Hoy he cumplido uno de mis
sueños. Muchos años con la idea pero por una u otra cosa nunca terminaba de
animarme. Desde luego que “futbolero” no soy precisamente pero el Athletic es
otra cuestión….. sus penas y alegrías han sido también mías. Así que el hecho
de no haber entrado jamás en ese “templo” me tenía un tanto preocupado.
Pero han montado allí un
restaurante y eso ya es otro cantar. Desde el día de su inauguración lo tenía
en mente y hoy, por fin, me he quitado el antojo.
Además forma parte de un
“cuarteto” cuyos otros 3 miembros me han dado muchas satisfacciones: Andra Mari, Aretxondo y Aizian.
Junto a la entrada 14 de La
Catedral se encuentra situado el acceso al restaurante. Un ascensor te lleva
hasta el primer piso y allí te encuentras con un espacio donde poder tomar algo
antes de entrar a cenar, como no podía ser de otro modo, de estilo inglés.
La sensación es de amplitud.
En cuanto me siento en la mesa mis ojos se abren como platos. No me puedo creer
lo que estoy viendo. Allí, delante mío, se encuentra por fin el césped de San
Mamés. Iluminado por esas lámparas especiales que son el sustituto del sol para
conseguir que esa hierba se mantenga como es debido.
El servicio es muy
profesional, amables pero sin “entrar al trapo”. Nos acercan las cartas. Nos
explican estupendamente las opciones de menús. Recalcan que si cualquier cosa
no es de tu gusto no hay problema en hacer algún cambio.
La carta de vinos es
reseñable. Muy buen servicio del vino, presentación, descorche, cata y servicio continuo en su justa medida. Tengo para elegir. Ya había echado un vistazo en la web y venía con
la idea clara pero las añadas han hecho que la opción haya variado.
Los que yo tenía en mente son demasiado
jóvenes aún. Pero el responsable de sala encuentra una botella de 5 añitos y
encima me da la opción de catar una copa y si no es de nuestro agrado poder
elegir otra. No se hace necesario. Nos ha gustado. Un Pairal del 2011. Del
Penedés. Uva cien por cien Xarel Lo. Fermentado en barricas de castaño de 450
litros y con un “reposo” de dos años antes de salir al mercado.
Vino muy de mi gusto, se nota
la madera pero en su justa medida. El color ya comienza a “verdear”, señal del
paso de los años. Acidez muy comedida pero presente y gana enteros a medida que
pasan los minutos. Un vino, como ya deberíamos saber que se disfrutará mucho
más si lo mantenemos a una temperatura de unos 14 grados. Así que nada de
cubiteras. Buenas copas Schott de excelente tamaño.
El pan de varios tipos,
pequeños panecillos. Quizás la parte que menos me ha convencido, por los 3 euros por barba preferiría que
fuese una oferta más de “pan-pan”.
Un aceite de arbequina de la
zona de Laguardia y un cojonudo bombón de foie que explota en boca nos sirven
como aperitivo de la cena. Esto empieza bien.
Algo había leído por ahí de
que si las raciones son pequeñas…… en base a ello igual nos animamos un poco
más. Descubriremos que no hay que fiarse demasiado de algunas opiniones.
Compartimos una estupenda
ración de croquetas. Media docena de unidades, De tres sabores distintos. Jamón
de bellota y queso Idiazabal, txipirones y rabo con piquillos. No sabría decir
con cual me quedo. Todas a un nivel sobresaliente. Muy ricas. Con sustancia.
Estoy con Aran. Es superior a
sus fuerzas…. Así que pulpo a la parrilla con setas y crema de patatas. De
nuevo calidad excelente y buen punto del pulpo. No es “puré”.
Arantza se decide por una
merluza rellena de txangurro, jugo de galeras y langostinos asados. Pena de
foto y pena de no poder comparar con algo. Ración más que generosa. Tanto que
no ha podido con todo. Muy sabrosa y con mucho sabor a txangurro. Perfecta la
conjunción de sabores para poder saborearlos.
Yo he leído aquello de…..
callos, morros, patas…… y me pasa como a ella con “su pulpo”. Asi que, presentado en una cazuelita de
hierro forjado preciosa me sacan una ración de callos preparados a la manera
tradicional, con su salsa bizkaina. Tan sólo he echado de menos un poco de
picante. Están muy ricos y en su punto. Además la ración es casi para poder
comer dos personas. Mira que me gustan pero me ha costado poder con ella. Muy
ricos.
Tenemos un poquito de sitio y
más si es para algo dulce. Así que dejo que mi compi decida. Lo sabía, no tenía
duda alguna, una Torrija, dulce de leche, compota de manzana y helado de galleta. La compota de manzana que
sirve de “tapa” a la torrija me la como yo y ella da buena cuenta del resto.
Muy jugosa. Dulce pero sin empalagar. Buena compañía la del helado.
Terminamos con una infusión,
un rico cafecito y unos detalles chocolateros estupendos “fin de experiencia” .
El total abonado hoy ha sido
de 113 euros. El vino sale por 21 que por cierto no está precisamente
“inflado”. Buenos precios en general. Me parece una relación calidad-precio
buena. Aquí casi deberían cobrar un extra que bien pudiera denominarse
“impuesto a las vistas”.
Su página web: www.sanmamesjatetxea.com
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