12 de enero de 2020

RESTAURANTE PETIT KOMITÉ (GALDAKAO): Un "petit" muy grande.


Integrado junto al hotel Iraragorri, en un precioso caserío del siglo XV, se encuentra este pequeño restaurante. Me encanta su “desigualdad”,  la poca uniformidad. Es una sensación de tranquilidad y bienestar que de entrada hace que te relajes.
Ya lo he comentado en otras ocasiones, es quizás el restaurante más romántico que conozco.


Algún cambio en el personal desde mi anterior visita y curiosamente se nos ha “colado” uno de la Real en la cocina de este restaurante tan del Athletic. Pero aquí lo que cuenta es el resultado culinario y hemos comprobado que sigue mereciendo la pena.


Además de la chica habitual de sala, tenemos a un medio tocayo mío, Jon, un “mudo” así como yo. De los que te dan todas las explicaciones necesarias si te abres a ello.
Nos deleitan con un par de aperitivos, uno en forma de buñuelo y el otro una aceituna rellena. Ambos muy originales y agradables.

Para beber hemos elegido un champagne conocido ya de otras ocasiones, un Veuve Clicquot Brut. Variedades Cardonnay, Pinot Meunier y Pinot Noir. Los porcentajes de uva varían según las condiciones de cada añada. Este champagne tiene casi 50 vinos en su ensamblaje, en su gran mayoría procedentes de pagos clasificados como Grands Cru. Un vino muy agradable, con una intensa nariz y muy “fácil” de beber. Da gusto “masticarlo” un buen rato para disfrutarlo en su justa medida.

Aran no se cansa de ciertos alimentos y cuando sabe que van a estar ricos ya ni te cuento. Así que comenzamos con unas croquetas, de jamón y de chuleta. Estupendas, no se puede pedir más. Justo crujiente, cremosidad y con sabor a lo que tienen que tenerlo.

Como siempre un rico pan para acompañar la cena, de los panes de verdad.
Pasamos ahora a un cojonudo arroz cremoso de langostinos y verduras. Pues un plato que nos emplatan individualmente y que está exquisito. Punto ideal de ese arroz y el preferido por mi para las verduras, “al dente”. Salsa bien lograda y que consigue que la suma de todos los ingredientes sean de un resultado notable.

De nuevo se nota mi compañía de hoy y terminamos la parte salada con un pulpo a la brasa. Diferente, no el pulpo en sí, más bien la compañía. Causa limeña y alioli de ajonegro. A mi el pulpo me encanta en sus diferentes versiones pero a la brasa me apasiona. Está realmente rico. Esa salsa no es de mi devoción pero para gustos los colores. Yo he comido un pulpo estupendo que es lo que cuenta. Además  la salsa en sí, al venir separada es como las lentejas; si quieres…. Y sino…..

Como la cena no ha sido excesivamente copiosa nos deleitamos con un postre suavecito, concretamente Piña a la brasa con espumoso de coco y chocolate blanco. Qué rica esa piña con el toque de brasero. Fresco y muy pero que muy agradable.

Aquí el café está rico pero simplemente por ver sus tazas merece la pena pedirlo.
Jon, al comentar algunas cosas sobre vinos y gustos me ha enseñado alguna cosita que tienen por allí guardadas y me ha puesto los dientes largos, así que a no mucho tardar tendré que volver para degustar alguna de esas botellas.

Abonamos poco más de 25 euros por persona  por el asunto sólido, que el champagne es de gustos particulares, así que una maravilla de precio considerando el conjunto: entorno, cocina y servicio. 

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