Buenos comentarios había leído yo de este local y como no
podía ser de otro modo tenía que visitarlo a no mucho tardar.
Así que dicho y hecho que tal y como están las cosas del
mundo últimamente, lo mejor va a ser aprovechar el día a día.
Por primera vez en la historia de mis visitas he
comenzado con buen pie en lo que se refiere a aparcamiento. En la misma puerta.
Si lo veo no lo creo. Será la excepción que confirma la regla.
Zona de barra por un lado y comedor por el otro.
Correctas mesas, correctamente preparadas.
Decoración original. Destacar el más
que amable servicio. Muy atento en todo momento y con ganas de agradar, cosa
que consiguen. Dispuestos a solucionar dudas, no a crearlas. Se agradece.
Original recipiente para el pan que además es variado y
rico en su conjunto.
Para beber primero hemos pedido un par de copas de
txakoli. El Txabarri, de Zalla. Un rico vino blanco que además está cosechando
unos cuantos galardones. Algo estarán haciendo bien. Nos ha gustado mucho.
Mi compi de hoy lo tiene más que claro. No quiere cenar
mucho. Además es de ideas claras. En cuanto lee lo de pulpo….. allá que se tira
de cabeza.
Pues sin lugar a dudas uno de los mejores que hemos
probado nunca. Unos tacos de pulpo a la plancha con crema cítrica de patata
confitada y arena de pistachos. Un toque moderno a un producto de excelente
calidad y tratado de manera estupenda. Muy pero que muy rico.
Como queremos “cuidarnos” pues de segundo compartimos una
ensalada de pollo crujiente. Dejo que Aran devore la mayoría del pollo puesto
que sé que el próximo plato ni lo va a tocar. Destacar en esta ensalada algo
que desgraciadamente no es demasiado habitual. La cantidad más que generosa del
ingrediente principal. Sin engaños, sin disimularlo con verdes y más verdes que
últimamente tan normal parece ser. Buena ensalada.
Yo tengo antojo y me apetece un montón. Así que me pido
un sashimi de atún con su punzu. Acompañado por un poquito de wasabi. La ponzu
no es otra cosa que una salsa cuyo ingrediente principal es la soja. Típica al
cien por cien en la cocina japonesa. Ahora ya se que para disfrutar del wasabi
en su justa medida, lo mejor es mezclar un poco en la salsa de soja y así
tenemos el picante y el salado a la vez. Pues de nuevo buen producto y bien
trabajado.
Para acompañar el atún he pedido una copita de cava. Como
no tienen más pues…. contigo…..Jaume Serra. Un cava correcto, sin más pero que
por su precio tampoco podemos pedir peras al olmo. Se deja beber.
Como siempre la cuestión dulce parece que siempre
encuentra un hueco en nuestros estómagos. Original presentación de la carta de postres.
Todo chocolate. Tres texturas. Rico, muy rico. Casi más
cuatro que tres son las texturas. Un chocolate líquido, un helado de chocolate
blanco, una “tierra” de chocolate y un brownie. Perfecta conjunción, más aún
para un chocolatero como yo.
Un cortadito y una infusión completan la cena que ha
supuesto un total de 41 euros. Luego decimos que salir a cenar es caro. O luego
nos vamos a esos locales donde pagamos esto o incluso más por comer…… cualquier
cosa. Pero bueno , así somos y así seguiremos siendo.
Evidentemente con estos precios y estas calidades me verán
por allí.
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