Efectivamente
el Zarate nos ha dado la buena nueva de la apertura de un nuevo local en la
capital. Hemos pasado por allí para hacernos una pequeña idea de lo que nos
deparará. Vinos por copas, algunos parecen interesantes. Propuesta de picoteo
de calidad en barra pero centrándose en 3 productos, sus tortillas, sus
croquetones y el jamón de calidad. Y al fondo el comedor que presume de cocina
navarra. Viendo un poco su carta compruebo que las verduras tienen peso. En
cuanto podamos pasaremos por allí a visitarles.
Después
de un cafecito en Arpiku- La Taberna del Zarate nos desplazamos hasta su hermano mayor,
el Zarate con mayúsculas.
Con la
compañía que llevo hoy lo de platos novedosos como que difícil, así que dejo
que ella decida lo que vamos a cenar mientras Alvaro y yo vamos pensando el
asunto líquido al que tampoco vamos a dar demasiadas vueltas.
Nos
deleitan con un delicioso aperitivo y con su propuesta de panes que como
siempre resulta mucho más que atractiva.
Aran se
ha decantado por su sopa de pescado que curiosamente creo que no había yo
probado aún. Presentados los productos sólidos en el plato antes de nada y
así vemos la calidad y la cantidad de los mismos. Posteriormente lo riegan todo
ello con una crema de la que dejan la jarrita para que, si quieres, añadas más.
Desde luego que esta sopa queda en el top de las degustadas, maravilloso modo
de atemperar nuestros estómagos.
Hemos
abierto ya la botella de ese cava que nos ha recomendado Alvaro. Un
monovarietal de macabeu. De Maria Rigol Ordi. Con una crianza mínima de 50
meses con tapón de corcho. Producción limitada a poco más de dos mil botellas.
Son cavas experimentales seleccionados de cosechas excepcionales. Difícilmente
tendremos ocasión de repetirlo. Burbuja minúscula como es menester en los
espumosos de calidad. Bonito color y buena nariz con intensidad. Me ha gustado.
Arantza,
para no variar se ha decidido por un rape. Sobra decir que aquí el pescado es
simplemente extraordinario. Nunca falla. Estupenda ración en su punto ideal y
acompañado de unas patatas de diez.
Yo hoy
tenía ganas de su cordero y a ello que me lanzo. Tampoco el trato a las carnes
se queda aquí atrás. Perfecto, ninguna
queja. Ración generosa y muy sabrosa.
Mi
compi no puede más, ni siquiera se atreve con un postre así que yo, para no
“disgustar” a mi amigo Pepe que había apostado que lo iba a hacer, me pido
media ración de uno de mis platos preferidos, como no podía ser de otro modo,
unos callos de bacalao en su bizkaina que es un "postre" que te deja un sabor de boca de
complicado “olvido”. Cojonudos, como siempre.
Infusión
y rico cafecito con sus detalles fin de fiesta. Abonamos 60 euros por persona
sin incluir la bebida. Precio acorde con la calidad de su producto y el
servicio prestado. Lo dicho, la próxima vez visitaremos al hermano pequeño y os
lo contaremos.
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