Pues aunque parece mentira, otro año más
que se nos va….. ufffffff…… Demasiados
me van pareciendo ya. Parece que fue ayer cuando nació mi compañero de hoy y ya
es todo un hombre.
Hemos cogido con ganas el “vicio” de
celebrar juntos el fin de año y procuramos darnos un buen homenaje, Ninguno de
los dos somos de este tipo de celebraciones “plastificadas” en las que quien ni
se acuerda de ti en todo el año, parece ahora casi tu mejor amigo.
Pues nos acercamos al restaurante Nido,
donde ya celebramos este día el año pasado. Hoy la cosa ha sido un tanto
curiosa puesto que Iratxe nos comenta si queremos cenar en la mesa grande, la
del “txoko”, donde cenan sus amigos, su hija y ellos mismos cuando terminen la
dura jornada. Pues dicho y hecho. En una mesa enorme, allí que nos aposentamos
“ambos dos”.
Tenía yo ganas hoy de regar la cena con un
vino en concreto pero no sabía si quedaría algo por ahí. Pues tengo suerte, la
última botella. Un albariño que ya había probado y que es mucho albariño. Un
Eulogio Pomares 60 meses de crianza. Cosecha 2009. 1.200 botellas vieron la
luz. Esto es algo totalmente diferente, por algo lleva el “apellido” que lleva,
“desiguales”. Un vino que necesita un tiempo para abrirse como es debido,
precioso color más verdoso que amarillo, Nariz intensa, mucho. Otra cosa es
reconocer lo que quiere decirnos. En boca potente, muy potente. Este vino no es
para dar grandes tragos, es para disfrutarlo sin prisa, despacito. Hemos
disfrutado mucho más a medida que transcurría la velada. Una pena muy grande
eso de que sepamos que, al menos por ahora, no podemos volver a catarlo. Eso
sí, que nos quiten lo “bailao”.
Comenzamos con un excelente foie que
preparan ellos mismos. Un producto que nos encanta y que desde luego está
riquísimo. Buen pan para untarlo, un pan de semillas que hace que nos pongamos
las botas. No queda ni una migaja.
Continuamos con la ostra. Gracioso el
asunto, ninguno de nosotros es, precisamente, un enamorado de este alimento.
Pero el campeón, se jama ambas mientras que yo doy cuenta de “los adornos”.
Nos llegan ahora unas cojonudas alcachofas
con unas lonchitas de queso. Ambos de mucho nivel y además “maridan”
estupendamente.
Le toca el turno al pimiento relleno de
marisco con una salsa de esas que te hacen perder la compostura y dejar el
plato casi para guardarlo sin necesidad de fregoteos.
Posteriormente degustamos unos raviolis con trufa, riquísimos, una lástima que la foto no sea "presentable".
En este punto de la cena se nos unen
nuestros compis de mesa. Cara de sorpresa al vernos allí aposentados pero uno es “resultón” y
enseguida se pierden todas las vergüenzas.
Tras un momento curioso donde una botella
de esas de 3 litros que regalan a los locales resulta estar llena de agua,
nuestro anfitrión saca una de un espumoso desconocido para mi. Un Xamprada
ecológico extra brut reserva. Mitad chardonnay y mitad godello. Crianza de 46
meses. Un vino agradable, al que somos generosamente
invitados.
Terminamos la parte salada con un exquisito
solomillo acompañado de unos cojonudos pimientos rojos asados. Buena calidad de
la carne perfectamente servida, en su punto y a su temperatura.
El postre de hoy es un brownie de chocolate
con una bola de helado. Ricos, muy ricos ambos. Y más aún si los mezclas.
Y tontamente han llegado las doce de la
noche, tras unos momentos de “tensión” por no poder acertar con el encendido de
la televisión, al final entre algún que otro móvil y la radio, alguno se come
sus uvas correctamente. Yo llevo muchos años comiéndome un número distinto.
Este año han tocado 11. Por mucho que digan, la vida te va a ir igual de…..
mal.
Ha resultado una noche curiosa, los que generalmente huyen de las
reuniones familiares, han terminado compartiendo mesa con unos desconocidos que
ya no lo son. Lo dicho, a ver si Eulogio Pomares se anima y nos deleita con
algún otro vino de la categoría de este “desiguales”. A todos, desde aquí, un feliz año y a seguir
comiendo y bebiendo tanto o un poco más.
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