Tomando
un cafecito estaba con unos amigos, ambos muy relacionados con el mundo de la
gastronomía cuando me enseñaron una noticia que aparecía en un periódico sobre
la apertura de un nuevo local en la capi. Según el periódico se trataba de un
bar restaurante con un diseño muy bonito y cuyo cocinero tenía un recorrido
más que interesante. Pues enseguida cogí el teléfono y reservé una mesa para cenar
este sábado pasado.
Además
una parte de la noticia me animó aún más. Según la periodista la carta de cava
y champagne del citado local merecía una mención especial. Y a día de hoy me
llaman tanto lo buenos vinos como la buena comida. Especificaban también que a
las noches trabajaban exclusivamente con carta, no con menús.
A
la hora convenida nos acercamos hasta el nuevo espacio y comprobamos que
efectivamente se trataba de uno de esos bares modernos con opciones
interesantes en barra de raciones variadas y con unos cuantos vinos por copas.
Eso sí, yo miraba por todos lados y no encontraba esos espumosos por ningún
lado.
Los
que gestionan el local lo hacen también con el Zaka donde he cenado ya en
alguna ocasión y tengo buen recuerdo, por cierto.
Pasamos al pequeño comedor situado al fondo. Mesas de tamaño
medio pero tenemos la suerte de que nos permitan sentarnos en una de cuatro
comensales que siempre hace que la velada sea mucho más cómoda. Como es normal
estaba todo reservado.
Una
vez aposentados nos acercan una tabla con la carta (foto superior) y mi sorpresa es mayúscula.
Tanto que intento encontrar las hojas “escondidas” que luego no existen. Como
podéis ver se trata de una carta de picoteo con raciones variadas pero es con
lo que trabajan en horario nocturno. Al mediodía sí que ofrecen menús. He
tenido suerte y un amigo ha pasado por aquí y me ha prestado alguna de
las fotos que ha sacado para que podáis ver alguno de los platos que ha
degustado. Mi amigo es muy de fiar en asuntos del comer y si él dice que se come
bien no voy a ser yo quien se lo discuta. Eskerrik asko Oscar.
Pues
una vez subsanado el malentendido sobre la cuestión sólida les pido que me a
cerquen la carta de vinos. No la tienen preparada en papel y me pregunta sobre
lo que nos apetece. Le comento que queremos un vino espumoso, bien un cava o un
champagne. De nuevo sorpresa cuando me comenta que disponen tan sólo de un
espumoso francés, el Grandin. Un vino elaborado con el método tradicional pero
que no llama especialmente mi atención.
Así que mi gozo en un pozo. Me propone
que una de las camareras se acerque hasta su otro local para traerme una
botella de cava pero en ese
momento me dice que tienen Mumm pero que lo tiene caliente. Mi rostro se relaja
un tanto y le digo que con una cubitera en pocos minutos tendré algo que
realmente me haga disfrutar de la cena. Algo es algo, hemos solucionado el
asunto del beber.
Tras
centrarnos ya en el asunto del comer y ver que las opciones para Aran no son
demasiado variadas comenzamos con una ración de jamón y chorizo. Ambos de buena
calidad y muy ricos. Eso sí, al ser ligeramente picante el chorizo el resultado
ha sido que casi no pruebo el jamón. Repito, ricos ambos, de calidad.
Nos
ponen su ensaladilla por la nubes así que tenemos que probarla. Comprobamos que
está realmente rica. Suave, sin sabores extraños ni tonterías. Muy agradable,
la verdad.
Como
tercera propuesta nos quedamos con unas croquetas de txuleta . Buena ración de
unas estupendas croquetas con mucho sabor y bien elaboradas. Disfrutamos de
ellas.
Mi
compi está llena, la verdad es que ha cenado bien para ser ella. Y el camarero
me propone probar sus callos a la bizkaina. Qué más quiere uno. Me saca lo que
según él es un pequeño pintxo. Yo diría que es una ración y además generosa.
Pues a cuchara para evitar en exceso el uso del pan me la meto entre pecho y espalda.
Están cojonudos. Tanto que este plato me ha hecho olvidar la pequeña
decepción de la experiencia de hoy. Que se entienda que yo iba a una cosa y me
he encontrado con otra. Hemos disfrutado mucho de su cocina que merece la pena
pero que conste que su propuesta nocturna nada tiene que ver con lo anunciado
en prensa. Rico picoteo, muy rico y algunas opciones de vinos por copas tanto
en tintos como en blancos pero como podéis comprobar en asuntos espumoso la
cosa es más bien escasa.
Una infusión y un cafecito bien presentado y abonamos los 66 euros de la cuenta.
Me han invitado a la ración de callos, eskerrik asko por el detalle. El
champagne se lleva la mitad de la cuenta por lo que aquí se puede cenar por
buen precio sabiendo a lo que se viene.
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