He tomado la decisión de ser fiel a algunos
locales pues creo que se lo merecen, aunque ello conlleve repetirme o incluso
no comentar algunas experiencias y ello a su vez me lleve a perder “lectores”.
Eso sí, mi lista de “favoritos” no es
precisamente corta, así que esa fidelidad no podrá ser todo lo agradecida que
se merecen.
Así que esta noche le ha tocado el turno a uno
de mis favoritos, el Zarate. Hoy mi compi es “masculino”, y además cada día me
sorprende más. Se me está volviendo un…. “critico” gastronómico e incluso hace
sus pinitos con los vinos. Este me quita el puesto en cuatro días.
Como el antojo de rodaballo ya me lo quité el
otro día en otro de mis locales imprescindibles y como ya he probado casi todo,
hoy prefiero irme a platos no degustados o menos repetidos. Se como trabajan el
pescado e imagino que de otras muchas cosas sabrán. Efectivamente así me lo han demostrado.
En primer lugar decir que el pan en este
restaurante no es algo que se saque para hacer bulto, no. El pan aquí es casi
otro plato más. Elección entre tres o cuatro variedades a cada cual más rica.
Incluso mi hijo, poco amigo de dicho alimento,
se “cepilla” su trozo y repite. El mismo está alucinado. Le ha encantado. Aquí
el pan es barato.
Como aperitivos nos ofrecen un par de croquetas
de hongos y una brandada de bacalao (foto superior). Ambos excelentes y además con el saque que
lleva uno a estas horas, desaparecen del plato como por arte de magia.
Quiero que Ioritz pruebe ese arroz, se que le
va a encantar y sin duda alguna, es lo que sucede. Una ración, más que generosa
de su arroz ahumado de langostinos, txipiron y anguila.
Está espectacular. El punto ideal, sabor
inmenso. Y después me entero, me lo cuentan los protagonistas, que no lleva ni
una pizca de sal. Lo consiguen trabajando majestuosamente el caldo donde lo
cocinan. Simplemente un plato de diez.
Para mi hijo el “problema” es el punto de los
langostinos, él es más de langostinos a la plancha pero vamos, que desaparecen
del plato las dos piezas sin queja alguna.
Yo prefiero algo más liviano y me decanto por el
tartar de gambas y mango, crema de almendras y lima. Un plato suave, con sabor,
la lima no es excesiva y la crema de almendras le da un toque genial al propio
tartar que de por si no sería un plato con demasiada potencia sápida. Buena
conjunción de sabores.
Tenía yo ganas de probar sus kokotxas de
merluza.
Buen producto, con un albardado perfecto. Están ricas, muy ricas. El
único “problema” es su acompañamiento. Unos pimientos rojos asados que están
tan ricos que casi te hacen olvidar el producto principal. Dios mío que sabor……
Riojanos ellos, oyessss. Para comer y comer sin parar. Otro placer de dioses al
alcance de los humanos. Para mi es uno de los productos donde más se nota la
diferencia entre unos y otros. Estos que curiosamente no “repiten”, son de repetir
y repetir. Excelentes, magistrales.
Mi hijo, duda un momento entre pedir pescado o
carne y al final se decanta por la paletilla de cordero asada a baja
temperatura con puré de patatas.
“Me deja”
probar un trozo. Está mejor que buena, está buenísima. La carne se
separa del hueso cual lascas de bacalao. Se deshace en boca. El que “no sabe”
aprovechar los huesos, la deja limpia como la patena. Ha disfrutado como un
chiquillo. Eso sí, curiosamente me sorprende cuando me dice que él quitaría el
puré de patata pues no le aporta, a su parecer, nada al plato y le resta parte
de la textura que quisiera.
Se que es una opinión personal y reconozco que
no es demasiado amigo de las patatas a no ser fritas pero simplemente el
comentario me ha dejado “asombrado”.
Hoy, he dudado un rato a la hora de elegir el
vino. Allí en carta están tres de los que considero mejores vinos blancos
actuales y los he probado todos pero el
menos reciente es el que “me lleva al huerto”. Un Contino 2011.
Creo que voy a “rendirme” en asuntos de aromas,
en asuntos de sacar matices, en asuntos que me superan, pero lo que voy a
hacer, cada día lo tengo más claro, es disfrutar como debe ser y este vino está
espectacular. Es, a día de hoy, el tipo de vino que me tiene cautivado.
Nariz impresionante, paso por boca majestuoso.
Un amargor presente pero muy apetecible. De largo postgusto. Invita a
saborearlo, invita a beberlo muy despacio. Realmente creo que han conseguido un
excelente vino blanco y que además, ganará aún más con el paso de algún añito.
Rico, muy rico.
Aunque no tenemos hambre y mi retoño no es
demasiado amigo de postres, quiero que pruebe alguno y como no puede ser de
otro modo, se va al chocolate. Una tarta de chocolate cuajado, mus de avellanas
y helado de nutela.
El “técnico” lo primero que hace el olerlo y me
pide que haga lo mismo. Huele a…. chocolate pero a chocolate de verdad.
Luego ya no acaba de enamorarle puesto que la
mus no le hace demasiada gracia pero de nuevo, el plato va para cocina limpio.
Como nos lo han sacado en dos medias raciones individuales yo me como mi parte.
A mi sí me ha gustado, muy fresco y aunque goloso no empalaga. Buen remate para
una cena estupenda.
Un cafecito y unos detalles dulces y afortunadamente queda una copita
de vino que me permite no tentar a sus vinos dulces. Un cigarrito en la calle
con Sergio y su ayudante al que no conocía. Como siempre un verdadero placer.
Hoy el precio total ha sido de 140 euros que,
como no, me parece una excelente relación calidad-precio. Para más inri, hoy la
propina me la llevo yo. Gracias por el detallazo. Su página web: www.zaratejatetxea.com
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