27 de abril de 2018

RESTAURANTE AbOIZ (GARAI): Caray con Garai.


Aprovechando que el día sigue alargando y la noche se hace un poco más de rogar, nos animamos a acercarnos hasta este pequeño pueblo situado en pleno Durangesado.

La sorpresa ha sido morrocotuda, no imaginaba yo encontrarme con un paraje tan bonito. Entre montañas, con unas casas muy cuidadas y además con una buena oferta de locales donde poder tomar algo o incluso degustar una buena comida.
Mientras nos tomamos unas ricas sidras, charlamos con un joven que nos cuenta alguna cosilla de la zona. Nos aconseja acercarnos al mirador desde donde la vista es magnífica. La “vaguitis” nos hace dejarlo para otro día pues evidentemente aquí volveremos.

A la hora convenida nos acercamos al restauratne AbOiz. Un caserío completamente restaurado. Impresionante. Enorme, precioso. Un lugar idílico para una romántica jornada y donde su principal modo de vida son las bodas. Desde luego que pocos sitios mejores se me ocurren para celebrar semejante evento.

Entramos al comedor. Todo muy bien decorado. Mesas amplias y perfectamente vestidas. Servicio amable, profesional y atento en todo momento. Hoy, a pesar de ser sábado, tan sólo nos acompañan los que al parecer son los propietarios del local que han venido a cenar. Al menos así no nos sentimos solos.
De aperitivo unas cojonudas antxoas que, como siempre, tengo que degustar sin compañía. No sabe esta chica lo que se pierde......


Doy mucha importancia al pan y hoy hemos degustado un par de ellos, ambos muy ricos.
Para beber, me decanto de nuevo por unas ricas burbujas catalanas. Un Recadero Brut Nature. No es el mejor de la bodega pero está rico. Burbuja fina, toques de fruta pero con un final un tanto “amargoso” que siempre consigue que la botella dure hasta el final de la cena.
Para compartir comenzamos con unos raviolis de txangurro. Sobre una estupenda crema y con una espuma con sabor marino. El conjunto es destacable y muy sápido. No escatiman el producto así que esto sabe a txangurro. Muy ricos, la verdad.

Seguimos con unas croquetas de cocidito de Amama Modes. De nuevo podemos degustar unas más que ricas croquetas. En su interior la carne de cocido abunda. Están más que ricas y muy bien cocinadas.

Hoy hemos vuelto a ser clásicos. Hemos jugado a caballo ganador. Aran se decide por unos medallones de rape y guiso de carabineros. Una ración más que generosa de un estupendo pescado muy bien preparado. No es capaz de terminarlo pero ha disfrutado muchísimo que es lo que cuenta.

Yo tengo un “problema” con el asunto de los callos y morros en salsa bizkaina. Es verlos en carta y no poder evitar caer en la tentación. Así que me voy a hacer un experto en este plato y mira que los he comido ricos de ganas. Pero siempre disfruto con ellos como si fuese el primer día. Presentados en preciosa cazuela y además en ración enorme que hace que incluso tenga que dejar unos pocos. Finos, suaves, sabrosos…Aquí un buen pan es imprescindible para "limpiar el fondo".

He visto alguna cosa más que apetecible en su carta de postres pero hoy no podemos con ello Una pena. Bueno, otro motivo más para volver.

Salimos a la calle. Aunque ya se hace necesario echarse la chaqueta por encima. Una infusión y un cafecito acompañados de unos ricos detalles hacen que pasemos un buen rato en la terraza exterior. Charla con la amable camarera y abonamos los 123 euros de la cuenta. Creo que es un precio justo por la experiencia vivida.

Si no conocéis el pueblo os lo recomiendo y desde luego que tampoco os va a decepcionar el restaurante. En ningún aspecto.Me alegro infinito de haberme animado. Lo dicho, Caray con Garai.

No hay comentarios:

Publicar un comentario