10 de enero de 2015

RESTAURANTE MIGAEA (GETXO): Elegancia a precios populares.

Son fechas muy complicadas y tras algún intento fallido para cenar en alguno de los que tengo pendientes en Bilbao, al final me decanto por visitar este restaurante de Getxo que ya he visitado en un par de ocasiones,
Siempre que como en este local, viendo su elegante comedor, pienso en otros tiempos. Estamos donde estamos e imagino aquí a ciertos personajes de “cartera muy alegre” dándose unas tremendas comilonas sin preocuparse demasiado de la cuenta final.
El local es elegante. Tiene una terraza cubierta de la que ya he disfrutado y el comedor es muy elegante. Quizás ya un poco demasiado clásico pero a mi personalmente me gusta el estilo. Mesas de tamaño amplio, estupendamente vestidas, indiferentemente de la opción que elijas vas a comer igual de cómodo. No puede uno comer todos los días una hamburguesa en semejante entorno.



Ahora las cosas han cambiado y mucho. Por lo pronto el restaurante ofrece opciones que hace tiempo no era necesario ofrecer. Menús incluso de hamburguesa, eso sí, con champagne.



 Tiene un menú degustación y uno por el que hemos optado hoy, llamado “de todo un poco” que supone 35 euros todo incluído. Además dan la opción de cambiar el vino descontando el precio del del menú, cosa de agradecer cuando no te da lo mismo lo que beber.

Nosotros nos decantamos por un txakoli que no conocía, concretamente un Berroja. Elaborado con un 80% de Hondarribi suri y un 20% de Riesling y macerado sobre sus propias lías durante unos meses. De color amarillo pajizo y realmente suave. Nariz afrutada, paso por boca muy agradable y muy poca acidez. A Arantza le ha encantado lo cual quiere decir que es un vino muy fácil de beber.

Buenas copas y buena vajilla. Al cambiar de vino también nos cambian las copas. Le comento que si está frío no es necesario que nos traiga la cubitera pero al final la coloca dejando el vino fuera por si nos es necesario más tarde. No la utilizamos.
Mi compañera bebe agua, es mujer sana así que una botella mediana de Bezoya y dos panes tipo chapata, normalitos, decoran la mesa antes de la llegada del primero de los platos: 

Rodajas de tomate trufado. No estamos precisamente en tiempos del tomate. Cortado en rodajas finas, muy finas. La piel está dura, cosa normal, así que estorba un tanto. El sabor está muy logrado, muy sabroso.



Le toca ahora el turno a las Láminas de magret de pato con virutas de foie y reducción de Pedro Ximenez. Bonita presentación y conseguido conjunto. Eso sí, el corte es excesivamente fino, todo ello no llenaría una cuchara sopera. Reconozco que al final casi he agradecido el tamaño puesto que el menú en su conjunto es suficiente.



Cuatro Gambas blancas a la sal, también de pequeño tamaño y hechas a mi gusto, poco.
Sabrosas y que desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Ricas.



El siguiente plato ha sido para mi y quizás también para mi prima, el mejor de la noche, Pimiento rojo asado en casa relleno de rape y langostinos, con salsa de nécoras.
Huele estupendamente. Se nota perfectamente que no es pimiento de bote o que si lo es, está muy bien trabajado. El relleno muy sabroso y acertado. Salsa muy rica. Un plato muy bien conseguido.



Pasamos a la  Berenjena gratinada con parmesano, rellena de cabrito y verduritas. Sorpresa sabrosa. No soy yo demasiado de berenjenas, lo contrario que ella pero el relleno poco tiene de vegetariano. Cantidad agradecida de carne, se percibe ya en nariz el cabrito. Este también ha sido un buen plato que el toque de parmesano lo hace mucho más atractivo aún.



El último plato salado, las Tiras de entrecotte a la leña con patatas a las especias es el único que se presenta al centro para compartir. Con este plato hemos pasado un rato estupendo puesto que desde el principio al fin no terminábamos de ponernos de acuerdo. Al principio el olor de las partes exteriores daban la sensación de que era una carne un tanto pasada pero los trozos principales, los centrales, estaban realmente jugosos y sabrosos. Sensaciones quizás…… Las patatas fritas tremendamente originales. A mi prima le han gustado mucho más que a mi. Yo soy de patata con sabor a patata y estas, ya lo anuncian en el nombre, llevan especias varias que no hemos sido capaces de enumerar. El pimentón era lo más destacable pero allí había algo que les daba un sabor muy característico, que me llevaba a algo probado ya pero que han guardado en secreto. Me parece bien.



El camarero nos da la opción de cambiar el postre ofertado por alguna tarta de las caseras que tienen. Arantza decide quedarse con la Torrija de pan empapada en leche, acompañada de helado de vainilla crocante casero. Rica de sabor pero un tanto seca. Para mi la torrija debe estar más bañada, más esponjosa. El helado es una buena compañía para este ya muy clásico pero rico plato.



Yo me decanto por una tarta de manzana que está rica, quizás un tanto “chicloso” el hojaldre pero como dice la estupenda pastelera que comparte mesa conmigo, es un tema complicado de trabajar. No destacaría yo los postres en la cena.



Salimos a la terraza a tomarnos nuestro correspondiente cafecito e infusión y abonamos la cuenta. 82 euros en total. Descuento sustancioso del vino, cosa de agradecer y cafés a precio bastante arreglados y más para estar donde estamos.
Pues cenar así por este precio en un local de esta categoría me parece que merece la pena. Volveremos sin duda pero por el camino tenemos demasiadas cosas para visitar.

Su página web: www.restaurantemigaea.com

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