Situado en los bajos
del edificio “Los aldeanos” en la Plaza de Indautxu. En la fachada de dicho
edificio podemos admirar 16 composiciones con varias figuras en diversas
ocupaciones de la vida del País Vasco. Su autor es el pintor alavés Jesús
Arraiz e inconfundiblemente el estilo es el del pintor José Arrue.
Mira que había tomado
yo aquí algún que otro txakoli pero desconocía su faceta gastronómica. Como
siempre, indagando por la red, descubro que puede ser interesante hacerles una
visita. Además creo que lo de “11 aldeanos” hace también referencia a los
inicios de nuestro Athletic, por las fotos que he visto y algunos detalles en
sus paredes.
Me gusta una frase que
aparece en su página web: “Un elogio sólo engorda el ego, una crítica o
sugerencia nos ayuda a mejorar. Ambas opciones son bien recibidas y
agradecidas”.
Pues sintiéndolo mucho
creo que hoy vais a engordar un poco más, no se me ocurren sugerencias que
daros, la única, en todo caso, es que sigáis por el buen camino.
Cómodo comedor, mesas
amplias y bien vestidas. Buenas copas, servicio correcto y profesional.
Como me acompaña Aran,
pues el asunto de elegir se lo dejo un poco a ella. Así que imagino que
cenaremos a “sota, caballo y rey”. Más o menos.
De entrada estupendo
sorpresón. Un pan más que rico acompañado de un original “baldecito” relleno de
tomate natural. Estupendo y rico detalle.
Como en algunos platos
dan opción de medias raciones, comenzamos precisamente con media de croquetas.
Pues unas riquísimas croquetas de chorizo. Qué recuerdos de la cocina de mi
amatxu……
Seguimos con pulpo.
Con una “decoración” muy bonita, un punto más al gusto de Arantza que al mío
pero bien cocinado. El acompañamiento, al que mi compi le ha puesto caras raras
al principio no engaña el sabor y simplemente, a pesar de tanto colorido, lo
que destaca es el finísimo puré de patatas y un ligero toque de pimentón.
Continuamos con la
merluza rebozada con pimientos rojos caseros. Suave y estupendo el pescado pero
a destacar y de que manera, los pimientos. Cuando se lo comento al camarero me
dice que se los asan con leña. Están de rechupete, además con un toque picante
que en mi caso es un punto a favor. Realmente si vais no dejéis de probarlos,
merecen la pena.
Finalizamos con un
solomillo de ternera al Roncari Bleu. En carta lo especifica, 120 grs de carne.
Muy rica, tierna y sabrosa. Las patatas fritas están más que ricas. Caseras y
además cortadas al tamaño ideal para degustar la patata en sí. Poco que decir
de lo ya dicho de los pimientos y añadir que la salsa de queso la ofrecer en
recipiente aparte. Cosa de agradecer. El Roncari Bleu es un queso azul
elaborado con leche de oveja y procedente del Valle del Roncal, en el pirineo
navarro. Con una curación de 4 meses. Se nota que es un queso azul pero mucho
más suave que otros, no es un queso demasiado potente con lo que puede ser
degustado por personas no demasiado amigas de esos sabores.
Carta de vinos más que
suficiente, con opciones variadas incluso en blancos. Pero me decido por un
espumoso, un cava Brut Nature Giró Ribot. Crianza de entre 2 y 3 años. Uvas
Macabeo, Xarel-lo y Parellada. Fina burbuja y bien integrada. Notas a manzana
asada como es menester. Acidez muy bien domada. Es un cava muy agradable de
beber y con una relación calidad-precio que me parece genial. Estupendo
maridaje para todos los platos y eso que algunos resultan potentes.
Una infusión y un
cafecito. 80 euros, a tener en cuenta que el cava son 18. Muy buen precio, buena calidad. Nos hemos sentido muy cómodos y muy bien
tratados. Así que, sin lugar a dudas, no será la última visita que les hagamos.
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