Pues otra vez tengo el gran privilegio de
escribir en este blog. Y es que, nuestro bloguero no da abasto con tanta
comilona, y entre nevadas varias y salidas gastronómicas poco tiempo para
escribir parece que tiene. Así que nada, animaremos un poco el asunto con una
“humilde” opinión de un “lugar donde te dan de comer” (como llama alguno que yo
me sé a los sitios a los que suelo ir ;-P).
Esta vez toca un sitio que teníamos fichado, y del que no nos habían hablado mal. En pleno centro de Bilbao se ubica UDON, un restaurante especializado en noodles. La primera vez que escuché la palabra “noodles” fue hace unos años cuando mi marido volvió de un viaje de trabajo en Corea.
Según él, estaban espectaculares. Esta palabra sería anecdótica, pero teniendo en cuenta que cuando vamos a un restaurante chino es de los de sota, caballo y rey (es decir, ensalada, rollito y arroz tres delicias) pues sinceramente, ricos-ricos debían estar.
No sé vosotros, pero yo enseguida me
pregunté, y qué demontre son los “noodles”?? Pues cual fue mi sorpresa al
consultar internet, son fideos instantáneos. Simple y llanamente. Alguna vez
hemos comprado estos que venden en los supermercados, que para un apuro están
muy bien la verdad, pero ya tenía ganas de probar unos con fundamento, y
como…no voy a ir ni a Japón ni a Corea pues fuimos al sitio que más se le puede
aproximar en Bilbo.
La verdad es que cuando llegamos me daba un poco de “apuro” entrar. Un martes noche y con un tiempo de perros no se puede esperar que el local este “petao” pero tampoco esperaba verlo vacío, pero no nos íbamos a ir sin probarlo. La primera impresión del local muy buena. Moderno, diáfano, tranquilo, …según nos pone en la web los locales de UDON incorporan los principios y los métodos de la disciplina oriental del Feng Shui, con el objetivo de transmitir a sus clientes la sensación de bienestar y armonía”.
Esto del Feng Shui, la energía vital,
los chacras y demás siempre me han parecido cuentos chinos, pero como todo en esta vida, algo de
base tendrá y respeto a quien crea en ello. A mi gusto, las mesas están
demasiado cerca unas de las otras, si el local hubiera estado lleno hubiéramos
hecho unos cuantos amigos… Pero bueno que me lío a hablar, vamos a lo importante. La comida.
Nosotros no somos de comer mucho, así que de cenar mucho menos. Decidimos pedir un poco variado y para compartir para poder probar un poco de variedad. Empezamos pidiendo una tempura de verduras con langostinos. La carta dice que viene con DOS langostinos, y no se equivoca no, DOS contados. De hecho, si quieres otro langostino tienes que abonar un euro más. La Izakaya (tapa japonesa para combinar y compartir) está rica, crujiente y la salsa de soja le da su punto, pero si te chiflan los langostinos como que te sale mejor irte a una marisquería.
Seguimos con Crack Crunch Roll que son cuatro noodle rolls (makis elaborados con fideos) con langostino crujiente, espárrago triguero y salsa mayonesa japonesa con mostaza y miel. Me da un poco de "yuyu" probarlo, ya que el pensar que el langostino pueda estar crudo…pero le echamos un par y ala! Me gustó mucho, aunque me faltó algo de sabor…no sé cómo explicarme…creo que con más mayonesa japonesa (algo más ácida que "nuestra" mayonesa) y miel hubiera estado menos soso. Qué gran verdad eso de que en la comida oriental las salsas son esenciales.
Vamos a la especialidad de la
casa. No sabemos si pedir Udon o Yakisoba (fideos gordos o finos). Como
queremos dejar hueco para tomar postre nos decantamos por unos Chicken
Yakisoba (Yakisoba salteado con pollo, setas shiitake, cebollino,
zanahoria, calabacín, brotes de soja y salsa yakisoba). No sé si llegarían
al punto de los coreanos pero estaban
espectaculares. De 10. No sé qué llevará la salsa (y prefiero no saberlo por si
acaso) pero me encantó. Lástima no tener pan para rebañar el plato.
Total abonado: 25,70 euros. De lujo. Bueno,
bonito y barato. Resumiendo: Para repetir y seguir probando sus Izakaya, makis, ramen, yaki udon, yakisoba,…
y seguir aprendiendo el idioma, que según dicen son la superpotencia del futuro
y, oyes, nunca se sabe dónde acabaremos. Tareas pendientes antes de volver:
aprender a manejar los palillos chinos, sobre todo para comer fideos, todo un
arte donde los haya, bai horixe.
Eskerrik asko Gastionomia. A ver si algún día
me llevas a cenar al cielo que yo te
mostraré que el infierno también tiene su encanto. http://www.udon.es/
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