yo así puesto que es de las que cuelga cosas inteligentes, no las tonterías habituales. Y de esa manera me he ido enterando de esta nueva aventura en nuestra capital. Con los retrasos lógicos de un nuevo local, por fin han podido abrir la cocina y nada mejor que ser de los primeros en tener acceso a ella.

Situado en una zona privilegiada, cerca de la concurrida Pozas y camino de la Catedral, una zona más pensada para los que tenemos ya una edad y buscamos un poquito alejarnos del “follón” que monta nuestra alborotadora juventud.

Local pensado en los tiempos que corren, en los cambios que hay en el asunto gastronómico. Al menos algo nuevo que se abre con la intención de dar importancia a la buena cocina y no solo a llenar tres turnos.

 Con una buena barra de pintxos, unas mesas altas  para poder degustar tanto las miniaturas como unas estupendas raciones y al fondo, un pequeño comedor.

Me encanta su decoración, esa madera “gorda” de las mesas, esas preciosas puertas correderas, la iluminación, ventanas…… Más moderna la parte exterior y más “rústico” el comedor.

Están comenzando la andadura así que la carta presentada aún en folio y sin carta de vinos escrita, están en ello. Me gusta la propuesta y más aún el hecho de que puedas pedir medias raciones. Eso da opción a degustar más platos y conocerles mejor.



Como hoy me acompaña mi amiga Marijo, una excelente comedora, prefiero, como no, que sea ella la que decida un tanto lo que vamos a cenar.
Comenzamos con un aperitivo de la casa . Foie con compota de calabaza y gele de txakoli. Buena composición cuyos ingredientes casan perfectamente unos con otros. A mi lo que me sucede es que me gusta tanto el foie en sí que prefiero no mezclarlo con nada. Muy rico. Una bandeja de panes diferentes nos ayudan a degustarlo.



Pasamos ahora al salmón marinado. Un plato que siendo bueno el producto no puede fallar y en este caso lo es. Con un toque cítrico que lo hace más agradable aún. Para ser medias raciones, hay que reconocer que son generosas.





La agradable camarera que tiene tablas en esto de la gastronomía, nos ofrece una sopa fría de tomate. Nos la sacan individualmente y esto es una especie de salmorejo que está de vicio. Hemos decidido que en otra ocasión nos tomaremos la ración entera. Refrescante. Toque de ajo pero sin pasarse. Mi amiga Amaia diría que lleva poco pero no la hagáis ni caso. Su salmorejo es un “espanta-vampiros”.

Me quedo sorprendido cuando Marijo me dice que nunca ha comido piparras. No puedo creerlo. Pues allá que vamos a por una ración de las susodichas delicias fritas. Ella no es de picante y tiene la infinita suerte de que tan solo ha picado una y me ha tocado a mi. Alberto luego nos dice que ha apartado las más grandes para evitar el picante. Yo prefiero que piquen. Están impresionantes. Esto es mejor que los pimientos. Con esa sal gorda que tanto me encanta encontrarme en el plato. Muy ricas.



Degustamos ahora un taco e pulpo con cremoso de patata y aceite de pimentón. Estupendo producto. Con la textura perfecta. Hay que masticarlo. Así sabes realmente a lo que sabe. La patata está casi mejor que el pulpo. Me apasiona. Y el toque de pimentón, imprescindible para semejante plato, armoniza a la perfección.



Y llega ya el rey de la noche. Un estupendo rodaballo .Tamaño más que decente después de lo degustado. Presentado entero y muy bien desespinado por la camarera. Me suele dar miedo a mi en sitios nuevos esta maniobra, tengo algún recuerdo de ver como lo destrozan literalmente. En esta ocasión no ha sido así y el emplatado ha supuesto una buena degustación sin tener que estar pendiente de posibles encontronazos con las desagradables espinas. 



Excelente producto y bien horneado. Me encanta a mi este pez. Las alegrías que me ha dado.
Le pedimos a Alberto que sea él quien decida el postre. Que estamos bien y que no queremos nada que nos haga arrepentirnos de haber cenado en exceso. Así que nos deleita con un yogur con fresas y helado. Riquísimo. Las fresas con un sabor auténtico. Sin azúcares añadidos.  Fresquísimo. Acierto pleno.





Hoy para beber me he animado con algo que creo no haber probado anteriormente. Un Campillo Fermentado en barrica 2014. Me ha sorprendido gratamente aunque necesita más tiempo. La madera está demasiado presente aún. Es joven. Pero un vino que tiene una cojonuda relación calidad-precio y que espero tener ocasión de beber ya más “asentado”. Buenas copas y el servicio correcto. Marijo lo prefiere algo más frío así que jugamos un poco con la cubitera y sus tiempos. Ni para ti, ni para mi.

Salimos a la calle a tomarnos un par de buenos cafés y charlamos un rato con Alberto que está animado. Esperemos que tengan la suerte que se merecen.

Hemos pagado 107 euros por todo ello que me parece una muy buena relación calidad.precio. Solo ese pescadito se lleva la palma.
Volveremos a visitarles, otro más a la lista. Esto ya es demasiado complicado para quedar bien con todos. 

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