Uno de los días que más me marcan en el calendario
anual es, sin duda alguna, el 32 de agosto. Ese día en el que las vacaciones
han terminado, en el que el verano comienza a “desaparece”. No quiero que
suceda pero….. me gustan los días largos. Pues no encuentro mejor manera de
“celebrarlo” que acudir a uno de mis “templos” gastronómicos.
Acompañado por mi
retoño que ha visitado en muchas ocasiones San Mamés pero por su afición al
fútbol (de dónde habrá salido éste?) Encima, cosas que suceden, es hincha del
Depor, pero del de La Coruña. ¿El motivo? Pues a saber…..
De todos modos los vascos y encima del Athletic
somos generosos con el “contrario” y hoy le hemos invitado a cenar y a cenar
estupendamente. Hoy ha visto el campo desde una ubicación privilegiada, hoy lo
ha visto sin tensión, sin el miedo a perder, cosa que le sucede habitualmente.
Había yo solicitado que me tuvieran reservada una
botella de champagne rosado Ayala pero como ya lo hemos probado me recomiendan
un cava que al parecer está bien rico. Así que mojamos la cena con un cava
Rimarts Reserva especial chardonnay. Yo
no soy capaz ni creo que lo seré jamás de descubrir lo que realmente da un vino
de sí pero soy un poco “parásito” y me aprovecho de los conocimientos de otros,
en este caso, como ya he hecho en alguna ocasión será la nota de cata de
Arrutzi en verema la que me sirva para que sepáis lo que podéis esperar de este
cava:
“ En nariz se muestra muy claro con una intensidad bien medida. Cargada
de fruta blanca bien madura envuelta entre el hojaldre, con las notas finas a
pastelería. Rico aspecto cítrico que recuerda tanto a la pulpa como a la
cáscara seca de la naranja y del pomelo. Al fondo se aprecian notas tostadas que te llevan tanto al toffee
como a los frutos secos pero bien equilibradas, no le restan frescura. En boca entra con delicadeza y con precisión,
lo paladeas, es sabroso, rico punto cítrico como el meloso de
la crema. La burbuja es fina y serena, bien tramada, perfecta, elegante. En la
boca queda a lo largo del recorrido la fruta blanca, las notas tostadas, la
frescura y un rico dulzor de la buena madurez. Final con un buen punto amargo
que lo alarga, si cabe, aún más” Pues eskerrik asko Arrutzi, tú sí que sabes.
Nos colocan el pan, a elegir, todos ellos muy ricos y
a su vez un aceite de las de calidad, de las de disfrutar. En mi caso “a
morro”. Estupenda.
Aperitivos, croqueta líquida con un pil-pil y un
carpaccio de pescado. Ambos muy sabrosos.
Arroz caldoso de rape. Estupenda la textura. Ración
contundente y bien servida. Por supuesto repetimos ración que da mucho de sí.
El txikito se
decanta por un lomo de rodaballo. No deja ni las sobras. Dice que riquísimo.
Pues no se lo vamos a discutir. Buen pescado, excelente calidad y perfecto
punto.
Yo me voy a por un rape con una salsa de yogurt
que le da un toque diferente pero sin matarlo. Me ha gustado la propuesta. Y
mira que no suelo ser de mezclar churras con merinas pero en esta ocasión el
matrimonio es muy resultón.
Estoy con un muchacho poco “postrero” pero muy
“quesero” así que como nos ofrecen la oportunidad de degustar “media” tabla de
quesos…… Cuatro de ellos “de casa”,
vascos y estando donde estamos, cosa lógica, el quinto es inglés, un Stilton
que es el perfecto remate para todos ellos que han estado a un cojonudo nivel.
No hay ninguno que no tenga sabor, mucho sabor.
Terminamos con mi “cortao” bien preparado y unos
detalles fin de fiesta en forma de chocolate para él y de tarta de queso para
mi.
El total abonado, 123 euros. Nada que objetar, mucho
que agradecer. Pues de nuevo disfrutando de este espectacular entorno al que
voy llevando a tod@s mis compis de andanzas.
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