21 de abril de 2019

RESTAURANTE SAN MAMES (BILBAO): Bien no, Mejor.

Pepe y Javi han “sucumbido”, como yo lo hice hace tiempo y se han dejado “abducir” por la gastronomía para visitar un campo de fútbol. Y desde luego que la cosa ha merecido la pena.


Nos recibe Antonio, alma mater de este restaurante. Nos acomoda en una de sus estupendas mesas con vistas al campo.  Su opción actual consiste en elegir la largura del menú. Corto, medio o largo y nosotros nos decidimos por el intermedio. 



Mientras el amable y profesional servicio nos va explicando algunas cosas y nos va surtiendo de pan, por cierto, estupendo y muy variado, desaparece Antonio en busca de algo que beber. Siempre me he fiado de él y conoce bien mis gustos. 
De nuevo me sorprende con algo conocido pero diferente, un txakoli Itsasmendi 7, añada 2012. Es increíble como ha evolucionado este vino. A mi personalmente me apasiona.

Me encanta. Redondo, cremoso, sabroso. Mucha “culpa” imagino que será de ese elevado porcentaje de uva riesling que lleva e imagino también que ese año sería un año óptimo en lo referente a la cosecha. No le quedan más botellas pero yo intentaré hacerme con alguna.  A mis compis también les ha encantado, de lo cual me alegro.


Disfrutamos primeramente de un par de cojonudos aperitivos, uno es su propia mantequilla con un crujiente de garbanzo y el otro un “txurro” de cebolla.



Hoy con las emociones alguna que otra foto se ha olvidado así que haremos una del menú propuesto, diciendo que además hemos sido obsequiados con una estupenda kokotxa y su pil-pil y una esfera de manteca de cacao rellena de una espuma cítrica de bergamota.

Decir que todos y cada uno de los platos han estado a un enorme nivel. Sabores puros y otros con acertadas conjunciones. Cocina más que destacable y entretenida.

A medio camino toca abrir una nueva botella y Antonio ha decidido que probemos un cava. Desconocido para mi. Un Sabaté i coca. Bodega Castellroig. Un brut nature gran reserva. Cosecha 2009. Un descubrimiento satisfactorio de un vino con una muy buena relación calidad-precio.




Cuando le llega el turno a la carne, Antonio tiene el detalle de ofrecernos un tinto. Más bien para mis compis que para mi. 


Un rioja joven que he probado y que me ha sorprendido. Sigue sin ser mi pasión pero se deja beber. Mis compañeros disfrutan de él. Un LZ de la bodega Lanzaga. Variedades tempranillo, garnacha y graciano. Un vino que descansa unos meses en depósitos de cemento sobre sus propias lías. Un vino ligero, muy afrutado y fresco a más no poder.


Y a la hora de los postres de nuevo descubrimos un dulce. De la finca Las Caraballas. Diríamos más bien un “semi-dulce” puesto que tiene su grado de amargor. Está rico.


Terminamos con unos estupendos cafés servidos a nuestra manera, solos y con una jarrita de leche para cortarlos cada uno a su gusto.
El precio de su menú 8 pases es de 60 euros iva incluído. Muy ajustado. Una experiencia de las de enmarcar.  Inmejorable entorno, difícil de superar el servicio, producto de altísimo nivel y ese "plus" en forma de una persona de mucha, pero que mucha calidad, "Don Antonio". Un placer, eskerrik asko.

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