6 de diciembre de 2015

RESTAURANTE KOBIKA (DURANGO): Pintxos de lujo y más.

Lo de indagar constantemente en la red para ver posibles nuevos “objetivos” me suele deparar gratas sorpresas. Hoy ha sido uno de esos días.
Muy buenos comentarios vertidos sobre este local han hecho que por fin me haya decidido a hacerles una visita.





Como me ocurre muchas veces y dado que la luz solar hace horas que ha dejado de iluminar, me pierdo pero de esas “perdidas-encontradas”. Yo me entiendo. Sé que voy en buena dirección pero hasta que no veo alguna señal que me dice que he vuelto a acertar…… suelo pasar mis nervios. Alguna que yo se me ha llegado a pensar que no llegábamos. Por fin damos con la ubicación del local, sito en el barrio de San Ignacio, zona tranquila de Durango, apartada del ambiente más bullicioso.
El local tiene una barra donde poder degustar muchos de sus famosos pintxos y un comedor con capacidad para unos cien comensales. Buenas mesas, buena separación entre ellas. 

Correctamente vestidas. Tanto uno de los propietarios como la camarera de una profesionalidad indiscutible y atentos y simpáticos a más no poder. Explicación perfecta de la composición de cada plato.



Veníamos con la intención de probar su menú de Campeonato pero tan sólo lo ofertan los jueves. Tendremos que “hacer un esfuerzo” y acercarnos, creo que merece la pena el viaje.

Elegimos vino, lo hago pensando en mi acompañante. Se que ella es más de fruta que yo. Un albariño que desconozco totalmente. Al final, es más “ácido” de lo que Arantza esperaba y aunque se deja beber fácilmente, no nos ha convencido ni a ella ni a mi. O Vello Bodegueiro 2013. Correcto albariño, sin más. No pasará a ser un vino en mi recuerdo.

Comenzamos el “espectáculo” con el que al parecer es su pintxo estrella. El Huevo Carbonizado. Presentado en un pequeño vaso tapado con una “quesera” de cristal. Aroma a ahumado. Se mezcla todo y se come con cucharilla. Esto está cojonudo. Esto está espectacular. De diez, sin más.



Le llega el turno a la paella de marisco.  Presentada en una pequeña paellera.Curiosa. Está rica pero el nivel alcanzado por el primer plato eclipsa un tanto a este segundo. El arroz como base y un pequeño “huevo de pascua” que al explotar inunda el plato de una salsa de marisco. Muy original y muy logrado.



Txipirones crujientes en su tinta. Con un ali-oli de manzana muy suave. Pequeño “trampantojo” que nos recuerda a unas rabas. Lo curioso del asunto ha sido que tanto a Arantza como a mi, nos ha recordado también en sabor a la clásica raba. Nos comentan que lo hacen todo con txipiron, incluso con la tinta. Serán apreciaciones personales pero raro es que mi prima y yo coincidamos tan claramente en algo.



Rulo de lumagorri (en castellano literal “pluma roja”, es a fin de cuentas pollo de caserío) con hongos.. Volvemos ahora a alcanzar un nivel altísimo en cocina. Será pollo pero con una textura y un sabor que nos puede recordar a cosas distintas. Junto al huevo, son los dos platos a destacar sin duda alguna.





Quizás para ser cena, con un postre iríamos servidos pero ya puestos…. Ella se decide por un taco de bacalao con dos salsas (Ver foto superior).

Por un lado el pil-pil que en este caso tiene todo el sabor y aroma a un buen aceite. No lo consideraría yo pil-pil exactamente.  Por otro una salsa de pisto. En la foto creo que se aprecia perfectamente que es un bacalao de excelente calidad, con unas láminas que se separan sin dificultad alguna. Muy buen producto y ejecutado en su punto exacto. 



Tengo la suerte de que mi compi está un tanto llena y disfruto de parte de su ración.
Yo me voy de cabeza al taco de atún rojo.y sus verduritas. Nuevamente un producto de magnífica calidad y que tiene el nivel perfecto de cocinado. Sellado por fuera y jugoso por dentro. Estupendo.





Les pregunto si tienen algún cava por copas y me dice que sin problemas. Que si quiero probar uno italiano. Concretamente un Belstar. Pues no me ha disgustado. Con un punto ¿dulce? Los paladares son muy peculiares y muy “individuales”. No me ha disgustado en absoluto.

Aunque precisamente hambre no hay, un poquito de dulce habrá que probar. Y nos decantamos por un postre con un nombre muy apetecible. Chocolatísimooooooo. Degustación de diferentes estilos de comer chocolate. Correcto. No ha sido lo más destacable de la cena pero se deja comer.




Cafecito e infusión y Arantza, enamorada de las aguas que se lleva el casco de la que ha bebido y además una de regalo para que pruebe. El agua….. para las ranas. Vivirá eternamente.


Hoy hemos salido a 66 euros por persona. Quizás hemos cenado demasiado. Quizás con dos pintxos cada uno hubiésemos salido menos repletos. 
                       

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