Ya le tenía yo ganas a este local. Había estado un par de
veces tomando algo pero no lo había probado como restaurante. Al leer el
comentario de mi amigo Oscar en verema, pues me he dicho que ya me vale, así
que arrancando.
Hemos tenido muchísima suerte puesto que al no reservar,
pensando que un viernes noche y con esta climatología no íbamos a tener
problemas, nos han adjudicado la última mesa libre.
Su propuesta es un tanto diferente a lo habitual. Cocina
latina por un lado y japonesa por otro. Decoración más bien mexicana con la que
imagino será la Virgen de Guadalupe, “protegiendo” y dando el visto bueno al
comedor.
Disponen de varios espacios diferenciados: el bar en sí,
un cómodo salón, el restaurante y una estupenda terraza donde con días
agradables y quizás más aún con noches de buena temperatura, puedes disfrutar
de una buena copa con buena música.
Puedes localizarlo bien fácil si te fijas en ese cactus de
hierro “aviejado” que da entrada al local. Disponen de un aparcamiento propio
asi que no hay problemas a la hora de dejar tu coche.
Desde luego que gana mucho con buena climatología pero
estamos donde estamos y hoy no es precisamente el mejor día. Viento fresco y
tras la cena, hace aparición incluso nuestro “amigo” el txirimiri.
El ambiente es predominantemente joven y desenfadado pero
todos tenemos derecho y tampoco te vas a encontrar incómodo aunque tengas ya
una edad, como es el caso.
Las mesas no son precisamente grandes y el espacio está
bien aprovechado. La luz, que quizás pretenda ser para generar un ambiente
romántico, es un tanto excasa a la hora de ver lo que comes pero tiene “su
aquel”. Una vela y unos pétalos de
flores, ayudan aún más a crear el ambiente propicio.
Disponen de un menú degustación a muy buen precio y de una
larga carta con muchas y originales propuestas.
La carta de vinos no es demasiado amplia pero sí
suficiente, eso sí he echado de menos una carta de cervezas. Haberlas….. pero
pensaba yo que iba a ser una oferta mucho más amplia..
La compañía hace que hoy no podamos pasarnos con la
comanda, hay cuerpos que con poco se llenan y no es cuestión de ponernos a
pedir sin conocimiento para después dejarlo en el plato.
Me parece de recibo pedir una pequeña degustación es decir
un “sushimix”. Me pierdo yo como un pulpo en un garaje con el asunto de los
niguiris, sashimis, uramakis……. Ya sabemos que mirando un poco en el google
podemos salir de dudas más o menos fácilmente pero me gusta ser “un poco
ignorante” y prefiero no presumir de lo que no puedo.
La verdad es que todo ello estaba bien rico, acompañado,
como no puede ser de otro modo de una salsa de soja bien rica. Destacaría yo el
salmón y el langostino y el punto de los arroces. Nos ha gustado mucho y casi
nos hemos arrepentido de no haber pedido una de más piezas. Es bueno dejarse
cosas en el tintero, así la “necesidad” de volver es más fuerte.
Una cesta con cuatro panecillos variados y con semillas,
nos han ayudado a limpiar mejor los platos. Se merecía el unte.
Pedimos ahora las Hortalizas y Verdes brasa. Con un
pequeño rulo de cabra y una salsa romesco, Bonita presentación. Quizás prefiera
yo más “aldentes” las verduras. El queso ayuda a dar sabor y a tapar un poco la
falta de sal en mi opinión. Y no hablemos de la de mi acompañante que si
por ella fuese, los que tenemos
tendencia a tensiones altas, moriríamos en cuatro días.
La salsa romesco estaba rica, un tanto diferente a las que
he probado, curiosamente con estas “dotes de catador” de las que dispongo, me
ha parecido que me sabía un poco a …… chocolate. Y al parecer no iba tan
descaminado puesto que mi compi ha dicho lo mismo. No hemos preguntado.
En cuanto al pescado, hemos pedido lo que en carta reza
como Bloque de Atún rojo envuelto en sésamo, tempura de ajetes, edamame + aires
y bocabits.
Pues son dos trozos de atún, efectivamente envueltos en
sésamo. Acompañados por unas “habitas” de soja naturales que dan un colorido
muy chulo al plato pero que no dicen gran cosa a la hora de degustarlas.
La espuma que corona el plato tiene muy bien conseguido
sabor a ……. Mar.
Quizás en mi modesta opinión, el atún estaba demasiado
hecho y la ración, un poco reducida de tamaño. Pero se deja comer y se nota
buena calidad del producto. Esto de los puntos……. Es un mundo.
Como a algunas no les gusta el vino, yo me he quedado con
ganas de probar alguno de los blancos de la carta, sobre todo un albariño, pues
agua para ella y yo pido una caña tostada y posteriormente una Murphy´s
tostada. Las dos bien ricas y fáciles de beber. La de botellín tiene una mezcla
de amargura y dulzor, predominando este último.
Toca ya acercarnos al apartado dulce y la elección no
podía ser otra: Volcán de chocolate y dulce de leche + heladito casero.
Pues aunque el chocolate se “merienda” total y
absolutamente al dulce de leche que sí aparece visualmente, es un postre que me
ha encantado. El helado, con sabor a fresa, pero a fresa natural, estaba muy
rico también. Al final, la unión de ambos sabores dan un resultado estupendo.
El servicio del restaurante es joven, amable y
desenfadado, creo que además es el efecto que quieren causar. Una pena que la
noche no permita disfrutar de esa terraza para tomar un café o una copita. Así
que damos por terminada la experiencia con la obligación de volver a probar
alguna propuesta más y sobre todo esa carne que al parecer tiene buena y
merecida fama.
El precio abonado han sido 66 euros, lo que no me parece
mala relación entre lo pagado y lo degustado.
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