Era imperdonable no haber visitado este restaurante. Lo
había intentado en un par de ocasiones pero no fui lo suficientemente rápido y
estaban completos.
Esta vez y sabiendo que agosto no es un mes fácil, lo
hice con tiempo de sobra. Algunos días suelo pensar que para lo poco “viajero”
que soy, me da poca pereza. Desde que he salido de casa hasta mi vuelta, han
sido 250 kms en coche pero casi siempre me merece la pena, hoy también.
En una zona totalmente turística, donde aparcar ha sido
un tanto complicado, en primera línea de playa, se encuentra este
hotel-restaurante propiedad de un cocinero del que poco o nada se puede decir
pues todo está sabido.
Cada cual tendrá su opinión sobre él pero desde luego que
indiferente no deja a nadie y que a mi personalmente me ha hecho pasar unos
cuantos buenos ratos viéndole. Pelos en la lengua pocos, pero que muy pocos.
Hemos pasado ya el ecuador de este mes de agosto y por
estos lares la temperatura nocturna comienza a ser ya un tanto “fresca”. No
hace noche de terraza precisamente.
El restaurante, situado en un palacete muy bonito tiene
un comedor grande y que está repleto. Tienen dos turnos de dar de cenar, a las
8.30 y a las 10.30. Lógicamente el segundo es el que más se amolda a nuestras
costumbres.
Las mesas de dos están situadas al fondo, junto a los
ventanales que dan directamente al paseo de la playa. Al ser de noche nos sirven más para ver al resto de los comensales reflejados en sus cristales. Son mesas de correcto
tamaño y bien vestidas.
Las copas de vino, de tamaño un tanto reducido.
Posteriormente, hablando con las simpatiquísima castellonense que nos ha
atendido, se lo hemos comentado y nos ha dicho que si se lo hubiesemos
comentado, sin problema alguno nos las hubiese cambiado. Al parecer para vinos
de más nivel sacan copas más “elegantes”.
Había que probar aquí su txakoli, el K5 pero mi compi es un poco "complicada" para los vinos así que primero pedimos una copita para probar. A
mi sí me gusta pero sabía que a ella no le iba a hacer demasiada gracia. Es un
vino con acidez y al final dentro de su oferta de blancos, que no es demasiado
variada, nos quedamos con un Terras Gauda 2013 que este sí se que va a ser del
agrado de Arantza.
Disponen de un menú degustación a muy buen precio pero mi
prima iba ya con alguna cosa en mente y no se amoldaba a sus “antojos”.
Nos ofrecen un par de aperitivos en foma de txupito de
salmorejo y una cucharilla con una crema que no recuerdo exactamente lo que
era. También nos dejan una botella de un aceite de oliva firma de la casa. (Ver foto superior).
Los aperitivos han resultado correctos, sin emocionar y
lo que nos ha encantado sobremanera ha sido el pan. Un par de txapatas
crujientes, con mucho sabor a cereal y de las que no ha quedado ni rastro. Muy
ricas.
Comenzamos con una terrina de foie con sus mermeladas de
manzana y frambuesa. Viene acompañada de unos panes tostados. El foie es de
buena calidad y está co.jonudo. A mi me va más sin agragarle dulzor aunque
reconozco que son buena pareja de baile.
Estando en el tiempo que estamos, siendo sugerencia de la
casa y siendo otro de los caprichos de mi compi, pues no podíamos pasarlos por
alto. Unos pimientos verdes con jamón.
El jamón está de rechupete pero los pimientos están
mejores aún. De tamaño bocado, tan bien hechos que uno se pueden comer enteros,
sin dejar nada. Realmente están ricos-ricos. Mejor definición estando donde
estamos……
De platos principales nos decantamos por:
Merluza rellena de txipirón. Buena ración de la que he
catado un trozo y realmente está bien hecha. Lleva por encima una salsa tipo
bizkaina y unas hierbas que dice mi acompañante que sobran. A fin de cuentas la
decoración es muy personal. Realmente ha sido un buen plato y el plato limpio
siempre es una buena prueba de ello.
Hoy andaba yo un poco antojica de carne y me he decantado
por el solomillo de vaca con pimientos morrones. No me arrepiento de la
elección. Un buen trozo de sabrosa carne en su punto exacto y con esa sal que
me encanta por encima. Un puré de patata en la base y unos pimientos rojos
asados que están casi mejores que los verdes, de acompañamiento.
Si algo tenía claro Arantza era el postre que iba a
cenar. Estamos donde estamos y los postres tienen su fama y talento así que lo
mejor será una pequeña degustación de ellos.
Copa de cereza, pastel de arroz, torrija, helado de
queso, vasito de nata con kiwi, coulant de chocolate. Todos ellos estaban muy
ricos y además he tenido la inmensa suerte de que nos hemos entendido a la
perfección. Lo que más me apetecía a mi ha sido lo que menos le llamaba la
atención a ella. Hemos hecho un “maridaje” estupendo. Ese pastel de arroz y esa
torrija estaban estupendas.
Un cafecito acompañado de una galleta de mantequilla y
una cereza con chocolate blanco y una infusión han dado por terminada la
velada.
El total abonado han sido 103 euros. Me parece un precio
muy ajustado para lo degustado. Me parece una cocina al alcance de casi todos
los bolsillos en un paraje idílico. Creo que a fin de cuentas es lo que él
quiere, que su restaurante sea tan popular como él mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario