Lo de indagar constantemente en la red
para ver posibles nuevos “objetivos” me suele deparar gratas sorpresas. Hoy ha
sido uno de esos días.
Muy buenos comentarios vertidos sobre
este local han hecho que por fin me haya decidido a hacerles una visita.
Como me ocurre muchas veces y dado que
la luz solar hace horas que ha dejado de iluminar, me pierdo pero de esas
“perdidas-encontradas”. Yo me entiendo. Sé que voy en buena dirección pero
hasta que no veo alguna señal que me dice que he vuelto a acertar…… suelo pasar
mis nervios. Alguna que yo se me ha llegado a pensar que no llegábamos. Por fin
damos con la ubicación del local, sito en el barrio de San Ignacio, zona
tranquila de Durango, apartada del ambiente más bullicioso.
El local tiene una barra donde poder
degustar muchos de sus famosos pintxos y un comedor con capacidad para unos
cien comensales. Buenas mesas, buena separación entre ellas.
Correctamente vestidas. Tanto uno de los propietarios como la camarera de una profesionalidad indiscutible y atentos y simpáticos a más no poder. Explicación perfecta de la composición de cada plato.
Correctamente vestidas. Tanto uno de los propietarios como la camarera de una profesionalidad indiscutible y atentos y simpáticos a más no poder. Explicación perfecta de la composición de cada plato.
Veníamos con la intención de probar su
menú de Campeonato pero tan sólo lo ofertan los jueves. Tendremos que “hacer un
esfuerzo” y acercarnos, creo que merece la pena el viaje.
Elegimos vino, lo hago pensando en mi
acompañante. Se que ella es más de fruta que yo. Un albariño que desconozco
totalmente. Al final, es más “ácido” de lo que Arantza esperaba y aunque se
deja beber fácilmente, no nos ha convencido ni a ella ni a mi. O Vello
Bodegueiro 2013. Correcto albariño, sin más. No pasará a ser un vino en mi
recuerdo.
Comenzamos el “espectáculo” con el que
al parecer es su pintxo estrella. El Huevo Carbonizado. Presentado en un
pequeño vaso tapado con una “quesera” de cristal. Aroma a ahumado. Se mezcla
todo y se come con cucharilla. Esto está cojonudo. Esto está espectacular. De
diez, sin más.
Le llega el turno a la paella de
marisco. Presentada en una pequeña paellera.Curiosa.
Está rica pero el nivel alcanzado por el primer plato eclipsa un tanto a este
segundo. El arroz como base y un pequeño “huevo de pascua” que al explotar
inunda el plato de una salsa de marisco. Muy original y muy logrado.
Txipirones crujientes en su tinta. Con
un ali-oli de manzana muy suave. Pequeño “trampantojo” que nos recuerda a unas
rabas. Lo curioso del asunto ha sido que tanto a Arantza como a mi, nos ha
recordado también en sabor a la clásica raba. Nos comentan que lo hacen todo
con txipiron, incluso con la tinta. Serán apreciaciones personales pero raro es
que mi prima y yo coincidamos tan claramente en algo.
Rulo de lumagorri (en castellano literal “pluma roja”, es a fin de cuentas pollo de caserío) con hongos..
Volvemos ahora a alcanzar un nivel altísimo en cocina. Será pollo pero con una
textura y un sabor que nos puede recordar a cosas distintas. Junto al huevo,
son los dos platos a destacar sin duda alguna.
Quizás para ser cena, con un postre
iríamos servidos pero ya puestos…. Ella se decide por un taco de bacalao con
dos salsas (Ver foto superior).
Por un lado el pil-pil que en este caso tiene todo el sabor y aroma a un buen aceite. No lo consideraría yo pil-pil exactamente. Por otro una salsa de pisto. En la foto creo que se aprecia perfectamente que es un bacalao de excelente calidad, con unas láminas que se separan sin dificultad alguna. Muy buen producto y ejecutado en su punto exacto.
Tengo la suerte de que mi compi está un tanto llena y disfruto de parte de su ración.
Por un lado el pil-pil que en este caso tiene todo el sabor y aroma a un buen aceite. No lo consideraría yo pil-pil exactamente. Por otro una salsa de pisto. En la foto creo que se aprecia perfectamente que es un bacalao de excelente calidad, con unas láminas que se separan sin dificultad alguna. Muy buen producto y ejecutado en su punto exacto.
Tengo la suerte de que mi compi está un tanto llena y disfruto de parte de su ración.
Yo me voy de cabeza al taco de atún
rojo.y sus verduritas. Nuevamente un producto de magnífica calidad y que tiene
el nivel perfecto de cocinado. Sellado por fuera y jugoso por dentro.
Estupendo.
Les pregunto si tienen algún cava por
copas y me dice que sin problemas. Que si quiero probar uno italiano.
Concretamente un Belstar. Pues no me ha disgustado. Con un punto ¿dulce? Los
paladares son muy peculiares y muy “individuales”. No me ha disgustado en
absoluto.
Aunque precisamente hambre no hay, un
poquito de dulce habrá que probar. Y nos decantamos por un postre con un nombre
muy apetecible. Chocolatísimooooooo. Degustación de diferentes estilos de comer
chocolate. Correcto. No ha sido lo más destacable de la cena pero se deja
comer.
Cafecito e infusión y Arantza, enamorada
de las aguas que se lleva el casco de la que ha bebido y además una de regalo
para que pruebe. El agua….. para las ranas. Vivirá eternamente.
Hoy hemos salido a 66 euros por
persona. Quizás hemos cenado demasiado. Quizás con dos pintxos cada uno hubiésemos
salido menos repletos.
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